El panorama es complejo. A poco más de un mes del plazo
límite, la formación de un posible gobierno no está nada clara. Sólo hay algo
que parece meridiano: Con el PP de Rajoy nadie quiere ni agua. El Partido
Popular está descartado de un posible gobierno.
Ayer, sin que hayan cambiado las previsiones totalmente, se
ha visto un poco de luz. Después de la reunión, la intervención, ante los
medios, de Pablo Iglesias me pareció sincera e inteligente (un cambio
necesario). Y la de Pedro Sánchez templada. Aunque poco más se puede afirmar.
Lo que sigue quedando claro y así lo estoy manifestando
desde hace tres meses, es que sólo hay una posibilidad de gobierno, una sola.
De no confirmarse, habrá convocatoria de elecciones generales, de nuevo.
El tiempo apremia y si de verdad se quieren evitar
elecciones hay que tomarse las cosas en serio y trabajar para hacer posible el
único pacto posible. Ese que se reconoce, últimamente como el de los 161. Esto
es, PSOE, Podemos, Compromis y Unidad Popular.
Todos los demás quedan descartados. También el pacto con el
que sueña Sánchez, el del PSOE con Podemos y con Ciudadanos. Éste último
partido lo ha dejado claro: con Podemos no van a compartir nada. Y, por otra
parte, Podemos tampoco quiere pactar con Ciudadanos. Por lo tanto, el pacto de
los 199, queda excluido, ya que él único que lo desea es Pedro Sánchez.
El PP sigue sentado, esperando ver que pasen los cadáveres
políticos de sus contrincantes. No tiene otra opción, espera que fracasen todos
los pactos y volver a las urnas, donde unos resultados similares le darían la
razón y probablemente le permitiría entrar en juego.
Lo que me sigue pareciendo incomprensible es el pacto del
PSOE con Ciudadanos. Y me lo parece porque Ciudadanos es un partido claramente
de derechas, es una sucursal del PP que pretende hacerse con poder para luego
entregárselo a su partido padre. Y es que alguien tendría que explicar cómo es
posible que se pacte con un partido cuyas ideas económicas vienen de la FAES
(el feudo de José María Aznar), basta ver cuestiones tan obvias como el aumento
de un 1% del salario mínimo (uno de los más bajos de Europa), cuando por
ejemplo Alemania lo aumenta entre un 5 y un 6%, o los contratos laborales o el
llamado salario complementario.
Y si en la parte económica queda claro que hay cuestiones
infumables, el Sr. Sánchez tendría que explicar cómo se puede pactar con un
partido donde muchos vienen del PP y algunos, como Girauta, apoyan las tesis de
Pío Moa, Jiménez Losantos y tantos otros franquistas en lo relativo a
justificar el golpe de Estado de 1936. ¿Acaso será Girauta el encargado de
dignificar y hacer cumplir la ley de la Memoria Histórica?
Por lo tanto, sólo queda la posibilidad del 161. Sánchez ha
de soltar amarras, las de Ciudadanos, y pensar en el único pacto posible. Todo
lo demás es bueno para el Partido Popular y para C’s.
No digo nada nuevo si anuncio que un fracaso de un pacto
puede, muy probablemente, acabar con el liderazgo de Sánchez, por lo que se
está jugando su carrera política si no consigue un acuerdo que le permita ser
presidente.
Y en el caso de Podemos, está claro que la situación de
crisis sufrida y la altanería –afortunadamente parece corregida— de Pablo
Iglesias le puede conducir a unos resultados peores en las próximas elecciones,
por lo que deben también jugar fuerte a favor de ese pacto.
En el caso de que no se produzca este acuerdo deseado, unas
elecciones generales son una incógnita, pero estoy seguro de que sería
beneficiario para el partido que detenta el gobierno en funciones y para C’s,
que hoy sólo nos enseña la patita por debajo de la puerta, esperando el gran
logro para aparecer de cuerpo entero.
No hay más cera que la que arde. No podemos perder esta
oportunidad, porque lo lamentaremos. Todos nos jugamos mucho, si se trata de
echar del poder a Rajoy y su partido corrupto y totalitario, y de conseguir un
gobierno de izquierdas, tenemos que poner toda la carne en el asador y dejar el
tocino fuera.
Salud y República