27 octubre 2017

El Parlament proclama la independencia y el Senado aprueba el 155

El sentimiento independentista de una parte de los catalanes ha llenado su vaso. Todo son abrazos, besos y felicitaciones. Pero, ¿cómo terminará esto?

Ya sabemos que los independentistas han cometido errores, pero ahora, con toda la fuerza mediática española puesta en órbita, parece que sólo los errores independentistas nos han llevado a esta situación. Y no es verdad. La responsabilidad del Partido Popular ha sido notable.  

Más que nunca, tenemos la obligación de pensar en el camino que ha conducido a esta independencia, probablemente efímera. Las responsabilidades han de quedar al descubierto.

Aquí no hay un pueblo, el catalán, malo que se ha enfrentado a un Estado, bueno. Falso, partir de esa premisa significa un desconocimiento tremendo, además de un error total.


Todo empezó con un agravio garrafal contra Cataluña. El PP se empeñó en cargarse el Estatuto y encendió la mecha que extendió el fuego independentista. Un estatuto aprobado por el Parlament, el Congreso de los Diputados y, en referéndum, por el pueblo catalán fue llevado por los peperos al Constitucional, que se lo cargó. Algo increíble, y más si recordamos que algunos de sus artículos, declarados inconstitucionales, están presentes en otros estatutos como el andaluz o el valenciano, hoy en vigor.

Y la pregunta es de nota. ¿Hubieran los independentistas seguido el mismo camino de haberse respetado el estatuto que fue aprobado? No, rotundamente no, Yo creo que esa mecha encendida fue la que ha hecho crecer independentistas que vieron lo injusto de la medida. Y a eso, debemos añadir la inacción de un presidente, como Rajoy, incapaz de ver la gravedad del problema y que ha dejado pasar el tiempo sin mover un dedo, hasta que la escalada de las acciones ilegales independentistas le han llevado a aprobar el 155. Por cierto, un camino que el PP ha llenado de represión, de incompetencias, de silencio, de odio y con encarcelamientos. Sin la más mínima humildad y sensibilidad, con la fuerza de saberse más poderoso.

Rajoy no se puede ir de rositas. Aplicara el 155 –ya veremos de qué manera y a qué precio— y se quedará tan tranquilo. Sabe, perfectamente que esto le puede dar más votos en el resto de España. Y está claro que es de lo que se proponía. Olvidar la corrupción, las desigualdades, los recortes y atizar el fuego de la catalanofobia, todo eso le sirve para sus fines: ganar las próximas elecciones. Al menos así lo cree.

Punto y aparte merece la mención al Senado. Una institución casi muerta, con una inanición casi total ha servido para algo: Ser verdugo. Ahora entendemos su inutilidad, una institución donde el PP, a pesar de haber obtenido el 33% de los votos en el Congreso de los diputados, obtiene el 62% de los senadores.

Está claro que el Senado (cuya tarea es inútil en el 99% de su labor) ha encontrado un motivo para ser relevante: ser arma arrojadiza a favor del grupo mayoritario –absolutamente crecido por una ley electoral injusta—, esa ha sido su labor. ¿Alguien puede decir qué otra decisión importante ha tomado el Senado durante los cuarenta años que tiene de existencia? Ninguna. Este cementerio de elefantes sólo ha servido, hasta ahora, para enterrar en vida –por cierto, en muy buena vida— a cargos que han dejado de ejercer su función principal o que son promesas en ciernes.

La única solución al proceso catalán era unas elecciones anticipadas, pero el afán independentista inútil, por un lado, y las intenciones de dar la puntilla al rival y no dejarle ni respirar, por otro, ha hecho que este tren descarrile. Habrá que pedir responsabilidades. Puigdemont ha podido frenar el proceso convocando elecciones y Rajoy no ha querido sentarse a dialogar y ha preferido jugar fuerte aunque este juego le lleve a quedar como el presidente que forzó la independencia catalana, ya veremos a qué precio.

Hay que volver a la cordura y, por difícil que sea, iniciar un diálogo para que este episodio pase lo más rápidamente posible y se encuentre una solución a la demanda de la sociedad catalana, que sin duda pasa por un referendo acordado. No vale la represión, el 155 es un instrumento que dará mayores problemas. ¡Al tiempo!

Y como diría un ateo: “Que dios nos coja confesados

Salud y Republica
  
P.D. ‘Encomiable’ la labor de equilibrio del PSOE, capaz de apoyar al PP –decir sí, no, un poco, quizá al 155-- siempre de la mano de su partido amigo, con el que piensa seguir repitiendo el bipartidismo histórico ¡Toquemos madera! De Ciudadanos poco que decir, cada día más cercanos a la extrema derecha y más unidos al PP y locos porque su Inés Arrimada se arrime cada vez más a la presidencia de la Generalitat.


