13 octubre 2007

El súper y el mendigo

He estado en el súper esta mañana. Nada especial, después de un día de fiesta y fin de semana es casi obligado. Al ir a por el carro he visto una escena poco común. En este supermercado, cerca de donde se acumulan los carros vacíos, hay una persona pidiendo, que intenta que, cuando se devuelve el carro, le den la moneda introducida.

Hoy estaba uno que es español (los otros dos, que he visto en otras ocasiones, parecen ser rumanos), hirsuto, con bigote, un aspecto no muy aseado y menos de cincuenta años.

Pues bien, a la que iba a coger el carro, una mujer, que se dirigía a la entrada de la tienda, ha tirado un cigarro a medias y encendido. El buen hombre se ha lanzado en plancha, casi me ha arrastrado a mí, para coger el cigarro. Yo me le he quedado mirando sorprendido, y él, con la vista hacia otro lado y dando una calada profunda, ha exclamado: ¡joder, que bueno está, además es rubio y de mujer! ¡ya he hecho el día!

No he dicho ni mu. He entrado y he hecho la compra. Pero, no he dejado de pensar en ello. Y me surgen varias preguntas: ¿Tan enganchado con el tabaco está este hombre que con una colilla larga se siente satisfecho para todo el día? ¿De verdad pensará que sabe mejor el cigarro de una mujer? ¿Es posible que esta sociedad “de primer mundo” no haya sido capaz de integrar a personas así? ¿Cómo habrá sido la vida de este mendigo para llegar a esto?

Salud y República

3 comentarios:

Maripuchi dijo...

Qué sueños tendrá este hombre?

Tremendo.

Javier Guzmán Romero dijo...

en el super de abajo de casa tambien se ponen intermitentemente un hombre y una mujer (extrañamente nunca coinciden) y sospecho que soy el unico que sabe de su existencia. Para el resto de personas es algo que les hace sentir incómodos, o yo que sé...

Antonio Piera dijo...

Durísimo. Sin duda, un hombre a quien la vida ha arrojado a la orilla, desde la que un envase lleno de algo comestible, aunque en estado dudoso, es un regalo del cielo, y una colilla de mujer la única manera de respirar el carmín prohibido del recuerdo.
Lo penoso es lo fácil que resulta en esta sociedad quedar al margen.