Grecia, el país fundador de la democracia, pasa por unos momentos delicados. Está siendo obligado a continuar por la senda de los recortes, cuando ya no queda casi nada por recortar. Un país donde se ha aplicado el austericidio más brutal, donde sus ciudadanos han pasado de clase media a clase baja y de clase baja a pobres miserables.
E insisten, desde la CE no quieren acabar con el problema, quieren acabar con Grecia. Sus políticas –al igual que ha ocurrido en España, aunque en menor grado— han llevado a este país a la ruina total. Y quieren más. En un país donde el paro es el más alto de Europa, el 27%, la pensión media no pasa de los 400 euros, los sueldos se han reducido cerca de un 50%, y sin embargo quieren insistir, aumentando el IVA de los productos de primera necesidad, reduciendo las pensiones y la edad de jubilación. Les da igual lo que ocurra en Grecia, el caso es someter a Grecia como sea y sembrar el pánico en otros países.
Ante tales circunstancias, Syriza que ya ha llegado al límite en las cesiones y no quiere traspasar más líneas rojas, ha decidido hacer un plebiscito, donde sea el pueblo el que decida directamente si prefiere aceptar las medidas de la Troika, en la línea de un suma y sigue, o negarse a aceptarlas con todas las consecuencias, como puede ser la quiebra del país y la salida del euro.
Llega un momento en que hay que elegir, de forma definitiva, o continuar por un camino de ajustes y recortes plegándose a los mandatos de esa Troika insaciable, o resistir y decir no al rescate, con todas las consecuencias negativas que tiene la quiebra de un país.
Esta medida que lleva a los griegos a decidir directamente el próximo domingo, ha devuelto al menos la dignidad a un pueblo humillado, un pueblo que hasta que Syriza ganó las elecciones, estaba sometido totalmente a esa Europa egoísta, mezquina y codiciosa, que todavía no se ha enterado de que no hay otra solución que la condonación de una parte importante de la deuda. Algo que se ha hecho con otros países en otras circunstancias. La misma Alemania pudo salir adelante, después de la segunda guerra mundial, con una condonación de la deuda y una ayuda que ya quisiéramos que hoy ella diera a los países más afectados por la crisis.
Hoy, Grecia ha vivido una jornada tranquila, a pesar del corralito, porque sabe que pronto ocurrirá algo definitivo. Después de cinco años de recortes inmisericordes, Grecia quiere salir como sea de esta pesadilla. Los griegos saben una cosa, mantener esta situación de plegarse a la Troika ya la conocen y ha significado un empobrecimiento del 40% en estos años, quieren terminar de una vez y, a sabiendas de que el momento es difícil y de que no hay soluciones buenas, al menos podrán terminar de una vez.
Y cuidado con el resultado. Porque no sólo perderá Grecia, las consecuencias para el resto de Europa y del mundo son muy negativas. Ahí tienen ustedes al gran Obama tratando de mediar para que no se produzca la ruptura de Grecia con el euro, una posibilidad cada vez más próxima.
Ojalá que este órdago, al que se ha visto obligado a echar el gobierno griego, haga reflexionar a esta Europa avarienta y busque una solución al problema. Una solución definitiva que no permita que la primera democracia del mundo sea apartada de una Unión Europea cada vez menos unida, donde los países poderosos quieren serlo más, sometiendo a los más débiles.
Los griegos tienen la palabra y han de saber que somos muchos los que estamos con ellos, los que queremos una solución concertada que no signifique el total desmantelamiento de Grecia. Todos juntos hemos de unirnos a los helenos, porque no se puede consentir que este Saturno siga devorando a sus hijos débiles, por un puñado de euros.
Salud y República
P.D. Desde Rivas el gobierno municipal ha firmado una declaración de apoyo y solidaridad al pueblo de Grecia. Ojala que sean muchos más los gobiernos de distintas instancias que se unan a esta declaración.