29 septiembre 2017

Cataluña: El gris también existe

El proceso de independencia catalán está llevando a tirios y a troyanos a una situación extrema, en la que todo lo que no está con uno de los dos bandos está en contra. Y lo que debería ser una amalgama de distintos colores, se ha convertido en un tablero de ajedrez, donde sólo imperan dos colores: el blanco y el negro.

O se está conmigo, o se está contra mí. Este parece ser el lema a estas alturas. Y, al que no esté ni con unos ni con otros se le llama equidistante, como si éste fuera el insulto político más grave que se pudiera decir.

Terrible error, que en los grandes conflictos suele ocurrir, el de no reconocer matices y gamas intermedias, que conducen sin remisión a una incomunicación que imposibilita la solución del conflicto. Y se acusa a quien defiende puntos diferentes a los dos grandes extremos, de enemigos de los dos. ¡Craso error!

Tener ideas diferentes a las que se presentan en conflicto es algo que debería ser normal. El mundo es cromático, también en política, con muchos matices, los colores intermedios, como el gris, también existen.

O se acepta el referéndum, convocado saltándose las leyes (también y sobre todo las propias, las del estatuto), o te acusan de alinearte con el PP. Pues no, miren ustedes. Las cosas no son blancas ni negras, y si hay alguien que así lo cree, será por un exceso de pasión (con o sin razón) o por fanatismo.

Hace mucho, antes de que este proceso endiablado y alimentado por Rajoy y sus muchachos comenzaron con la lamentable decisión de llevar al Constitucional un estatuto aprobado por las Corts, las Cortes y el pueblo catalán, yo ya había defendido –en aquel entonces, era por el pueblo vasco--, el derecho de autodeterminación de los pueblos. Por lo tanto, sigo defendiendo que Cataluña pueda ser lo que quiera ser, y que la única prueba de tal cosa es la celebración de un referéndum de autodeterminación, con garantías.

Lamentablemente a Rajoy y a sus muchachos, a mi modo de ver, les cegó su catalanofobia, y promovieron una campaña contra el Estatuto Catalán,  denunciando al Constitucional cuarenta artículos --cuando había sido aprobado suficientemente por los parlamentos nacional y catalán, así como por el pueblo catalán--, de los que treinta iguales fueron aprobados, sin poner obstáculos, en otros estatutos como el andaluz o el valenciano. Ahí empezó el baile.

Después ha seguido una inacción política por parte de Rajoy, que sólo ha contestado a las actuaciones catalanas con leyes y haciendo funcionar a instituciones donde tienen mayoría o directamente son gente de su confianza, como el Tribunal Constitucional o la Fiscalía del Estado. Otro grave error pepero, que al no atacar el problema con diálogo y medidas políticas acordadas, durante más de siete años, ha sido la gran máquina de fabricación de independentistas, que han pasado del 25% hace siete años a casi el 50% hoy, a costa de los errores y falta de política de los peperos.

Pero Rajoy es Rajoy y el PP es el PP, y no hay vueltas que darle, hoy siguen incrementando la tensión. Y, a la imposición por parte catalana de un referéndum fuera de la Constitución española, sigue pretendiendo ganar la guerra. Otra equivocación de libro. Aquí, si se quiere salir vivos el dos de octubre no debe haber ni vencedores ni vencidos. La victoria de un lado puede significar el triunfo del otro bando. No, del día dos sólo se espera una cosa: una mesa de diálogo para pactar un compromiso y que el pueblo catalán pueda expresar cómo quiere relacionarse con el resto del Estado. Todo lo demás, son milongas, por una y por otra parte. Ni se puede declarar la independencia con el resultado de un referéndum como el convocado, ni se puede aparcar por más tiempo una situación como ésta o atajarla por la fuerza.

Dejémonos de actuaciones que pueden quebrar la convivencia, no se puede perder el tiempo. El 80% del pueblo catalán quiere decidir su destino y contra eso no hay nada que hacer, salvo dejarle que proyecte su futuro. Hay que pactar ese referéndum con garantías, porque es la única posibilidad de conocer, de verdad, qué quieren los catalanes; todos, no una parte.

Salud y República

21 septiembre 2017

¿Cuándo toca rescatar a los refugiados?

Hoy sólo se habla de Cataluña. Entiendo, sin duda que la cuestión es grave y merece un seguimiento mediático. Eso sí, también existen otras cuestiones importantes, que se han quedado olvidadas en el cuarto trastero y de las que casi nadie habla.

Estoy convencido de que el llamado ‘procés català’ sirve a los peperos para, intencionadamente, tapar otros problemas graves de este país. Por ejemplo, para que no se hable casi de que vamos a perder 44.000 millones del rescate bancario, cuando Rajoy, la vicepresidenta, el ministro de economía y otros peperos ilustres anunciaron, a bombo y platillo, que no se perdería ni un euro. ¡Otra mentira más!, a sabiendas.

Y qué decir del problema de los refugiaos. Millones de personas que huyen de la guerra y de la persecución política y que deambulan en tierras de nadie, o se arriesgan a cruzar mares y desiertos con gran riesgo, sin ninguna garantía de asilo. Como ejemplo de esa aventura, el año pasado, más de 5000 personas murieron ahogadas en el Mediterráneo.


Europa ha abandonado a los refugiados, contraviniendo las leyes y los derechos humanos. Y, dentro de Europa, España es el ejemplo más negativo. Porque si Europa se comprometió a acoger a 180.000 refugiados y sólo ha recibido al 25%, España lo ha hecho al 11% de los 17.000 a los que se había comprometido a admitir.

