El Partido Popular, el partido pretencioso que dice no
entender que nadie le quiera, ¡pobre!, sigue haciendo de las suyas. Después de
haber demostrado durante la última legislatura que le importaban un rábano los
demás partidos y que lo suyo era pasar la apisonadora, ahora decide ir más
lejos y no quiere dar cuentas de las decisiones que toma ni al parlamento.
Con la excusa de que está en funciones, el Partido Popular
ha demostrado su talante democrático. Porque, aunque está provisional hasta la
formación del nuevo gobierno o nuevas elecciones, no deja de tomar decisiones.
Decisiones que pretende que nadie discuta, decisiones que no quiere explicar a
nadie.
¿Cómo puede entenderse que en un país democrático haya un
gobierno que toma decisiones y que no quiere responder ante el congreso, ante
la representación popular?
Pues eso es lo quiere hacer el PP, campar por sus lares sin
ningún obstáculo, actuar de forma totalitaria. Actuar como lo hacen los
dictadores. Ese es su fin, y así terminar esta etapa de una forma indigna,
vergonzosa y antidemocrática.
Y esto lo quiere hacer con todos los partidos en contra. No
importa, está acostumbrado a la mayoría absoluta, a actuar de forma
absolutista, y ahora sin tan siquiera tener que comparecer. Ha descubierto una
nueva forma de falsificar la democracia.
Mientras, Patxi López, presidente de la mesa del Congreso
–un político que demostró su ineficacia en las sesiones de investidura— ha
amenazado al Partido Popular con llevar el caso al Tribunal Constitucional,
pero primero ha dicho que pretenderá convencerles. Este presidente no sabe con
quién se juega los cuartos, al PP no se le puede convencer, siempre actúa con
su Verdad –para ellos la única--, por delante. Hay que actuar ya y, con la
aquiescencia de todos los partidos, llevar el caso al Constitucional, porque no
se puede aguantar una afrenta así a una democracia, so pena de que no lo sea.
¡Basta ya! No se puede ir sorteando la ley y las
obligaciones democráticas a sabiendas de que no pasa nada. Hay que atajar esta
desvergüenza. Además de que una vez más, demuestran que no es gente de fiar,
por muchas razones –gestión desastrosa, corrupción, mentiras constantes— ahora
quieren ir más lejos. Si quieren dejar la democracia que se apeen, que se
vayan, que dimitan, pero si siguen tienen que cumplir las reglas mínimas, como
es la de dar cuentas al Parlamento de las decisiones que toman. No hacerlo es
ponerse fuera de la democracia, claro que parece que, mientras que tengan poder
les importa un pito la democracia, los ciudadanos, los medios de comunicación y
los otros partidos. Ellos sólo creen en sí mismos, en su mismidad totalitaria.
Salud y República
1 comentario:
Esta claro mas que nunca, tenemos unos políticos impresentables... :(
Besos y salud
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