¡¡LIBERTAD PARA LOS JORDI!!

17 octubre 2017

Cataluña: ¡Otro inmenso error! Y van…

¿Cómo pueden ser tan torpes? ¿Acaso es lo que buscan? Una detrás de otra, el gobierno español y sus instituciones adláteres están siguiendo el camino del enfrentamiento. En vez de tratar de solucionar el problema, echan más gasolina al fuego catalán.

Hay que estar ciegos. Y lo están. El PP y sus instituciones españolistas (que no españolas) están jugando a la Victoria y parece que no van a cejar hasta que lo consigan. En vez de sentarse a dialogar, quieren que los independentistas se arrodillen y se humillen, y además meterlos en la cárcel. Hay que escuchar las declaraciones del PP y de Ciudadanos para darse cuenta de lo felices que les ha hecho el encarcelamiento de Sánchez y de Cuixart.

¿Cómo es posible ir a la cárcel por dirigir asociaciones civiles que propugnen la manifestación pacífica a favor de la independencia? ¿No va contra el derecho de manifestación y de libertad de opinión? Han traspasado el límite y hoy han vuelto a poner en marcha la máquina de fabricar independentistas. ¿Hasta cuándo?

¿Cuándo se enterarán que pueden frenar por la fuerza este proceso, de forma temporal,  pero que es imposible que sin diálogo se encuentre una solución definitiva? Se han empeñado en quemar las naves y lo están consiguiendo, son verdaderos provocadores. Y que no vengan con el cuento de la división de poderes, ya sabemos quién corta el bacalao en las instituciones del Estado. ¿Acaso debemos recordar como se elige el Poder Judicial o quién escoge al Fiscal del Estado?

La solución empezaba por haber contestado a la carta de Puigdemont con la aceptación de un diálogo desde cero, sin prejuicios por ninguna parte y si fuera necesario con una parte mediadora en el conflicto. Pues bien, en vez de dialogar –algo que el PP, por mucho que diga, siempre ha evitado— ahora ponen otro obstáculo al diálogo, la encarcelación de los dos líderes civiles más importantes del independentismo y seguirá, por si fuera poco, el 155.

Ni con golpes, ni con tribunales amañados, ni con presos políticos, ni con leyes represivas se puede solucionar nada. Muy al contrario, se proclaman héroes y se enardecen y endurecen las posiciones. No, así no. Con la legalidad están combatiendo a millones de catalanes que no se ven representados por la misma. ¿De verdad hay alguien que piense que así se puede solucionar algo? Vamos a la deriva. Y luego dirán…

Por cierto, la alegría de Ciudadanos, ese partido falangista que apoya a sus amos, es coherente. Se alegran y mucho, es lo que están buscando. Menos comprensible es la tibieza del PSOE que, aunque añada matices, sigue apoyando las barbaridades de este gobierno y sus instituciones, y para constatarlo retiran la reprobación a Sáenz de Santamaría.

Hoy, soy más pesimista que ayer. Y me temo que menos que mañana. No quieren convencer, quieren vencer a toda costa, que para eso tienen la fuerza. Han enterrado la política para sacar sus armas. Quieren infundir miedo y claramente se equivocan. Lo peor es que lo pagaremos todos, y ellos se irán de rositas…

Salud y República  

12 octubre 2017

El ‘A por ellos’ se acentúa en Cataluña

Puigdemont ha tenido que frenar, a pesar de que mantenga falsamente el pie en el acelerador. Era difícil poder ganar la batalla con esa asimetría de fuerzas. Un Estado poderoso siempre tiene las de ganar, aunque nunca se deben olvidar ciertos hitos históricos que desmienten esa aseveración. A corto plazo, la cuestión está casi zanjada. No queda otra que unas nuevas elecciones en Cataluña, bien sea porque la ruptura con la CUP le obligue a Puigdemont, o bien porque desde Madrid se imponga el 155, y a continuación se proclamen. No veo otra salida.

El Govern ha sido requerido por el gobierno central para que aclare si ha declarado la DUI. En caso de que diga que sí o que evite contestar, el gobierno tiene previsto aplicar el 155. En caso de que diga que no, la CUP romperá con Junts pel Sí.

