09 febrero 2019

Mañana: ¡Resurrección!


Pues sí. Ha llegado el día. Y no se trata de Lázaro, que ese ya tuvo su momento, sino del Siglo XX. Un siglo que parecía muerto y que vuelve con fuerza, que amenaza con quedarse, con sus nodos en blanco y negro, con su caspa totalitaria y su Sección Femenina.

Un siglo lleno de episodios únicos. Se trata de la resurrección de la cruzada nacional-católica, de la persecución de los rojos, maricones, vagos, maleantes y gente de mal vivir. Ha llegado el momento.

Escondidos, con pequeñas salidas de la cueva, han permanecido el siglo XXI, disimulando, pero esperando el momento. Y han salido para luchar contra esta España que les ha privado de sus valores fundamentales, de policías grises, de curas con sotana, y de ser la reserva espiritual de Occidente.

Es una cuestión de honor, de recuperar valores que les ha querido extirpar la democracia. Quieren defender esa España, cuya unión fabricaron Isabel y Fernando, y que hoy puede deshacerse como un azucarillo. En nombre de la patria tienen que acabar con esta panda de gobernantes de pacotilla que se permiten libertinajes y ultrajes y que pretenden vender la Patria a los independentistas e imponer el Estado democrático por encima de los valores auténticos.

Quieren volver al blanco y negro, a las películas bravas y patrióticas como Raza o A mí la legión. Esas que enseñan la pureza de nuestra superioridad imperial. Todo bajo una bandera cuyos colores sangre y oro, reflejan la venganza y la plutocracia, para ellos.

Pretenden, por mor de sus deseos españoleros y la unión Iglesia y Estado, hacer de El Valle de los Caídos su catedral de culto, de El Escorial la octava maravilla del mundo y de la Mezquita de Córdoba su principal monumento conquistado, hoy llamado por ellos la Catedral de Córdoba, eso sí, a coste cero gracias al bueno de Aznar, su padre ideológico.



Ahí están: Ciudadanos, Partido Popular y Vox, esa triple alianza derechona que desciende del Padre Aznar, subidos de tono y en aras de constantes mentiras e insultos pretendiendo hacerse con el poder, sin ningún miramiento, y con insultos y acusaciones falsas que repiten constantemente para fijarlas en el imaginario del colectivo derechoso. Eso sí, sin mover un dedo por el diálogo y, sin embargo, dando todo por mantener, aunque sea a hostias, esa Unidad inamovible que no existe.

Por cierto, una curiosa alianza, donde Ciudadanos disimula y dice no querer estar con Vox, al igual que decía de la corrupción del PP, y sin embargo, mantiene –eso sí, con la nariz tapada y sin mirar a Macron--, una unión que les delata, por mucho que traten de disimular.

De momento, al igual que hicieron los árabes, han empezado a conquistar España por Andalucía. Y las primeras medidas del gobierno reconquistador ha sido otorgar a la pata más extrema del trío, Vox --el más auténtico baluarte de la España pura: la Una, la Grande y la Suya—, la comisión de Cultura y Patrimonio Histórico. Paradójico, pero significativo. Los seguidores de Millán Astray que gritó: “Muera la inteligencia”, y los que llevan en su programa la desaparición de la Memoria Histórica son hoy los responsables de esa comisión.

Pero ese ha sido el comienzo. Mañana pretenden comenzar con la reconquista de Madrid, con el ‘sí pasarán’ de Celia Gámez, con eslóganes y proclamas pretéritas, dignas de hace cincuenta años. Se han convocado en la Plaza de Colón --bien podrían haberlo hecho en la Plaza de Oriente y quedarían perfectamente encajados--, para solicitar que vuelvan los viejos tiempos.

Hablan de veinte mil personas como mínimo, a sabiendas de que serán más y así parecerá un éxito. Veremos si son capaces de ser más de medio millón como en la manifestación de las mujeres del 8 de mayo pasado.

Y para conseguirlo, lucharán como Flechas y Pelayos, o como Roberto Alcázar y Pedrín. Eso sí: “Todos juntos y en unión, defendiendo la bandera de la Santa Inquisición (perdón: Tradición)

Salud y República

P.D. A mi parecer, queda pendiente una manifestación en toda España a favor del diálogo y la democracia, antes de que nos tapen con sus falsas diatribas

05 febrero 2019

Los mamporreros de Trump


Sánchez ya ha decidido unirse a sus amigos de Europa y, por supuesto, al gran capo americano que, con la ayuda europea está a punto de obtener un orgasmo bélico de primera magnitud.