Esto lo hace un gobierno que se pasa todo el día hablando del cumplimiento de las leyes, al que se le llena la boca diciendo que hay que acatar los acuerdos que se han firmado. Es el gobierno del PP, ese que se escandaliza porque hay quien se salta leyes o acuerdos, el mismo que trampea y se salta al Parlamento o que se carga la división de poderes, o utiliza las instituciones del Estado para su propio beneficio.

Tanto que hemos rescatado y tanto que nos tocará rescatar: ¿Quién rescata a los refugiados? Ah no, que primero ha habido que rescatar a los bancos, y luego vienen las autopistas, y pronto los aeropuertos fantasma. ¡Qué importan los refugiados! Al fin y al cabo, sólo se trata de personas, gente diferente, y no hay negocio por medio.

Y es que a lo peor, esto funciona así. Si estudiáramos el cumplimiento de los programas de los gobernantes peperos, probablemente estaría en la línea con ese 11%. Esa es la cuestión. Pero qué importancia tienen, al fin y al cabo, sólo se ahogan 5.000 al año y mueren otros tantos, desterrados en campos de concentración invivibles.

Siendo verdad que la ignominia es europea, en el caso de España los peperos baten el récord –siempre lo superan en lo negativo--, si Europa ha incumplido el acuerdo, España lo hace mucho más, en vez del 25%, ha acogido al11%.

Esto tendría que darles vergüenza, si la tuvieran, pero ahí están poniendo excusas, echando la culpa a las ONG o a otros Estados, sin buscar soluciones y tan contentos. Ellos son así. Dejar pasar el tiempo sin tomar medidas, y dejar que con el tiempo la gente se olvide de sus incumplimientos, aunque genere muertes.

Eso sí, defienden con extrema crudeza y sin vacilación, conceptos como la bandera, la patria, el orden público, su religión y su historia, sus valores, Ellos pretenden ser la España de la Victoria, la heredera de los Reyes Católicos, la que defiende la Unidad por encima de las personas que la componen, la que habla de Igualdad –eso sí, entre los suyos-- en el país de la mayor desigualdad, la que habla de Solidaridad –con su gente, con los corruptos, con los defraudadores, y no con los refugiados--.

Pues si esa es su España, la España de la indecencia, de la corrupción, de la desigualdad, de la mentira: que se la vayan metiendo por el culo.


Salud y República

04 septiembre 2017

Ciudadanos, partido tramposo y pepero

Así es. Estos chicos comandados por Rivera no hacen sino engañar. Su afán de parecer algo distinto del PP y seguir engañando a sus votantes les hace dar saltos mortales y hacer piruetas fácilmente demostrables.

Primero empezaron con aquello de que “nunca apoyaremos a Rajoy” y ahí les tienen. Y con el cuento de acabar con la corrupción. Pero claro con la boca pequeña. Siempre empujan al principio pero con cuidado para que el PP siga haciendo y deshaciendo. La prueba de que el Juan Antonio Sánchez sigue siendo presidente del PP de Murcia y diputado en las cortes murcianas no es sino un ejemplo de ello.

Firmaron un acuerdo con el PP, del que apenas se ha cumplido nada, y sin embargo disimulan y hablan de posibles soluciones como si quisieran enfrentarse a Rajoy y su gente, cuando lo que hacen es apuntalarles en el poder.

Veamos el último ejemplo. Como quiera que no les hacen ni caso con el tema de la limitación de mandato del Presidente del Gobierno, a pesar de ser uno de los puntos firmados, tratan de quedar bien con su electorado (al que deben suponer de ínfima calidad, pues le tratan de engañar constantemente) y plantean una proposición de ley para limitar el tiempo del mismo presidente de gobierno en el poder.

Pero claro, con truco. Rajoy ha debido llamarles al orden y decidles que no jueguen con sus deseos de presentarse otra vez, y ellos han encontrado la solución rocambolesca pero eficaz. La proposición de ley que han presentado en el Congreso, habla de que los presidentes del gobierno no pueden estar en el cargo ocho años consecutivos.

De esta forma, ante su gente, parece que tratan de recuperar una de las reivindicaciones que siempre anunciaron: “No con Rajoy”, y sin embargo, lo hacen de forma que no afecte al actual presidente del gobierno.

Y es que actúan de forma burda y, antes de que se salga adelante, se ve la trampa. ¿Por qué no han hablado de que el presidente del gobierno no puede estar en el cargo más de dos legislatura? Prefieren hablar de ocho años. Y miren ustedes, es un truco vil, de trilero de segunda. Basta con que Rajoy convoque las elecciones para un día antes de cumplir los ocho años para que siga pudiéndose presentar. Así de fácil, todas las legislaturas de la democracia, menos una, han durado menos de cuatro años, lo que quiere decir que dos periodos legislativos, como ocurriría en el caso de Rajoy (sin contar el tiempo de la presidencia en funciones) lo normal es que sean inferiores a ocho años.

Eso, justo, es lo que pasará. Rajoy convocará las elecciones para que hayan transcurrido menos de ocho años. Bastara con que lo haga cuando se cumplan 7 años y 364 días. Y así podrá presentarse de nuevo. “Pa mear y no echar gota” que diría un castizo.

Ciudadanos pretende calmar a su gente, que ve que no se cumple casi ningún punto de los acuerdos de investidura, diciéndoles que así impide que Rajoy se presente, y es mentira. Porque Rajoy, con la potestad, como presidente del gobierno, de convocar elecciones cuando lo crea oportuno, lo hará de forma que se pueda presentar sin problemas
Así es que menos cuentos. No teníamos duda, y cada día que pasa lo vemos más claro. Rivera pretende ser el futuro líder de la derecha y acabará en el PP, pero para ello debe pactar con los peperos la forma para que, disimulando –aunque traicione a su electorado--, pueda parecer que les aprieta las tuercas, cuando lo que hace es echarles 3-en-uno.


Salud y República