He decidido dedicarme a jugar con palabras. Mayúsculas, usadas con la boca llena. Vocablos grandilocuentes, indiscutibles, aparentes paradigmas universales, cargados de valores y usos no necesariamente democráticos, cuando no, absolutistas o totalitarios, y que tienen, bajo mi punto de vista, su antónimo democrático, por cierto, en muchos casos, peor visto. ¿Por qué?
Ahí van otros dos, como siempre, coloreados como un semáforo:
Davos --- Porto Alegre
Losantos --- Gabilondo
¿Hay que explicarlo?
Salud y República
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