28 octubre 2007

La literatura como terapia de la política (V)

De nuevo estoy aquí en nuestro encuentro con la literatura. La semana pasada el fragmento era del libro de Italo Calvino, El barón rampante. En esta ocasión la primera en acertar fue mi estimada Maripuchi y lo confirmó mi, no menos, admirado D. Vilos.

El barón rampante es una obra fantástica y alegórica de uno de los escritores más variados del siglo XX, el italiano Italo Calvino. Un escritor amigo de Cesare Pavese y muy cerca del mundo de habla castellana (nació en La Habana y se casó con una argentina, además de tener una notable influencia de Borges). Esta obra la escribe a continuación de la invasión soviética a Hungría en 1956, momento en que comienza a alejarse del Partido Comunista Italiano, en el que había estado militando.

Es una obra que además de tener una estructura perfecta tiene una máxima originalidad. En el siglo XVIII, un muchacho de doce años por despecho se sube a un árbol y sin bajar a tierra vive todo tipo de aventuras hasta que desaparece a los sesenta y cinco años. Forma parte de la trilogía “Nuestros antepasados” junto con El vizconde demediado y El caballero inexistente.
Fue el primer libro en italiano que leí. Después lo he releído en castellano en un par de ocasiones.

Es un libro que rezuma rebeldía, libertad y juventud. Un libro para leer siempre pero especialmente indicada como una de las primeras novelas para alguien joven que se inicia en la lectura. Yo lo leí cuando tenía unos veinte años y me atrapó, habiéndome hecho fan de Calvino para siempre. Y ahora pasamos al texto de esta semana:

"Vagaba el humo por los campamentos. Se deshacía hacia la copa de los árboles,
con un olor de guisos y de arbustos quemados. Hervía densamente una paella en el corro vecino y la mujer de negro se apartaba de las llamas y del humo que
querían subirle a la cara. La veía Daniel afanarse, recogerse las puntas del
pelo chamuscado. Le enseñaba las corvas, muy blancas bajo la tela negra igual
que la sartén, cada vez que volvía a doblarse para hundir la cuchara en el
espeso burbujeo. Llegó la niña, chorreando, con su traje de baño celeste. Le
pasaba a la madre por el cuello aquel brazo delgado y brillante de agua y la
besó el carrillo afogonado. “¡Ay quita hija mía; que me mojas…!” Y saltaron sus
piernas desnudas por cerca del fuego. Recogió la correa del perro y escapaba
hacia el agua."
Y ahí queda eso, ¡hala! A acertar.

Salud y República

Actualización a las 10:10 del 29 de octubre:

Pista: Escritor español que cumplirá 80 años en diciembre.

7 comentarios:

Augusta II dijo...

Jodó, ni p. idea. Otra vez será.

Reconozco mi más profunda ignorancia e incultura. :(

Si no hubiera dicho nada habría quedado mejor, no?

En fin, que me voy por donde he venido, y eso...

Gracchus Babeuf dijo...

No me perdono no haber acertado lo del Barón. Si es uno de los libros que me ha formado!.

Me enseñó a leer, pero también me enseñó a disentir.

Cualquer día me subo a un árbol, y no me bajo, se ponga Rajoy como se ponga.

Vilos Cohaagen dijo...

¿El jarama? de Sánchez Ferlosio

RGAlmazán dijo...

Premio para el caballero. Como se nota D. Vilos que es Vd. casi un profesional.

Si señor, El Jarama de D. Rafael.

Nada, nada, enhorabuena, es Vd. un acertador.

Salud y República

Augusta II dijo...

¿Ha visto, D. Rafael, como yo no he soltado prenda?. Pero una cosa le voy a decir:

Habiendo leído El Jarama, (que no me gustó nada, y si no lo digo, reviento), ha escogido usted un texto pelín rebuscado, ¿eh?

Ande, ande, ¡pillín!

Qué poquito fluído es el Ferlosio, leches, por mucho que usted diga...

Si no decía esto último, también reventaba...

Salu2!!

Vilos Cohaagen dijo...

Es verdad que estaba complicado, si le digo la verdad pensaba que en lugar de un río tenía una laguna, por eso la interrogación.

"El jarama" es una gran obra de aprendizaje, y su autor uno de los más exigentes consigo mismo (lo que a veces hace que sus textos sean complejísimos, como apunta augusta)

El cheque lo puede enviar a mi domicilio en Saba.

Saludos republicanos.

Anónimo dijo...

Como sabrás, mi querido Rafa, esta obra es el inicio de una trilogía excepcional, a la que siguen (no recuerdo si en este mismo orden) El vizconde demediado y El caballero inexistente. Todas ellas son absolutas obras maestras de uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Gran acierto el tuyo por la selección. Lástima que, como siempre, me incorporé tarde al juego.