Hoy, Gaza se está convirtiendo en un campo de concentración. El campo de concentración y exterminio más grande del mundo. Un lugar donde cada vez los palestinos tienen menos espacio, donde continuamente se ataca y bombardea a la población civil, donde no se respetan los mínimos derechos humanos. Donde los invasores, con el aval poderoso de EE.UU., sólo piensa en acabar con los palestinos. Da igual sean civiles, mujeres o niños. El exterminio ha comenzado.
Cada vez es más difícil la situación de los palestinos de Gaza, cada vez es más inexplicable la desvergüenza con la que la comunidad internacional mira hacia otro lado o trata de disimular pidiendo equidad en una atrocidad tan desproporcionada.
A pesar de la ONU (cada vez más ineficaz) y de sus resoluciones, el genocidio sigue produciéndose. Y lo que es más grave el Estado de Israel no parará hasta que no haya palestinos en Gaza, hasta haberlos echado o exterminado. Ese es el objetivo.
Bombardean y atacan escuelas, hospitales, centrales eléctricas. Bombardean y atacan edificios bajo protección de la ONU, a la que humillan, donde hay refugiados civiles. Amenazan con bombardearles sus casas y les hacen marcharse, sin saber dónde, con sus hijos y sus miserias, hacia el país de nunca-jamás.
Son ya más de 300.000 los palestinos que caminan errantes sin saber dónde ir, alejándose de los bombardeos para salvar sus vidas. Son casi dos millones los palestinos que se han quedado sin luz, al haber sido bombardeada la central que les suministraba energía. Son más de 1300 palestinos muertos y más de 7000 heridos fruto de esta operación bélica salvaje. De ellos, el 80% población civil. ¿Hay quién dé más?
Este crimen execrable habla de las distintas varas de medir. De como si el genocidio viene de los israelíes es porque deben defenderse, mientras que lo más grave contra los derechos humanos parece estar ocurriendo en Cuba y Venezuela. No, no hay excusa, los derechos humanos no pueden ser pisoteados en ningún lugar. Pero tampoco en Palestina, donde el gobierno israelí está cometiendo un genocidio continuo para conseguir sus propósitos sionistas.
Desgraciadamente poco puedo hacer pero al menos no quiero ser cómplice. No quiero callar ante este crimen contra la humanidad. Porque aunque me sienta impotente ante tan cruel atropello, quiero denunciarlo como lo que es: Un genocidio controlado.
Un día llegará, de seguir así, estoy seguro, en el que Gaza se visitará como hoy ocurre con Auschwitz y Treblinka, como el museo del horror, como la vergüenza israelí, como un lugar indeseable donde murieron miles de personas y muchos miles fueron condenados a la esclavitud y al desprecio constante, donde se condenará este genocidio y se expondrá como ejemplo de lo que fue una invasión cobarde, injusta e inhumana. Pero eso sí, ese día, también se recordará que los que en una ocasión fueron víctimas de un genocidio bestial, se convirtieron en verdugos criminales.
Salud y República