Y usted gilipollas, Sr. Múgica

Los que visitan esta bitácora saben que no utilizo muchas palabras malsonantes. Lo digo por lo de gilipollas, por cierto que es de esas palabras que al pronunciarlas te llenas la boca. Como tampoco soy un remilgado y no creo en lo de la otra mejilla, he encontrado apropiado este palabro. Gilipollas según el DRAE es adj. coloq. Tonto, lelo.

Pués bien, Sr. Enrique Múgica Herzog, defensor del pueblo, el epíteto es para usted, dedicado con nombre apellidos, apodo, firma, sello, santo y seña. ¿A que sabe usted por qué?

Había leído hace días sus declaraciones y me vinieron ganas de contestarle, pero hoy, casualmente, las he vuelto a ver y no he podido resistirme.

Usted forma parte del caballo de Troya que el PP tiene metido en el PSOE, encabezado por ese maravilloso triunvirato que son, Bono, Vázquez y usted mismo. Cualquier decisión dudosa, no tiene dudas, a usted mismo se lo he oído, defiende el centro político, aunque ya sabemos quién dice que defiende el centro, o sea, la derecha. Usted tiene el carné del PSOE como yo la tarjeta de El Corte Inglés, que me la hizo un vecino porque le daban mil pelas de la época y no la he usado en mi vida.

Hemos aguantado porque usted debería ser la ley, que pase de temas candentes, que se posicione siempre con Israel en contra de Palestina, que no intervenga en casi nada para no arreglar nada, que se posicionara en contra de Garzón antes de pronunciamientos de la Audiencia, ahora bien, lo que no sabíamos es que además insulta. Y mire por dónde, hasta ahí hemos llegado, si usted cree que desde su pedestal puede insultar ha perdido el juicio.

Mire usted, este país es libre. Puede, como ha hecho, ir a la COPE a que le entreviste esa señora que alienta a las masas fanáticas contra su partido y contra el sentido común, pero no que cuando le preguntan que diría a los que consideran que el toreo es una tortura, conteste: "a los tontos no se les puede convencer de nada”. Podía usted haber dicho, "lo dicen porque no entienden", "hay que verlo desde otro punto de vista" o cualquier otra cosa, pero no, usted desde su púlpito de defensor de derechos humanos, no sólo disfruta con los toros sino que a los que no les gusta, les llama tontos. ¡Sí señor!

Y además añade, refiriéndose a los toros, con ese desparpajo que le caracteriza: "O se cree o no se cree, es sensibilidad suprema. Esa es una sensibilidad que yo tengo. ¡Vaya a los tontos a demostrarles nada. No cabe la demostración!"

Vamos que lo de gilipollas no sé si es más por haberme insultado o por lo de la sensibilidad. Pues sí, es verdad lo de la sensibilidad pero no como usted lo interpreta. Estoy convencido de que excusarse con anteponer una sensibilidad artística ante tamaña carnicería es sólo propio de mentes y sensibilidades sádicas. Y ahí estamos, cada uno en su sitio.

Mire, retiro lo de gilipollas, estoy más por llamarle enfermo sádico, porque gilipollas no le va a retirar de su cargo, sin embargo, lo mismo si consideran su enfermedad mental, le dan de baja.

Salud y República