Siempre me dijeron que la prima Montse tenía una historia oscura, con un amante bilingüe mientras cantaba canciones de amor en Lolita's Club. Dicen que le llamaban la muchacha de las bragas de oro, que la acosaba el Teniente Bravo, que tenía un chulo al que decían el pijoaparte y que haciendo el amor parecía poseída por el embrujo de Shanghai. Un día volveré, me dijo, y si te dicen que caí no hagas caso, diles que fue una gran desilusión, vuelve al pasado y olvídame, búscala y pasa tus últimas tardes con Teresa, yo soy como los rabos de lagartija, seguiré retorciéndome aún después del último momento.
Eso le dijo ella desde el Guinardó, camino de Cerdanyola. A la vuelta, no pudo evitarlo, se chocó involuntariamente con el Cervantes.
Gracias, Juan, por haberme hecho pasar tan buenos ratos.
Salud y República
5 comentarios:
¡Merecidísmo, oiga!
Un beso
(pst! Cerdanyola!)
Y como no he leído nada de este señor (mea culpa, mea culpa), pues nada que comentar...
Gracias por la correción, Sota.
Salud y República
Me encanta el cambio, luminoso, atractivo... y provocador... ¿contra?Pero muy contra...
En relación con la Entrada, muy ingenioso enlace con las obras de Juan Marsé,como no podía ser de otra manera viniendo de tí... y al mismo tiempo precioso homenaje...
Un beso... de oro.
Y los fantasmas del Roxy aplauden desde el gallinero.
(Nuevo encabezamiento: más rompedor; me gusta)
Un abrazo
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