Una vez
más. Y no escarmientan. Probablemente será por aquello de que siguen creyendo
en un bipartidismo que cada vez está más caduco. Si no, no se entiende. Sánchez
ha vuelto a pecar de ingenuo, y no es la primera vez. Fiarse de Rajoy y sus
muchachos, sin garantías, nada más que con su palabra, es pactar en vacío.
Debería aprender, el bueno de Sánchez, que la palabra de Rajoy, más que
ninguna, se la ha llevado, se la está llevando y se la llevará el viento. Hay
que estar ciego para no verlo.
Sánchez no
ha hecho más que ceder últimamente. El ‘No es No’ de junio al artículo 155 se
convirtió en Sí absoluto. Eso sí, el PP no sólo consiguió el apoyo del PSOE al
155, algo que parecía imposible dos meses antes, sino que además obtuvo que los
socialistas renunciaran a la reprobación anunciada a Sáenz de Santamaría. Todo
a cambio de que el PP –así lo dijeron, ambos partidos--, se adhiriera a una
comisión para reformar la Constitución.
Pues bien,
Sánchez obediente y consecuente con ese acuerdo, traiciona su propia palabra, a
muchos de sus seguidores, y accede a aprobar el 155 y renuncia a la reprobación
de la vicepresidenta. Sin embargo, el PP, como de costumbre, una vez conseguido
su objetivo, empieza a poner peros a la reforma constitucional, antes de
empezar, dejando con el culo al aire a Sánchez que ha cumplido su pacto y se ha
quedado compuesto y sin novia.
Lo grave,
lo muy grave, es que si el PSOE hubiera rechazado el 155, el panorama hoy sería
muy distinto, puesto que el PP, sólo con Ciudadanos, en minoría, tendría que
haberse sentado a hablar, algo que no vio necesario puesto que prefería la
dureza del 155, a
la que antes que nadie se había adherido Rivera, colocándose a la derecha del
PP, y cada día más, mucho más cercano a posiciones ultraderechistas (Una,
Grande y Libre).
Ayer, Rajoy
lo decía muy claro, con frases como éstas:
“No está previsto en mi programa electoral”, “Acordé hablar de la Constitución,
no cambarla”, “No es prioritario para el PP”. Y se ha quedado tan pancho. A
sabiendas de que ha vuelto a ganar y de que el PSOE le ha limpiado la
alcantarilla de forma gratuita.
Ahora, sólo
les queda lamentarse. Ha vuelto a unirse con la derecha para hacerle el trabajo
sucio, a cambio de nada. Pero está claro que no es la primera vez y, ojalá que
me equivoque, no creo que sea la última. Aquella promesa de hacer políticas de
izquierda y de no aplicar el 155
ha quedado aplastada por el PP que le ha ganado la
partida, y con chulería, premeditación y alevosía.
¿Alguien se
extraña de que Rajoy mienta? ¿Alguien se extraña de que Rajoy no abrirá, si no
es a la fuerza, el melón de la Constitución? Pues parece que Sánchez y su
partido no se habían enterado. Ahora sólo les queda volver a llorar e
interiorizar otro engaño más de sus amigos peperos. Y lo peor, es que no
aprenden.
Salud y
República