España es
el cuarto país que más armas vende a Arabia Saudí. Hemos vendido 900 millones
en los últimos tres años. Hemos contribuido a uno de los desastres humanitarios
más grandes del mundo. El ataque de la coalición que lideran los saudíes contra
Yemen.
Sí, no
valen componendas. Excusas las justas. No es posible que bajo ninguna
justificación se esconda la verdad. Arabia Saudí, ese país ejemplar que corta
manos a los ladrones, que tiene ninguneada y discriminada a la mujer, que
convive con una democracia de quinta división, lidera una coalición contra
Yemen. Y lo grave es que lo hace como ellos saben: contra todo lo que se mueve,
sin discriminar. Victima de sus sanguinarios ataques y su bloqueo canalla contra
la población civil, donde niños, mujeres y personas no militarizadas sufren las
consecuencias.
El último
ataque aéreo de la coalición que libera Arabia Saudí, hace seis días, ha
acabado con la vida de 29 niños, que viajaban en un autobús escolar. Tanto
Trump, como gran parte de los países occidentales, incluidos gran parte de los partidos políticos españoles apenas han dicho ni mu. En
todo caso han comunicado un cierto rechazo –pequeño y falso-, ante estos
crímenes contra la Humanidad.
Mientras,
nosotros, desde España, les seguimos vendiendo armas. Por cierto, no sólo a los
saudíes, también a los Emiratos Árabes –otro ejemplo de democracia inventada—
que también forma parte de la coalición contra Yemen.
Encajamos
dólares a cambio de vidas. Un bonito negocio. Y no valen historias. Eso de que
Arabia Saudí, como dicen ellos, y nuestro gobierno aseguran que no ha utilizado
armas en esta guerra, es una milonga propia de justificadores que no saben cómo
defenderse. ¿Quién puede creer a Arabia Saudí o a los Emiratos? ¿Acaso no
demuestran a diario, lo que les importa los derechos humanos? ¿Cómo se va a
probar que las armas usadas provienen de otro país? ¿Acaso a los muertos se les
sella con el producto mortífero? Vender armas es más que discutible, hacerlo a
quienes se sabe que matan indiscriminadamente con ellas es corresponsabilizarse
con esos crímenes.
Imagino a
nuestra querida familia real tan tranquila, mientra que sus hermanos –así
denominan a la familia real saudí— cometen crímenes injustificables contra
gente inocente. Esos abrazos que se repetían entre Juan Carlos y el rey saudí
también han tenido consecuencias. Por cierto, Felipe VI, junto a Rajoy,
recibieron con alharaca, hace cuatro meses al príncipe saudí Bin Salmán, quien
vino a firmar un contrato con Navantia para la producción y compra de tres
corbetas por un valor de 2000 millones. Unas corbetas que cuando estén en poder
de esa coalición pueden teñirse de sangre. Eso sí, con esos 2000 millones para
la naviera, habremos arreglado los problemas económicos de este país. ¡Qué
vergüenza! Dólares con sangre de inocentes.
Tres años
lleva la campaña Armas Bajo Control (Amnistía Internacional, Greenpeace,
Fundipau y Oxfam Intermón) advirtiendo al gobierno que el uso de las armas y
las corbetas pueden utilizarse contra la población yemení para ataques
indiscriminados y para mantener el bloqueo a Yemen. Y como quien oye llover.
Hasta ahora el PP no había hecho ni caso, al contrario. Veremos si Pedro
Sánchez y su gobierno es capaz de tener algo más de sensibilidad y dejar de
vender armas a esos asesinos, o por el contrario, siguen prefiriendo los dólares
y la sangre, a los derechos humanos.
Salud y
República
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