04 enero 2009

La literatura como terapia de la política (LIX)

Hoy toca domingo literario. La última terapia, de hace dos semanas, la acertó Jose, joven avispado que ha inaugurado el marcador, ayudado por una pista del infausto Adanero que entra en la terapia pendulo-de-Foucault como Pedro por su casa, tira la mano y luego la esconde, como si no fuera con él la cosa.

El fragmento de la semana pasada era de El péndulo de Foucault de Umberto Eco. Una novela donde se mezcla la aventura, la historia mágica, las sociedades secretas como los templarios y otros elementos enigmáticos. Se publicó después de su gran novela El nombre de la rosa, convirtiéndole en un escritor de culto.

Y vamos con el fragmento de hoy:

Mientras escribo pone la mirada entre paréntesis. La lleva a otra escala. Interversión de todos los ángulos del universo. Intervención de todas las perspectivas concentradas en un solo foco. Escribo y el tejido de las palabras ya está cruzado por la cadena de lo visible. ¡Carajo no estoy hablando del Verbo ni del Espíritu Santo transverberado! ¡No es eso! Escribir dentro del lenguaje hace imposible todo objeto, presente, ausente o futuro. Estos apuntes, estas anotaciones espasmódicas, este discurso que no discurre, este parlante-visible fijado por artificio en la pluma; más precisamente, este cristal de acqua micans empotrado en mi portapluma-recuerdo ofrece la redondez de un paisaje visible desde todos los puntos de la esfera. Máquina incrustada en un instrumento escriturario permite ver las cosas fuera del lenguaje.

Y hasta aquí se puede leer. Sólo queda su participación y su acierto. ¡Adelante!

Salud y República

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes, voy a decir conversaciones con Borges en el taller literario, del mismo Jorge Luis Borges.

RGAlmazán dijo...

Hola Jose, buenas tardes, no. No es Borges.

Salud y República

Anónimo dijo...

Bueno pues hasta aquí he llegado yo hoy en la terapia, tengo que irme, un saludo a todos y a ver si cuando vuelva han vendido ya el pescado.

felix dijo...

"Yo, el supremo", Agusto Roa.

A ver si es esta...

Saludos.

Augusta II dijo...

Hala, pescao vendido. Si es que no se puede una echar la siesta, leches...

RGAlmazán dijo...

Pues sí, Felix, bienvenido a la terapia dominical y ha entrado usted con buen pie. Así es, Yo, el Supremo de Roa Bastos.
Enhorabuena, ha entrado usted a formar parte del club de los selectos adivinadores kabileños.

A los demás gracias y hasta la próxima terapia.

Salud y República

felix dijo...

Gracias a tí compañero, la verdad es que la terapia me ha resultado bastante enriquecedora.

Un saludo.

Freia dijo...

Pero vendío, vendío del todo.
Felicidades Félix.
Doña Augusta, como no nos pongamos las pilas nos van a dar todas en el mismo carrillo, que estos chiquitos nuevos vienen con tino y mucha energía.

Augusta II dijo...

Si es que ya estoy mu mayor, Freia, que en tres días me caen... No lo digo, joder, que me deprimo.

El tiempo no perdona, y a estas alturas las siestas, tampoco.

¡Que me quiten lo bailao!

fritus dijo...

pintan bastos...bueno , aunque hubiese llegao pronto no me hubiese comido un rosquillo.

un abrazo a todos...

Por cierto, Don Rafa...¿ ha comido Ud. Jamón, en las últimas 48 horas?...nada, simple curiosidad.

Angel Adanero dijo...

Por lo que veo está todo el jamón vendido. En fin, que no se puede comer sopas y sorber.
Por lo que veo el pequeño saltamontes ibicenco va mejorando en el noble arte de dar pistas. Eso de "pintan bastos" es digno del mismísimo (in)fausto.
Almazanita, no guardes del todo la motosierra que Félix apunta maneras. Eso si, limpiala bien la sangre no se vaya a impresionar a las primeras de cambio.
Leyendo el texto de primeras yo hubiera jurado que se trataba de algo de Diango o de Perales.

Un saludo.