Después de dieciséis años de lucha, la familia de Eluana Anglaro se encuentra como al principio.
Eluana lleva ese periodo en estado vegetativo, mantenida con una sonda alimenticia. Y su familia ha tratado de que no sufra más, de que no la mantengan artificialmente viva, muerta en viva.
Les ha costado mucho encontrar un hospital que accedía a desconectarla, les ha costado mucho luchar contra los condicionamientos sociales, contra la cruzada que desde medios católicos se ha lanzado llamándoles asesinos. Les ha sido difícil poder ir sorteando obstáculos hasta que han encontrado una respuesta favorable del Tribunal Supremo italiano.
Una vez que habló el máximo tribunal, estaba todo preparado para que se trasladara el cuerpo de Eluana a un hospital de Udine, donde desconectarían la sonda que la mantiene artificialmente con vida.
Pues bien, ahí entra la mano del más reaccionario de los gobiernos que Italia ha tenido en su historia democrática. Berlusconi, por medio de su ministro de Sanidad, ha enviado una circular al hospital donde le prohíbe llevar a cabo la operación.
De nuevo, Berlusconi demuestra que está por encima de todo y que hace y deshace a su antojo. Il Cavaliere ha dado muestras en esta legislatura de que es capaz de cargarse todos los impedimentos de la forma que sea con tal de retroceder en los derechos sociales y de saltarse las leyes a la torera. En definitiva de hacer de Italia su cortijo particular.
La mano negra de Berlusconi también llega a la eutanasia. Tampoco tiene en cuenta ni el posible sufrimiento de la paciente, ni el de la familia. Un tipo acostumbrado a utilizar las leyes en beneficio propio, incluso fabricándolas para salvarse de ser imputado, ha vuelto a invalidar a la Justicia saltándose una sentencia del Tribunal Supremo.
Esta cuestión tiene dos vértices, uno el de carácter democrático:
No es que al gobierno italiano no le guste o deje de gustar una sentencia, es que la anula cuando no está conforme. Mucho hay que decir del deterioro democrático cuando uno de los poderes, el ejecutivo, anula a otro, el judicial. ¡Viva Montesquieu!
El otro aspecto es el social, el derecho a la eutanasia. En esta Europa donde hace tiempo que no sólo se han paralizado las mejoras sociales, sino que han retrocedido, con una Iglesia crecida ante su huida hacia adelante, con menos adeptos pero con más fanatismo, nadie quiere hacer un hueco para avanzar, parece que debemos luchar para mantener las mejoras conseguidas el siglo pasado y en este momento, cuando la crisis económica no sólo es importante, sino que además sirve de parachoques y de excusa para no plantear otras cuestiones, hablar de un derecho como el de la eutanasia es una entelequia. España es otro ejemplo más, donde la crisis parece lo único que importa y donde todo lo demás son como adornos innecesarios. Donde ni tan siquiera se abre un debate tan importante como real, el del derecho de cada uno a hacer lo que quiera con su vida cuando llegue el momento.
Salud y República
4 comentarios:
Rafa, este es un tema que no sólo no se debate sino que es tabú.
Este derecho, el de vivir y morir con dignidad,debería ser un derecho inalienable. Pero esa moral judio-cristiana que nos gobierna, nos impide hasta el debate.
Este distadorcuelo corrupto, se ha pensado que Italia es su cortigo y los italianos sus siervos, pero mucha de la culpa la tienen lo italianos que es la enesima vez que tropiezan en la misma piedra.
Salud, República y Socialismo
A mi de los siervos de la Europa Occidental va mucho tiempo que dejo de darme pena. Tenemos lo que merecemos.
El Canuit
No dejan decidir sobre la propia muerte, y resultan ser los que callan ante el asesinato vil de gobiernos afines. Yo no se lo que haría si me llegase ese momento, pero si sé que respetaría la voluntad de quien llegado a esas circustancias decidiese poner fin a su sufrimiento. ¿Quien puede decidir sobre una persona ha de vivir con sufrimiento ante que morir dignamente?
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