Sí, hoy en Rivas estamos de luto. Ayer, primer día del año, un criminal apuñaló a su pareja. A pesar de tener una orden de alejamiento, convivían juntos en su domicilio habitual
Es increíble la dificultad
para acabar con esta lacra. Todo lo que se ha hecho hasta ahora resulta insuficiente
para poner fin a una violencia machista que está grabada profundamente en
nuestra sociedad. La violencia machista es fruto de la desigualdad entre
hombres y mujeres, propia de una sociedad donde el patriarcado ha impregnado
sus fundamentos y donde los hechos demuestran, por desgracia, unas
consecuencias nefastas que van desde la falta elemental de derechos humanos de
las mujeres al crimen más execrable.
Desde luego, mal estamos
actuando para que sigan sucediendo estos asesinatos. En el caso que no ocupa,
el presunto asesino tenía una orden de alejamiento que no cumplía y que se ha
pasado por el arco del triunfo. Lo primero es denunciar, pero además hay que
proteger suficientemente a las mujeres. Se repiten los casos en que, a pesar de
haber una denuncia y una orden de alejamiento, los crímenes se siguen
cometiendo.
Hay que actuar en dos
vertientes. Una, la del medio y largo plazo, en la educación y formación de las
generaciones venideras --los niños y los jóvenes deben aprender que la igualdad
es el valor superador de un mundo patriarcal donde las mujeres siguen sometidas
al poder machista-- y, otra, es la aplicación de medidas inmediatas para
impedir hoy los abusos de poder machista de cualquier tipo.
Desde luego, no parece que
en la educación de los jóvenes se está acertando. La gran mayoría de casos de
acoso y abuso escolar nos indican que el machismo sigue imperando entre los más
jóvenes, por lo que se demuestra que algo estamos haciendo mal en la educación,
si no somos capaces de evitar que ocurra. Y no es una cuestión sólo de la
educación reglada, aquí tienen también mucho que decir los padres y la sociedad
en general que, junto con los educadores, no damos con la tecla necesaria para
erradicar esta lacra.
En cuanto a las medidas
inmediatas, a corto plazo, parece que sólo han sido eficaces en parte. Es
verdad que las mujeres denuncian más, es verdad que se han creado instituciones
para tratar de evitar estos crímenes, es cierto que hay mayor sensibilidad y
que se utilizan más medios, pero los crímenes machistas siguen su curso.
Hay pruebas de que desde las
instituciones más importantes todavía se denuesta a las mujeres. Ahí han
quedado las declaraciones de algunos prebostes. Por ejemplo, las de Juan
Rosell, presidente de la CEOE, quien en un ejemplo de machismo puro dijo que la
incorporación de la mujer supone un problema. O, cuando hace un año, una
representante de Ciudadanos, Marta Rivera (a la que apoyó su líder, Rivera),
equiparó la violencia del hombre a la de la mujer, sin entender que una
cuestión es la violencia en general y otra la de una violencia que se basa en
una sociedad machista que se ha perpetuado interesadamente.
Y ahí quedan hechos objetivos
de este país:
- Las
mujeres cobran un veinte por ciento menos que los hombres, el
número de mujeres en los consejos de administración del IBEX, no llega al
5%.
- A pesar
de haber mayoría de licenciadas, hoy, a las mujeres, les sigue costando
más llegar a puestos de alta responsabilidad –hay muchos más catedráticos
que catedráticas--.
- El paro
femenino es tres puntos superior al masculino, y eso que las mujeres
tienen acceso a puestos de peor calidad.
- Los
partidos políticos que están en las instituciones tienen todos como cabeza
visible un hombre.
Sólo con la colaboración de
toda la sociedad, hombres y mujeres, podremos superar este daño. Todos debemos
denunciar, todos debemos eliminar cualquier indicio de machismo propio o ajeno.
Y todos debemos estar dispuestos a ser solidario con las mujeres que necesiten
nuestra ayuda. De no ser así, mañana tendremos que volver a indignarnos y a volver
sobre este abominable hecho.
Salud y República
1 comentario:
Es terrible, como dices no se da con la tecla, es muy difícil cuando se está dispuesto a morir después de matar a su pareja quitándose a menudo la vida después de cometer el crimen...
Salud
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