Ese rey
ejemplar, ese hombre que ‘nos condujo a la democracia mediante una transición
única’, ha demostrado ser un tipo execrable, capaz de actuar miserablemente en
beneficio propio. Así lo dice su examante Corinna, que afirma que la utilizó,
no por amor sino por intereses económicos, como testaferro.
No es una
sorpresa, todo el mundo, de acuerdo con informaciones de medios solventes, se
preguntaba cómo había obtenido la riqueza que se le achacaba al rey emérito. Todo
eran suposiciones, hoy hay pruebas. Su examante Corinna lo ha desvelado ante la
presión que sufre para que le devuelva esas posesiones a Juan Carlos, en una
reunión con el comisario Villarejo –otro elemento, hoy en prisión— y el
empresario Villalonga, en 2015.
Chanchullos
en Marruecos y con Arabia Saudí, no nos sorprenden en absoluto. Recordamos los
besos y abrazos que se daba con sus hermanos de sangre, sangre de color verde, de
dólares. Un elemento capaz de matar elefantes, de defender a Franco, o de usar
testaferros para obtener patrimonio personal, quién sabe a cambio de qué, por
cierto, utilizando paraísos fiscales. ¡Vamos, una joyita de rey!
De izquierda a derecha: la reina Sofía, Gabriela de Saboya, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Juan Carlos I, Marta Gayà, Bárbara Rey y Olghina de Robilant.
Es lo que
tiene no dar un palo al agua, y tener poder y tiempo para dedicarse a su propio
interés. El pobre se aburría y con los medios del Estado –se ve que viajaba
para sus asuntos particulares e ilegales, con aviones militares desde el
aeropuerto de Torrejón, para no ser descubierto— dedicó sus esfuerzos en
beneficiarse él, su familia y sus amantes.
Son dignas
de escuchar las grabaciones de la Princesa Corinna –por cierto, peritadas y
dadas como verdaderas--, donde se puede descubrir la calaña del ‘artífice de
nuestra democracia’, como muchos dicen.
Una prueba
irrefutable, por si existían dudas, de quién ha estado reinando en España
durante 39 años. Hoy no es posible entender que esto pueda pasar. ¡Basta ya de
impunidad! Y todavía hay quien dice que la cuestión de la Monarquía no es
urgente ni importante.
Debe actuar
la Fiscalía y Hacienda –veremos aquí la firmeza del PSOE— e investigarle.
Además, se le debe llamar a declarar al Congreso para que nos aclare todo este
tejemaneje. Si no, será otra prueba más de que en este país la Justicia no es
igual para todos.
Por otra
parte, hay que actuar para que esto no pueda volver a ocurrir. No esperemos que
su hijo pueda volver a cometer estas tropelías. En primer lugar, hay que
cambiar la Constitución para hacer desaparecer la inviolabilidad del Jefe del
Estado. Hay que tomar medidas que permitan la transparencia y control en las cuentas
y acciones del Jefe del Estado, evitando toda la opacidad actual. Es inevitable
que Hacienda siga, en particular los movimientos del patrimonio de la Casa
Real.
Y lo que es
más importante. ¡Basta ya de cachondeo real! Es necesario que los españoles se
manifiesten y voten en referéndum decisorio que forma de Estado prefieren:
Monarquía o República. Que se ganen su sueldo, ¡que ya está bien de chupar del
bote!
Salud y
República
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