Y éste es el Ministro de Justicia, con mayúsculas. Un ministro que ha impuesto tasas judiciales que impiden que la Justicia sea igual para todos –los que menos tienen no pueden interponer denuncias—, que está tramitando una ley del aborto que nos retrotrae cuarenta años atrás e injuria a las mujeres y las priva de la mayoría de edad, que utiliza la figura del indulto para favorecer a gente afín. Este es el ministro Ruiz Gallardón.
Además de lo anterior y muchas cuestiones más –por ejemplo, que siendo alcalde dejó a Madrid como la ciudad importante con mayor deuda en Europa— ahora resulta que esconde a su hijo mayor, para que no le traten como a un ciudadano normal, para que quede protegido por la coraza de papá ministro.
Y es que la noche del 15, Alberto Ruiz-Gallardón junior tuvo un accidente en Madrid y haciendo un Aguirre –Aguirre: dícese del acto por el que un o una conductor/a, después de haber cometido una infracción y/o una colisión y en lugar de atender a sus obligaciones, huye para evitar que le tomen datos y le puedan hacer controles, fruto del “yo soy importante y tengo impunidad”—, se marchó para esconderse en casa de papá ministro.
Afortunadamente el coche que se vio embestido le pudo tomar la matrícula y seguir hasta la casa de papá, donde los escoltas –tratando de defender al poderoso ministro y su hijo, como hicieron también los escoltas de Aguirre en su similar suceso— comunicaron a la policía municipal que el señorito no estaba disponible. ¿Alguien piensa qué pasaría si alguno de nosotros dijéramos que no estábamos disponibles a cualquier autoridad que nos reclamase nuestra presencia?
Naturalmente esto provocó que la policía municipal no pudiera hacer los controles necesarios, entre ellos la prueba del alcohol. Posteriormente el afectado puso la denuncia en la comisaría, donde según fuentes sindicales, la cabo responsable minimizó el hecho y en vez de poner una denuncia, la cuestión acabó con una simple minuta de lo sucedido. Y si hubiera prosperado la denuncia no hay problema, ante una condena siempre está el indulto de papá.
Pero claro, la Justicia es igual para todos, empezando por el ministro y su familia. Y si no basta observar algunos indultos que concede el ministro. Por ejemplo, aquel que pidió para un conductor condenado que condujo durante varios kilómetros en sentido contrario –resulta que, ¡oh casualidad!, el “conductor” culpable tenía como abogados a los del bufete de uno de sus hijos—, o también cuando indultó a cuatro mossos de esquadra condenados por torturas probadas, o el último indulto, el de un guardia civil que grabó una agresión sexual producida en un tren, mientras se reía por el “acontecimiento”, pero claro, otra casualidad, el padre del guardia civil es el que ha pedido el indulto y es concejal del PP en el pueblo de Lena (Asturias).
En fin, ya ven ustedes lo fino que está resultando este ministrillo del que sus amiguetes y familiares no pueden tener queja, como tampoco la tiene ni la Iglesia ni sus compañeros de partido. Hoy todavía no ha dicho ni pío sobre lo de su hijo. Una persona decente hubiera obligado a su hijo a cumplir con su obligación y entregarse, pero claro, ya saben: ser un Faraón imprime carácter y desigualdad, justificadísima ¡por supuesto!
Salud y República
2 comentarios:
¡¡¡de justicia!!!
Justo, justo lo que su partido necesita para poder seguir delinquiendo cada día en todos los ámbitos.
Es asqueante, encima con la desfachatez que tienen, es como el <rey que dice que la justicia es igual para todos y está perdiendo el culo para continuar aforado, me he quedado impresionado al saber que aquí hay 10.000 aforados, si, has leído bien, DIEZMIL, en Alemania ninguno ¿Que tal?
Salud
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