La casa real ha cerrado la puerta. Si antes era difícil saber lo que allí ocurría, y cuando se filtraba alguna noticia se practicaba la ley del silencio o la crítica disminuida, ahora resulta que todavía va a ser más difícil.
A la impunidad que tiene la monarquía en el código penal con la figura delictiva de "injurias a la corona" que hace que sea contraria al capítulo segundo, artículo catorce de la constitución donde se dice que: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social", se une el pacto tácito de los medios de comunicación, salvo excepciones honrosas, que evitan cualquier crítica a la corona y, ahora, tratan de convertir los actos sociales públicos en privados, con el fin de prohibir la entrada a la prensa.
Se ve que las declaraciones, entre el "por qué no te callas" de uno y las respuestas reaccionarias del libro de la otra, han hecho mella en una institución que se debe creer divina, por encima de la constitución y por lo tanto lejana al mundanal ruido y a su quehacer humano diario. Y qué mejor, para evitar tentaciones, que prohibir la entrada a los periodistas, no tanto porque con sus preguntas les pongan en aprietos, que no suele ocurrir, sino simplemente porque no vaya a ser que hagan declaraciones poco afortunadas, como las últimas, y algún periodista, que no sepa lo del pacto de silencio, vaya y lo cuente.
Así me gusta, si señor, resolutivos y cercanos al pueblo, como debe ser. Oiga, y a ver cuando me invitan a su real casa y le cuento las ventajas que puede producir, a ese pueblo del que se alejan pero que dicen amar con pasión, el cambio de Monarquía por República. Y lo discutimos.
Salud y República
2 comentarios:
Hace ya muchos años que observé que en verano, en todos los Telediarios, tanto de la mañana como de la noche, se acababa con una noticia de la Casa Real: el Rey estrena barco, la Reina acude a un concierto, la Princesa sale de juerga, ...
Así es como poco a poco en este país el marketing institucional ha conseguido que la monarquía pase a ser una institución que apenas superaba el 50 % de simpatías entre los españoles cuando la transición, haya pasado a estar por encima de un 70 % de popularidad.
Por consiguiente, amigo y compañero, lo que cuentas tiene mucho sentido: al menor asomo de pérdida de popularidad a consecuencia de esas declaraciones inconvenientes, se cierra el grifo de la prensa y durante un tiempo volveremos al Rey "Madelman" (Madelman Soldado, Madelman Esquiador, Madelman Dormilón, ...).
Madelman holgazan. Déjelos que se alejen Don Rafael. Haber si de una vez se van todos a tomar por el culo.
El Canuit
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