20 abril 2008

La literatura como terapia de la política (XXX)

El fragmento de la semana pasada era de la novela de La Rosa de Alejandría de Manuel Vázquez Montalbán. El autor lo acertó D. Manuel, y el título D. Vilos.

Qué decir de Manolo Vázquez Montalbán. Destacó en todos los géneros: Poesía, ensayo, novela, periodismo. Fue y es una referencia. En los últimos años del franquismo todos buscábamos con pasión sus artículos en Triunfo, firmados como Sixto Cámara en sus famosas Capilla Sixtina. Artículos comprometidos que en más de una ocasión fueron prohibidos por la censura.

Además de todo lo anterior fue un gastrónomo cuyas particulares recetas se pueden encontrar en sus novelas.

Creador de personajes que han transcendido a su propia obra como el detective Carvalho con el que recrea la novela negra española llevándola a lo más alto. La novela La Rosa de Alejandría es de la serie Carvalho. Sobre este personaje se ha efectuado una serie de televisión y una película, además de basarse en él como prototipo simbólico del detective español para elaborar varias obras literarias o cinematográficas.

El se definía como culé, comunista, gastrónomo y escritor. Una buena mezcla para un buen tipo. Yo sólo podría decir de él que me parece de las figuras más grandes en el mundo literario de la segunda mitad del siglo XX y que he pasado leyéndole muy buenos ratos.

Y sin más dilación, pasamos al fragmento de la semana:

Se enfadó consigo mismo, pero luego se le ocurrió que en realidad era bastante natural que no supiera que quería. El hombre nunca puede saber que debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo ¿Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin un cuadro.

Ahí queda eso. Ánimo y a acertarlo.

Salud y República

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Rafa, me encanta la fotografía que ilustra el post. No entiendo mucho de eso, pero me parece que debe tratarse de una especie de despacho-libreria.

¿Por qué no nos cuentas algo de ese habitáculo?

En cuanto al texto, creo que pertenece a "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera.

Saludos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con ernesto, que "cree" bien. Es "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera.

RGAlmazán dijo...

Pues sí, es "La insoportable levedad del ser" de Kundera. Enhorabuena.

Salud y República

RGAlmazán dijo...

Ernesto, el habitáculo no es mío, es una foto que he tomado de internet. Me pareció un sitio muy majo y recogido y lo tomé prestado.

Salud y República

Martine dijo...

Buenas tardes Rafa,

De haber llegado a tiempo, con sinceridad, hubiera adivinado...
Este libro y este autor, me los dieron a conocer un buen Amigo, y por haberlo leído recientemente, todo hay que decirlo, lo tenía muy fresco en mi memoria...

Otra vez será, pero no pierdo la ocasión de venir aquí para darte un beso muy cariñoso en esta tu Entrada 501, llevo la cuenta
;-) ...

fritus dijo...

Padre Rafa: Tiene Ud. unos acólitos tan mega rápidos que así no hay manera...Personalmente preferiré siempre a Manolo, paisano mío y persona de una calidad humana pareja a su talento literario, que al pesao de Kundera....( ahora viene cuando recibo por todas partes, por bocazas).

Un abrazo

Martine dijo...

Perdón por la intromisión, Fritus no padezcas,no te voy a dar, he dicho que lo había leído... no que me gustara de manera especial...