Ayer Rajoy
habló con Trump. Como suelo ocurrir con todo lo que hace el ‘gran líder’
español, lo que ha transcendido de su conversación con el abominable hombre
americano ha sido poco, pero lo suficiente para sacar conclusiones.
Resulta
que, según dice, se ha ofrecido para ser mediador entre Trump y la Unión
Europea o la Comunidad latina. ¡Y me da risa! Rajoy de mediador. Para ser
mediador hay que ser alguien capaz de --desde una posición neutral--, tratar de
hacer fluir la relación entre dos partes con intereses opuestos. Y ahora Rajoy,
el hombre que ha estado durante su legislatura con mayoría absoluta, sin mediar
ni con su propio partido, quiere decirnos que es capaz de mediar. Creo que se
equivoca de palabra, quizá quería ser “medrador”.
Un
personaje que se ha arrodillado ante la lideresa europea, Merkel, a la que ha
servido como un vasallo, como un correveidile, esperando impaciente sus órdenes, a la que ha ayudado
como monaguillo a costa de los ciudadanos españoles.
Un tipo que
ha dejado crecer el problema en Catalunya sin mover un dedo y utilizando los
estamentos judiciales en vez del dialogo, resulta que ahora quiere ser interlocutor
de Trump. Imposible, se parece más a un Aznar ante Bush que a un Kofi Annan. Y
es que hasta ahora no ha sido capaz de hacer la minima crítica al presidente americano
más contestado de la historia, como han hecho sus colegas de Australia, Canadá,
México, Francia o Alemania, entre otros países.
Nos quiere
tomar el pelo, lo que quiere es ponerse de su lado, servirle de correa de
transmisión de su ideología. En definitiva, tampoco esta tan lejos de los muros
de protección contra inmigrantes –recordemos las vallas de cuchillas— o que
España ha recibido unos 1000 refugiados cuando se ha comprometido a recibir
17.680.
En fin,
debería dejar de tomarnos por tontos. No ha movido un dedo a favor de México,
desde que Trump ha despertado a la bestia, y eso que si supiera un poco de
historia, debería conocer que hace cerca de ochenta años México fue el país que
más españoles refugiados recibió y ayudó, cuando un dictador genocida –del que,
por cierto, él no ha renegado— los perseguía a muerte. Claro que él, como
siempre: “no sabe, no contesta”.
Lo único
que ha sabido hacer es someterse a los poderosos --los bancos, las grandes
empresas, los políticos de las grandes potencias-- y servirlos con fervor
contra los más necesitados. Y ahora viene a decirnos que quiere ser un
interlocutor válido. ¿Habrá quien se lo crea?
Sólo nos
faltaba que se pusiera de alfombra de Trump y fuera su fiel escudero como hizo
Aznar con Bush. Porque con un tipo tan loco como el presidente yanqui y un
monaguillo tan fiel como Rajoy quién sabe dónde podríamos terminar y no quiero
acordarme de la foto de las Azores y de Irak.
Salud y
República
1 comentario:
El se ha ofrecido por su dominio de idiomas...jajaja
Que vocación de pelotas tienen nuestros presidentes con los de los gringos...
Anda que el que hablaba catalán en la intimidad con las patas encima de la mesa...
Salud
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