05 octubre 2007

La contra-memoria histórica de la Iglesia

Y digo yo que debería acostumbrarme, pues nada. A mí me pasa con la Iglesia lo que le pasa a mi amiga Blanca con Aznar, me pone de los nervios. Y no será porque no es previsible. Basta que pienses qué se debe hacer, da igual con respecto a qué, para que encuentres que de nuevo te la clavan. ¿Cuándo actuarán sin fariseismo y con coherencia? ¿Sin rencor ni hipocresía? Claro que eso sería como pedir peras al olmo. O tratar de comprender la teoría de las peras y las manzanas de la que no son autores y, sin embargo, sí fieles seguidores.

Vuelven siempre a lo mismo. Son contumaces como pocos. Y dale a la varita. Erre que erre. Sólo se arrepienten o piden perdón cuando pasan cientos de años. Mientras, juegan con la ventaja de que pueden errar a conciencia pues les basta arrodillarse, contárselo a otro que está en un pequeño armario encerrado y se limpian las culpas. Así cualquiera, cualquiera que tenga estómago, claro.

Me gustaría que quedara claro que la crítica que hago va directamente a la jerarquía eclesiástica que comete y permite tales desmanes, no a los creyentes de base que no estén de acuerdo con los capos. Tengo un respeto total por todas las creencias, no por los actos perniciosos que de cualquiera de ellas se pueda derivar. Sin embargo, también va dirigido a los forofos seguidores que están dispuestos a continuar apoyando a estos insensatos como obligación y sin rechistar, o en el mejor de los casos con un pasotismo que les permite mantener su conciencia tranquila, a pesar de ser corresponsables de las tropelías.

La Iglesia no puede hacer y deshacer sin control, campar a sus anchas y luego criticar descalificando lo que hacen los demás y no se ajusta a lo que les gustaría. Yo no sé donde han dejado estos obispos lo de poner la otra mejilla, antes de hablar ya te han arreado un guantazo.

Estos señores que comandan la Conferencia Episcopal española han decidido llenar de beatos, santos y mártires de la guerra civil a este país, para lo que han convocado un acto de beatificación de casi quinientos nuevos beatos, mártires de la guerra civil el próximo día 28 de octubre (a lo mejor –alomojo— es casualidad pero se cumplen veinticinco años de la primera victoria socialista, ese día), en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

La verdad es que alguno de los que me lee se preguntará, ¿bueno y qué? Y es verdad que me importaría un pito, me la traería al pairo o me la sudaría, si no fuera porque esos mismos que deciden hacer santos a unos muertos, critican ferozmente que recuperen la dignidad otros. En relación con la ley de la Memoria Histórica, estos moscardones dicen: "Una sociedad que parecía haber encontrado el camino de su reconciliación, vuelve a hallarse enfrentada. Una utilización de la memoria histórica, guiada por una mentalidad selectiva, abre viejas heridas de la guerra civil y aviva sentimientos que parecían superados” Toma ya. Esto lo dijeron en la Instrucción Pastoral de noviembre de 2006.

O sea que devolver la dignidad arrancada, el honor ultrajado y reconocer y enterrar a los muertos del bando republicano, que todavía yacen en fosas comunes o en cunetas de carretera, es abrir viejas heridas y avivar sentimientos superados. En el catecismo que me obligaron a estudiar, recuerdo que decían que enterrar a los muertos era una obra de misericordia y no ponía nada si sólo a los de un bando. Mientras tanto hacer beatos o santos a los caídos del otro lado es hacer convivencia y patria.

Reconozco que esta entrada tiene mala leche. Perdonádme si se nota mucho la inquina. Me lo pedían mis vísceras. Me sacan de quicio, y si ellos, que según su dios, deberían poner la otra mejilla no lo hacen, no sé porque iba a hacerlo yo.

Salud y República.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Compartimos fobia. Cada palabra que me viene a la mente para describir lo que siento ante estos "señores" se queda corta, a pesar de lo fuerte que pueda sonar a los oídos. Solo de pensar que semejante institución se financia con parte de mis impuestos me revuelve el estómago. No veo el día en que un auténtico gobierno de izquierda rompa definitivamente los lazos que nos atan a estos farsantes. Anticlericarismo creo que llaman a "mi patología". No tiene nada que ver con las creencias ni con la fé que no tengo.

RGAlmazán dijo...

Muy acertado tu comentario, lo subscribo totalmente.

SAlud y República

Naveganterojo dijo...

Somos muchos los anticlericales,ellos se lo ha ganado a pulso,promoviendo casi mil beatificaciones hasta la fecha,pero con mas de 10.000 en lista de espera.
Para mallor recochineo el señor Martinez Camino dijo ayer que "es un testimonio de reconciliacion".
¿Desenterrar a los pobres que estan en fosas comunes es un testimonio de venganza?.
Menuda banda de cucarachas,(es la palabra que mas le gusta a Eulalia).
Salud y republica

Naveganterojo dijo...

¡¡¡ Que torpe,quise decir mayor,perdon!!!

Eulalia dijo...

En eso estamos todos de acuerdo.
Son una secta de cucarachas, mafiosos, meapilas y todo lo que se te ocurra.
La lástima es que no se como hacérmelo, no ya para que me borren, sinó directamente que me excomulguen, que si lo descubriera... por mi parte les iban a dar por donde más les gusta dar a ellos.
Saludos.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, Rafa, la jerarquía de la iglesia nunca ha estado con los desfavorecidos.Y además te quedas corto. En ese articulo que tu comentas el gerifalte vestido de negro habla de beatificar a 10.000 martires de la guerra civil. Y luego tienen la desfachatez de acusar de reabrir antiguas heridas. Como ellos tiene a sus muertos bien enterrados, reconocidos, dignificados, hemenajeados y resalcidos moral y económicamente, lo demas, eso de recuperar la memoria de "rojos de mierda" es volver al enfrentamiento civil.
Son una autentica basura.
Salud, República y Socialismo