Todo menos el dialogo. Y no dirán que no se les ha ofrecido por parte de los independentistas. Pero Rajoy, ayudado por su monaguillo Rivera –hoy más duro y más falangista que nunca--, no quiere dialogar, no ha querido nunca. Se ha visto en la obligación de aceptar sentarse en una mesa por el PSOE, pero estoy convencido de que es un paripé, con el fin de aparentar lo que nunca han sido: dialogantes.

Se pierde una oportunidad de oro. No se pueden hacer desaparecer los valores de una parte importante de catalanes, a la fuerza. Podrán actuar rotundamente, pero millones de catalanes seguirán sintiéndose independentistas. No cabe otra solución que sentarse para hablar, sin prejuicios ni barreras. De no ser así, se podrá aplastar la rebelión con la fuerza de las instituciones, de las leyes del Estado, de las fuerzas de orden, pero no se podrá convencer a nadie.

Hoy, justo hoy, 12 de octubre, hace 81 años que Unamuno dijo aquello de ‘venceréis, pero no convenceréis’. Se lo dijo a Millán Astrain, como contestación a su ‘Viva la muerte’. Y hoy la historia se vuelve a repetir. El PP, con su filial C’s, pretende vencer a toda costa, sin ni tan siquiera tratar de convencer. ¿Para qué? Una vez vencidos serán sometidos, deben pensar. ¡Craso error! Los valores y las cuestiones de conciencia no se pueden hacer desaparecer, se pueden tapar, se pueden acallar por la fuerza, pero ahí quedan. Sólo una dictadura puede mantener, por la fuerza y con presión –qué bien lo sabemos algunos--, ocultos esos valores, que permanecen indemnes a la espera de un resurgimiento en otro momento.

El Partido Popular sólo dialogará a la fuerza, lamentablemente. No hay nada más que escuchar a Rajoy, empecinado en el cumplimiento de la ley –podría aquí citar una retahíla de casos donde se la ha saltado impunemente— y a sus muchachos: Rafa Hernando el insultador, el canalla de Pablo Casado –un personaje que está en las quinielas para sustituir a Rajoy o para ser alcaldable de Madrid y que ha comparado el fin que tuvo Companys (fusilamiento) con lo que le puede pasar a Puigdemont--, o el propio Rivera, al que se le ha visto el yugo y las flechas en sus intervenciones. Y esa fuerza sólo puede venir de la oposición, el PSOE no ha estado a la altura dando su consentimiento a un Rajoy cuyo afán de victoria le ciega y le impide el verdadero diálogo. Ciudadanos es un caso aparte, se ha situado a la derecha del PP en su afán de acabar aniquilando a los independentistas. Sólo Unidos Podemos con un PSOE fuera de la triple alianza podrían obligar a Rajoy a un diálogo veraz.

No quisiera acabar sin hacer notar cuál ha sido, a mi modo de ver, el acelerante más importante que ha jugado a favor del gobierno español: El hecho de que empresas como CaixaBank, Abertis, Planeta, Colonial, Gas Natural y unas cuantas más hayan trasladado su sede social fuera de Cataluña ha sido definitivo. Sin menospreciar la fuerza del Estado central, estoy seguro de que el procès hubiera continuado si estas empresas hubieran decidido quedarse en una hipotética Cataluña independiente. ¡Poderoso caballero es Don dinero!

Hoy más que nunca se entiende el ¡a por ellos! desde las posiciones conservadoras y más reaccionarias. Y se equivocan. O buscan dialogando la fórmula para encontrar salida con un referéndum pactado o el problema se irá enquistando y, aunque parezca que se ha ganado este primer asalto, el combate seguirá en pie. ¡Al tiempo!

Salud y República

03 octubre 2017

Qué vergüenza de rey

¡Vaya discursito! Seguro que lo ha preparado Rafael Hernando, y él, en todo caso, ha quitado sólo los tacos. Un discurso pepero y lamentable, sesgado y sectario. Así es que, según este rey pepero, los únicos responsables son los gobernantes de Cataluña.

Y qué decir de lo que no ha dicho. Ha obviado lo que todo el mundo sabe, la responsabilidad política del PP y, no tiene perdón, además ni una mínima mención a lo que pasó el domingo. A los 850 heridos. Ni tan siquiera un recuerdo. Está claro que hoy, más que nunca, esté rey está defendiendo su poltrona, que ve en el alero.

Una falta de sensibilidad, unas omisiones graves, un tono amenazador a una de las partes, sin tocar la otra. Esto no es un discurso, es una apología al PP y a su trono. Este rey ha demostrado ser un pirómano y no un bombero, con este discurso no me extrañaría que desde Cataluña se acelerara la Declaración de Independencia.


