El
sentimiento independentista de una parte de los catalanes ha llenado su vaso.
Todo son abrazos, besos y felicitaciones. Pero, ¿cómo terminará
esto?
Ya sabemos
que los independentistas han cometido errores, pero ahora, con toda la fuerza
mediática española puesta en órbita, parece que sólo los errores
independentistas nos han llevado a esta situación. Y no es verdad. La
responsabilidad del Partido Popular ha sido notable.
Más que nunca, tenemos la obligación de pensar en el camino que ha conducido a esta independencia, probablemente efímera. Las responsabilidades han de
quedar al descubierto.
Aquí no hay
un pueblo, el catalán, malo que se ha enfrentado a un Estado, bueno. Falso,
partir de esa premisa significa un desconocimiento tremendo, además de un error
total.
Todo empezó
con un agravio garrafal contra Cataluña. El PP se empeñó en cargarse el
Estatuto y encendió la mecha que extendió el fuego independentista. Un estatuto
aprobado por el Parlament, el Congreso de los Diputados y, en referéndum, por
el pueblo catalán fue llevado por los peperos al Constitucional, que se lo
cargó. Algo increíble, y más si recordamos que algunos de sus artículos,
declarados inconstitucionales, están presentes en otros estatutos como el
andaluz o el valenciano, hoy en vigor.
Y la
pregunta es de nota. ¿Hubieran los independentistas seguido el mismo camino de
haberse respetado el estatuto que fue aprobado? No, rotundamente no, Yo creo
que esa mecha encendida fue la que ha hecho crecer independentistas que vieron
lo injusto de la medida. Y a eso, debemos añadir la inacción de un presidente,
como Rajoy, incapaz de ver la gravedad del problema y que ha dejado pasar el
tiempo sin mover un dedo, hasta que la escalada de las acciones ilegales independentistas
le han llevado a aprobar el 155. Por cierto, un camino que el PP ha llenado de
represión, de incompetencias, de silencio, de odio y con encarcelamientos. Sin
la más mínima humildad y sensibilidad, con la fuerza de saberse más poderoso.
Rajoy no se
puede ir de rositas. Aplicara el 155 –ya veremos de qué manera y a qué precio—
y se quedará tan tranquilo. Sabe, perfectamente que esto le puede dar más votos
en el resto de España. Y está claro que es de lo que se proponía. Olvidar la
corrupción, las desigualdades, los recortes y atizar el fuego de la
catalanofobia, todo eso le sirve para sus fines: ganar las próximas elecciones.
Al menos así lo cree.
Punto y
aparte merece la mención al Senado. Una institución casi muerta, con una
inanición casi total ha servido para algo: Ser verdugo. Ahora entendemos su
inutilidad, una institución donde el PP, a pesar de haber obtenido el 33% de
los votos en el Congreso de los diputados, obtiene el 62% de los senadores.
Está claro
que el Senado (cuya tarea es inútil en el 99% de su labor) ha encontrado un
motivo para ser relevante: ser arma arrojadiza a favor del grupo mayoritario
–absolutamente crecido por una ley electoral injusta—, esa ha sido su labor.
¿Alguien puede decir qué otra decisión importante ha tomado el Senado durante
los cuarenta años que tiene de existencia? Ninguna. Este cementerio de
elefantes sólo ha servido, hasta ahora, para enterrar en vida –por cierto, en
muy buena vida— a cargos que han dejado de ejercer su función principal o que
son promesas en ciernes.
La única
solución al proceso catalán era unas elecciones anticipadas, pero el afán
independentista inútil, por un lado, y las intenciones de dar la puntilla al
rival y no dejarle ni respirar, por otro, ha hecho que este tren descarrile.
Habrá que pedir responsabilidades. Puigdemont ha podido frenar el proceso
convocando elecciones y Rajoy no ha querido sentarse a dialogar y ha preferido
jugar fuerte aunque este juego le lleve a quedar como el presidente que forzó
la independencia catalana, ya veremos a qué precio.
Hay que
volver a la cordura y, por difícil que sea, iniciar un diálogo para que este
episodio pase lo más rápidamente posible y se encuentre una solución a la demanda
de la sociedad catalana, que sin duda pasa por un referendo acordado. No vale
la represión, el 155 es un instrumento que dará mayores problemas. ¡Al tiempo!
Y como diría un ateo: “Que dios nos coja confesados
Salud y
Republica
P.D. ‘Encomiable’ la labor de
equilibrio del PSOE, capaz de apoyar al PP –decir sí, no, un poco, quizá al
155-- siempre de la mano de su partido amigo, con el que piensa seguir
repitiendo el bipartidismo histórico ¡Toquemos madera! De Ciudadanos poco que
decir, cada día más cercanos a la extrema derecha y más unidos al PP y locos
porque su Inés Arrimada se arrime cada vez más a la presidencia de la
Generalitat.
¡¡LIBERTAD PARA LOS
JORDI!!