Por mucho que se empeñen en proclamar el día de hoy como el
Día del Refugiado, la verdad es que sólo existen días contra el refugiado.
Menos titulares y más ayuda.
La realidad nos dice que quien huye de la guerra –incluidos
niños y mujeres--, del hambre, de la miseria, de la muerte en Afganistán, Siria
o cualquier otro país del mundo, importa un bledo al primer mundo. Al
contrario, todos los intentos de los “grandes países” son para tratar de parar
ese aluvión de refugiados que huye de la muerte.
En España, como en otros países de la “solidaria” Unión
Europea, los refugiados están entrando con cuentagotas, mientras que son muchos
más los que mueren ahogados y enterrados en el Mediterráneo, o terminan en
campos de concentración sin el mínimo respeto por los derechos humanos y en
condiciones de extrema necesidad.
Eso sí, hoy todo el mundo habla --sin pudor y sin poner los
medios para solucionar el problema--, de que es el Día del Refugiado. Y es que
vivimos en un mundo donde la xenofobia, la indiferencia, el pasotismo y la
hipocresía superan ampliamente a la solidaridad.
Y lo más triste de todo –aunque conociendo al personaje no
es ninguna sorpresa--, es que el ministro del Interior en funciones, el ínclito
Jorge Fernández Díaz, suelte encima afirmaciones que avergonzarían al más
“pintao” y que sin embargo no hacen sino confirmar su catadura moral.
Ahora resulta que se para y se ha parado la entrada de
refugiados, según el ministro meapilas, porque entre los refugiados hay
terroristas. Claro, ahora se puede entender ese afán suyo de obstaculizar las
manifestaciones, de fabricar leyes mordaza, de levantar vallas con concertinas.
Y es que, los que se manifiestan o tratan de llegar desde África, son también
terroristas. El mundo, según piensa, está lleno de terroristas, aunque el único
que cause terror sea él, con su constante actitud totalitaria y con el vil
truco de meter miedo, de querer convertir todo en un problema de seguridad, a
sabiendas de que no lo es.
Este ministro que ya nos ha deleitado con leyes
autoritarias, con homenajes a vírgenes, con ángeles que le ayudan a aparcar,
sigue en sus treces. Es un totalitario de tomo y lomo, y busca excusas para
tapar su xenofobia. Y antepone una seguridad innecesaria a un problema
humanitario. Así actúa el catolicísimo sujeto. Seguramente descargará su mala
conciencia, echando algún que otro euro al cepillo, los domingos en misa,
mientras que más de un niño se seguirá ahogando en el cementerio del Mediterráneo.
Eso sí, seguramente se tratará de niños terroristas.
Nunca se le ha escuchado la más mínima crítica a la venta de
armas a Arabia Saudita, por el gobierno al que pertenece. Armas que se ha
demostrado que son enviadas al grupo terrorista Daesh. Ni tampoco ha pedido
responsabilidades por los disparos de sus guardias civiles, en Ceuta, con
pelotas de goma en el mar, que causaron la muerte a dieciséis inmigrantes. Seguramente
terroristas según él.
En fin, un ministro inhumano que presume de su relación con
las divinidades y que podría, perfectamente, haber sido ministro en el siglo
pasado durante la dictadura. Es más,
seguro que estaría más contento en un estado nacional-católico.
Una prueba más del daño, en algunos casos irreversible, que
ha cometido este gobierno, donde los débiles están condenados a serlo más. Sólo
queda acabar con ellos el 26-J. Si el PP vuelve a formar un nuevo gobierno, a
sabiendas de todo lo que lleva en su mochila, sus votantes serán
corresponsables de sus fechorías, que luego no se llamen a engaño. Y, mientras
tanto, dejémonos de patrañas, el Día de los Refugiados debería ser sustituido
por el Día de los Olvidados.
Salud y República
1 comentario:
Es que no lo has leído completo, hoy es el "dia del refugiado... para echarlo" :(
Salud
Publicar un comentario