Claro que
es fácil pedir los papeles que no tienen a los migrantes. Muy fácil, porque no
los tienen. No tuvieron tiempo de pedirlos. El hambre y las guerras les
empujaron.
Qué bonito
es cerrar las puertas, hablar de millones de inmigrantes, cuando en los últimos
ocho años no han pasado de 120.000. Y qué bonito es, días después, ir a darles
la mano a los mismos a los que quiere prohibir la entrada.
Tan bonito
como no presentar los papeles (el ordenador) que le ha pedido la jueza con los
trabajos del máster puesto en cuestión. Los papeles de los inmigrantes son
necesarios, los del Sr. Casado son una cuestión menor, de importancia mínima. ¿Dónde
están sus papeles Sr. Casado? ¿De qué huye usted? Ya se sabe, los peperos
siempre piensan que están por encima de la ley.
Una jueza,
por cierto, que fue asesora del ministro pepero de justicia, Rafael Catalá, en
su momento –difícil acusarla de progresista-- que ha encontrado indicios de
delito y que ha pasado el caso al Tribunal Supremo para que lo estudie y pida
un suplicatorio al Congreso.
Y es que
además de ser un ultraderechista redomado –sobre todo en temas como Cataluña o
la Inmigración--, ha intentado defender un master, que a la misma jueza le
parece regalado, mintiendo como un bellaco. Aquí se puede confirmar.
Veremos que
dice el Supremo, cuyos componentes ya sabemos que los nombre el CGPJ (miembros
nombrados por los partidos políticos). Pero ya está manchado. Una jueza
conservadora, para más inri, le ha destapado el pastel. Su máster es un
regalito más hecho al PP, como el de Cifuentes.
Es
increíble pero cierto. Un líder amenazado desde hace ya dos meses por la
Justicia, ha sido nombrado capo del Partido Popular, a sabiendas del riesgo que
corría. Ahora veremos como termina. Para empezar, decir que su objetivo es
regenerar su partido, cuando tiene una mochila tan dudosa, es algo
desconcertante, aunque propio de los peperos. Capaces de rizar el rizo en
aspectos de corrupción y defender lo indefendible hasta el límite, para luego
hacerse los suecos. ¿Es ésta la regeneración esperada? Un discurso rancio y
viejo.
Miren
ustedes, yo después de ver y escuchar a los actores importantes, me atrevo a
pensar que la jueza tiene toda la razón del mundo. Y es que me ha comportado
una gran satisfacción ver cómo mamporrerillos peperos de tres al cuarto, como
Marhuenda o Inda, trataban de defender a Casado, descompuestos y con argumentos
tan falaces como los que asevera García Egea, el nuevo secretario general, o el
mismo Casado. Nerviosos, echando la culpa a la jueza o diciendo que los casos
de las otras tres imputadas, de similar factura al caso Casado, son distintos.
Fíjense si
están nerviosos y cagados –perdonen la expresión— que ya empiezan a hablar de
que el caso ha prescrito. Lo que significa que van a basar su defensa en esa
cuestión y no en la inocencia de Casado.
Y para completar
el repertorio, resulta que ahora dicen que la ética no la marcan ni los
políticos ni los periodistas, sino la ley. ¡Qué diría Aristóteles! No saben lo
que es la ética y, ante problemas graves, confunden, a sabiendas,
responsabilidad política con responsabilidad judicial.
Eso sí, ya
sabemos una cosa. El propio Casado lo ha dicho, temiendo lo peor. En caso de
ser imputado no dimitirá. Esos son sus poderes y sus tragaderas. Habría que
recordarle que decía en otros casos, como en el de Rita Barberá, que sin ser
imputada, aconsejó su dimisión por cuestiones políticas. En fin, nada nuevo
bajo el sol. El PP y su embudo particular para medir sus culpas. Veremos cuánto
resiste. De momento la Sra. Santamaría no ha querido defender a Casado, y me da
la impresión que está viviendo momentos de éxtasis, a la espera de la caída de
su enemigo.
Salud y
República
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