Que la situación es difícil, sin duda. Que Maduro no es Chávez, por desgracia para Venezuela, y que necesita un recambio, también es verdad. Pero que de ninguna manera se puede defender un golpe de estado (hasta ahora incruento, ya veremos lo que dura así) y que hay otras vías para ayudar al pueblo de Venezuela sin tener que partirlo en dos, ya lo han dicho desde la ONU, desde México y desde Uruguay. Mientras tanto, Europa vuelve a ser un monaguillo del gran Trump. Y Sánchez cae en la trampa, siguiendo no sólo a Trump, sino también a las derechas españolas. ¡Qué error!

El riesgo de un ataque militar, así lo ha confirmado el presidente Trump está en su agenda. Y ya sabemos cómo es este individuo, al que le gusta más las andanzas bélicas que a un tonto un lápiz. Con este hombre en la Casa Blanca podemos ver con mucha probabilidad un nuevo dejà-vu de Irak, Libia o Siria. Y, entonces, ¿qué hará Sánchez? ¿callará? ¿se unirá? o simplemente se arrepentirá. Porque con la convalidación de Guaidó como presidente venezolano ha ayudado a encender una mecha cuyas consecuencias son difícilmente previsibles.

Eso sí, si ocurriera –esperemos que no--, y Sánchez ya no fuera presidente del gobierno, porque las derechas hubiera alcanzado el poder, no les digo nada, nos embarcarían en nombre de no sé que armas de destrucción masiva –quizá el petróleo y las riquezas naturales— en una nueva versión aznarista de la guerra de Irak.

A Trump le importa un carajo la democracia, más bien le estorba. Su afán de poder le hace traspasar sus límites y sólo es posible pararlo parcialmente con las instituciones estadounidenses, que existen a su pesar. En este caso a Trump le importa el petróleo y jugar a las guerras para así utilizar y gastar el armamento que tiene en exceso.


Este jovenzuelo, el tal Guaidó, indigno subalterno de Trump, se ha autoproclamado Presidente en un mitin. ¿Por qué no lo hizo en la Asamblea Nacional de la que es presidente? No está seguro de contar ni con los suyos. No todo el mundo acepta el golpe de Estado, incluso en la oposición a Maduro. Simplemente ha cumplido las órdenes yanquis. Ni más ni menos.

Lo que sabemos ya es bastante para esperar lo peor. Con el ejército venezolano en contra, USA tratará de imponer con su fuerza una guerra difícil que llevará a Venezuela a un estadio no deseado. Mientras tanto, el seudopresidente ya ha sorprendido a tirios y troyanos, puesto que a pesar de que se le ha reconocido, en parte de Europa, como interino y cuyo único fin es convocar elecciones, ya ha advertido que el plazo será entre nueve meses y un año. Y ya sabemos, por experiencias anteriores que otros golpistas –Pinochet, Videla, etc.--, cuando dieron el golpe de Estado prometieron también elecciones libres y se mantuvieron, hasta que los echaron, en sus puestos.

No hay otra, la solución es una mesa donde se dialogue y se llegue a una situación que permita una mejora considerable en las condiciones de vida del pueblo venezolano, eso sí, con acuerdos y sin dejarse llevar por el gran guerrero americano, cuya intención es conocida. Que se forme esa mesa de diálogo, en vez de enfrentar a dos presidentes y dividir al país. La mejora de Venezuela no pasa por esa derecha reaccionaria amiga de Trump, que pretenderá perpetuarse en el poder e instalar una dictadura, sino por una mesa de diálogo con ayuda internacional que permita convocar unas elecciones libres y democráticas.

Por cierto, ¿a nadie le extraña que Venezuela sea considerada una dictatura y, sin embargo, Arabia Saudí, China y muchos otros países totalitarios sigan adelante con el apoyo de Occidente, sin que ‘los guardianes interesados de la democracia’ no digan ni mu?

Sánchez se ha equivocado y por bien del pueblo venezolano esperemos que su decisión no termine como el rosario de la aurora. Los monigotes de Trump no sirven, ya sabemos cómo estaba Venezuela antes de Chávez. O mejor dicho, sólo sirven para que Trump consiga un orgasmo monumental gracias a la ayuda de sus mamporreros.

Salud y República