Racismo y machismo desde la derecha

Muchos medios de comunicación y gran parte de la derecha política destila racismo y machismo. Son muchos los ejemplos que se pueden poner. El hecho de oponerse a todo porque sí, les hace que en sus argumentos encontremos signos indelebles de racismo y machismo. No voy a hablar de ejemplos que vienen desde hace años. Baste dos que se han dado en esta semana, uno de machismo y otro de racismo.

Cuando aprenderá el PP que la crítica debe ser política y por tanto debe hacerse sobre la gestión del responsable correspondiente. Pues no, en su afán destructor y apisonador no es capaz de separar las críticas políticas de las personales.

Con la ministra de defensa es tan débil la oposición política que pueden hacer, que se han dedicado a denostarla por: ser mujer, estar embarazada o vestirse de forma poco adecuada. Y es que aquí sí que tienen poco que les diferencia. Ese aumento de tropas al exterior, ya acordado entre los dos grandes partidos, y ese servilismo que todos los ministros de defensa siempre han demuestrado al rey --recuerdo que es jefe de los ejércitos según la constitución, pero no dios--, que en el caso de Carme Chacón se manifiesta con los gritos evitables de "Viva el Rey", han hecho que se fijen en "ser mujer", en "estar embarazada" y ahora en este último episodio de hace días en "cómo iba vestida". Nunca, en ningún momento, recuerdo que se haya cuestionado cómo iba vestido un hombre por muy ministro que fuera. Es tan obvio que es inútil seguir. Simplemente es una crítica machista y rebosa fobia incontenida y falta de argumentos políticos.

El otro caso es el de la diputada popular catalana Montserrat Nebrera. Una política hecha a golpes de medios de comunicación, cuya mejor condición y quizá la única que se conoce es la de ser un personaje mediático, tertuliana en radio y televisión, y ahora resulta que se permite criticar a la Ministra Magdalena Álvarez, no tanto por su gestión, sino por su acento "raro". Y de paso por ser andaluza. Vamos, un ejemplo de crítica política.

Yo creo que la ministra es una mala gestora, además de tener una cierta actitud chulesca en los enfrentamientos dialécticos, y fui uno de los sorprendidos cuando Zapatero la eligió para estar como ministra en esta segunda legislatura, pero que la crítica que se le haga sea decirle que habla raro, tiene narices:

“El problema de esta buena mujer es que tiene un acento que parece un chiste”, dice la buena de Montserrat y se queda tan pancha. No, mejor dicho, no se queda tan pancha pues completa la cuestión con:

“¡Imagínate, además de un problema de comunicación, siendo andaluza!”. O sea que ser andaluza ayuda a agrandar el problema. Pero tampoco termina ahí, para aclararlo, la buena señora dice que cuando llama a un hotel a Córdoba le cuesta entender andaluz. Y termina para mayor gloria haciéndose una pregunta: "¿Porqué Manolo Chaves se quitó de en medio a esta “cosa” y la colocó en el gobierno?" Y se responde: “Ella es un chiste malo”. Vamos que la Ministra es andaluza (qué horror), no se la entiende, es una cosa y un chiste malo. ¡Viva la crítica política!

Señora mía, usted hace giros catalanes cuando habla en castellano y me parece bien, la entiendo perfectamente aunque a veces, como en este episodio, no quisiera, y todos, dependiendo de donde somos, tenemos una forma determinada de hablar, pero decir que no entiende el andaluz es una coña marinera además de sacar a la luz un racismo hacia esa autonomía que pasma.

Y mientras tanto, la única preocupación de Mariano es pedir la dimisión de la Ministra --con todo el derecho--, pero sin decir ni pío de qué le ha parecido la crítica de su diputada Nebrera. A mí, a veces --no lo hago porque no es democrático y me contengo-- me vienen ganas de pedir la dimisión de la oposición en pleno.

Salud y República