Y
Génova parecía un desierto en noche oscura. Nadie. Un balcón
vacío. El balcón del olvido, del menosprecio, de la derrota. Un
cartel con una cara decadente, a pesar de su juventud, y un lema en
el aire “Valor Seguro”, y sí, hay que tener valor para seguir en
el cargo después de lo ocurrido.
Porque
el PP no es que haya perdido las elecciones, es que, simplemente, se
ha hundido, perdiendo 71 diputados, más de la mitad. Pero nada, no
pasa nada para ellos. Según ellos, la culpa es de Vox –el partido
ultramontano que ha conseguido una entrada importante en el Congreso
pero muy alejada de sus expectativas y de las encuestas
electorales--, y claro, la marquesa Cayetana --que ha llevado a la
ruina al PP en Cataluña--, Javier Maroto, responsable de la campaña
electoral –expulsado del Congreso para más inri por Bildu, que
sube considerablemente en su feudo-- y el gran Pope, el liderísimo
Pablo Casado –que se ha cargado el partido--, siguen sin dimitir, a
estas horas.
Hoy
les toca llorar por fin, y pagar sus múltiples y lamentables
desvergüenzas de los últimos años. Corrupción, cloacas del
Estado, partidismo judicial, insultos y mentiras, desigualdad en
favor de los poderosos, promesas imperativas del 155 sin razón, odio
a los independentistas, chulería galopante y pretendido acercamiento
a la extrema derecha. Todo ello les ha llevado a donde están, al
declive más delirante desde UCD.
Pero
no, siguen sin darse cuenta, sin querer ver. Y quizá sea lo mejor.
Es verdad que la crispación no es lo ideal en un Estado Democrático,
pero, si eso nos lleva a que el PP siga hundiéndose y no rectifique,
lo tomaremos como algo deseable. Un PP como el que dirigía Pablo
Casado y su padrino Aznar se ha quedado en la cuneta. Eso sí, con su
discurso anti-independentista ha conseguido seguir siendo la mayor
fábrica de independentistas, y parece que no pararán hasta que la
independencia se consolide en Cataluña y Euskadi. Ellos son así.
Algo
debe ir mal en los partidos del 155, cuando en Cataluña, los
independentistas han pasado de 17 a 22 escaños, Ciudadanos se ha
mantenido con 5 y el PP ha bajado de 6 a 1 (gran hostión). Y qué
decir de Euskadi, donde Ciudadanos sigue sin comerse un colín, el PP
pierde los dos diputados que tenía (incluido Javier Maroto) y sin
embargo PNV y Bildu obtienen 3 diputados más.
En
fin, la democracia ha hablado. Ciudadanos se ha salvado aunque no
llega a liderar, como era su pretensión, la derecha, Vox obtiene
mucho menos de lo que esperaba, el PSOE se convierte en el gran
vencedor y Unidas Podemos obtiene unos malos resultados, aunque un
poco mejor de los que le daba las encuestas, y le puede convertir en
un valor determinante en el próximo gobierno.
La
cosa queda clara, el PP va a pasar una temporadita a la sombra.
Sánchez será presidente y, espero que con Unidas Podemos, Comprimís
y algún partido independentista (aunque sea absteniéndose). La
única duda que podía quedar, la despejaron ayer los socialistas en
la calle Ferraz, gritando ¡Con Ciudadanos, no! Esa es la única
duda. Y, no lo duden, los socialistas derrotados, que los hay
–barones como Susana Díaz, Lambán, García-Page o Fernández Vera
o socialistas derechosos como Guerra, Bono, González, etc--
pretenderán que Ciudadanos pacte con Sánchez y deje a Unidas
Podemos fuera de la órbita del poder. Ahí está la batalla que
tenemos que ganar, porque Unidas Podemos es la única garantía de
que un gobierno de Sánchez haga una verdadera política de
izquierdas.
Salud
y República