Hoy, tenemos un responsable más de esta crisis: Felipe VI, un personaje cuya sangre azul coincide con los colores peperos. Hoy Felipe VI está en la picota. Muchos españoles se habrán dado cuenta de cuál es su verdadero objetivo: “Mantenerse en su puesto, ayudando al PP, que es su aliado natural”.

Estoy escuchando a distintos comentaristas de izquierdas, y parece mentira que todavía les intimide un jefe del Estado tan sectario como éste y se plieguen a criticas mínimas o a simples alabanzas. ¡Basta ya! Que este rey se vaya con Rajoy. Es hora de la III República. Hoy, más que nunca, Cataluña se está alejando. Y, francamente, no me extraña.

Salud y República

02 octubre 2017

Me quiero independizar de Rajoy

¡Qué vergüenza! ¡Qué desatino! ¡Hasta dónde hemos llegado! Este gobierno ha culminado su fracaso más absoluto ayer. Ya llevaba caminando mucho tiempo por la senda del desvarío, pero ayer ha llegado a la meta. Si Rajoy continúa como presidente del gobierno, es que no ha entendido nada. La única decisión posible es su dimisión y que alguien que sea capaz de dialogar se siente en una mesa con el gobierno de Cataluña.

¡Craso error! El hecho de enviar a la policía y a la guardia civil lo descalifican totalmente. Todo el mundo sabía que las condiciones del referéndum estaban bajo mínimos y, por lo tanto, después de todos los atropellos institucionales utilizados contra este acto, su resultado era poco importante. ¿Por qué entonces tratar de pararlo con la fuerza? ¿Por qué querer vencer a toda costa, enfrentando a las fuerzas del orden con la sociedad civil? ¿Es tan torpe como para no entender las consecuencias que le podrían traer?

Ha jugado a enfrentar desde el primer momento. La cosa empezó con esa asquerosa campaña contra el Estatuto de Autonomía de Cataluña hace ocho años. Y luego ha desperdiciado el tiempo, ha dejado que crecieran los independentistas a costa de decisiones judiciales y de manejo de las instituciones, sin entender que hay cuestiones que sólo se pueden solucionar con el diálogo y la política, y que la ley y la justicia son insuficientes ante una petición popular masiva.

 Además de haber demostrado una forma de hacer política propia del siglo XIX: “a palo y tente tieso”, ha quedado ridiculizado. Resulta que ha enviado a 10.000 policías y guardias civiles para cerrar menos del 10% de los centros de votación. Y todo ello con unas consecuencias que vulneran claramente los derechos humanos. Ha sido un fracaso en toda regla, marcado por una acción policial cruenta y desproporcionado, que como resultado ha tenido más de ochocientos heridos.

Y no sólo su actuación ha provocado el aumento de independentistas, sino que le ha hecho perder la batalla internacional. Basta ver lo publicado por los periódicos más importantes del mundo para darse cuenta del absoluto fracaso de la decisión de ayer.

A todo esto, en vez de tratar de encontrar un camino que le lleve al diálogo, Rajoy y sus muchachos han salido voceando las virtudes de las intervenciones de ayer, hablando de proporcionalidad y de no haber permitido el referéndum. Más mentiras. Ni fueron proporcionales las cargas, ni se pudo evitar que –aunque fuera con dificultades— una parte importante del pueblo catalán pudiera votar.

Esa huida hacia delante de Rajoy –los independentistas le han llamado al diálogo— le está dejando muy tocado. La única medida que ha tomado ha sido la de reunirse con portavoces parlamentarios de su cuerda. Clara intención de no querer solucionar el problema, puesto que –al menos hasta ahora— sólo ha citado a una reunión a su monaguillo Rivera y al indeciso Sánchez. ¿Cómo es posible tratar de solucionar un problema cuando se evita que la otra parte se siente a dialogar¿ ¿Cómo se puede olvidar en una mesa que busca soluciones a Unidos Podemos –que cuenta con más de cinco millones de votos— o al PNV, cuyo ADN independentista sería indispensable tener en cuenta?

Pues ahí le tienen. Hay quien dice que Rajoy ya ha amortizado a Cataluña y no quiere saber nada de un territorio que le desprecia, también en votos, y que la ha sacrificado a cambio de conseguir más votos en el resto de España. Y es posible que esta irresponsable y vergonzante táctica sea verdad.

Sumen a este grave dislate, la gran corrupción del PP, la desigualad que ha creado, el apoyo a los bancos y el abandono a los dependientes, el uso de las instituciones para su beneficio…

Por favor, yo también quiero independizarme… de Rajoy.

Salud y República