Lo del PSOE es, lo que ha sido siempre, un quiero y no puedo, un quizás pero me lo pienso, un no es el momento oportuno, excusas, simple y llanamente excusas, a las que los progresistas estamos acostumbrados. Un querer quedar bien con todos y, al final, no quedar bien con nadie. Querer acaparar el centro por cuestiones electorales y no mojarse, es propio de este partido. Y ahora encima les está saliendo mal.
Y es que eso de que tienen el alma republicana pero aceptan a Felipito no tiene ninguna excusa, salvo la de que no son republicanos, porque ¿cómo se puede explicar ser republicanos y validar la coronación del nuevo rey? ¿Es que están de broma? Lo honesto sería decir que a ellos les da igual, con tal de mantener su compromiso, junto al PP, de mantener este sistema. Un sistema que está estallando por sus costuras pero al que se aferran para mantenerse aunque sea sólo a duras penas.
Hay que ver a los de siempre, Rubalcaba, Jáuregui, Felipe González, Bono etc. y a los de ahora, Madina, Chacón o Susana Díaz. Todos al unísono cantando loas y aceptando al nuevo rey cuando sería el momento de pedir que éste pase por el tamiz del pueblo para ser refrendado. Imponer la herencia vía sangre azul a los votos no es propio de progresistas y hace honor a ese déficit democrático de nuestro país, con una democracia cada día más depauperada.
Gracias a Izquierda Unida les veremos retratarse el próximo miércoles en el Congreso, uno a uno deberán levantarse y sentir la traición en sus propias palabras, en su propio sí. Veremos si hay alguien que se sale de la disciplina de grupo
Pero como siempre a la hora de la verdad, si tienen que elegir, eligen bien, al igual que el PP. Siempre están al lado de los que parten el bacalao. Entre bancos y ciudadanos, ellos eligen a los bancos. Y prefieren que las empresas estratégicas sean privadas a públicas –con Felipe González empezaron el desmantelamiento de esta empresas y su privatización--, y dicen no estar a favor de la Sanidad privada y sin embargo votaron la ley 15/97 que lo permite.
Es mucho más honesta la posición del PP en este punto, ellos son conservadores y monárquicos y no se andan con chiquitas. Apoyan a la monarquía sin contemplaciones, mientras que el PSOE pretende hacerlo con la boca pequeña, sin dejar de tener ese alma republicana. Algo imposible. O se es o no, pero dejémonos de medias tintas, que ya está bien. ¡Fuera la careta!
Es verdad que hay militantes socialistas que son republicanos, pero o bien aceptan poner la otra mejilla y ahí se las den todas, o deberían replantearse su pertenencia a un partido que se dice republicano y vota a un rey.
Ya no vale la excusa de la transición. Puedo entender que entonces se trataba de un momento delicado y que aceptar la monarquía era parte de un pacto global, y cabía hacerlo de forma táctica y eventual. Pero hoy que han pasado 35 años, la cúpula del PSOE está mancillando su apellido republicano, algo que es básico, que debería estar en el ADN del partido. Ser republicano o monárquico no es una cuestión de nombre o persona, sino de ideología. Se trata de elegir una forma de Estado que se herede o que se vote, así de simple. Algo que debería ser de vital importancia. Algo que debería hacer recapacitar a los republicanos socialistas verdaderos.
Hoy recuerdo con vergüenza ajena, aquellas escenas de Felipe y Guerra allá por los años setenta con sus banderas republicanas y su aceptación de la monarquía “de forma temporal”. Otro engaño más que aguantan los republicanos que hay entre sus militantes.
Además, nadie está tratando de imponer la República como hacen con la Monarquía, se trata de dejar que voten los ciudadanos, y si tan seguro están de que van a ganar esta apuesta, como parece, no se puede entender que no pidan el referéndum puesto que con ese resultado convalidarían su querida monarquía y quedaría blindada durante bastante tiempo. Pero está claro que ellos prefieren aceptar cualquier cosa antes de que el pueblo se manifieste.
Se trata, sin duda, de un acuerdo entre los dos grandes partidos, parte de ese gran pacto del que se habla para mantener ese bipartidismo, que tanto daño nos ha hecho. Y ya verán ustedes como les escucharán, junto a sus compañeros peperos, dar vivas al rey con la voz entrecortada y con la emoción del fanatismo, sin que se quiten el apellido de republicanos. Quieren estar ‘al plato y a las tajás’. Pero el miércoles, quieran o no, se quitarán la careta y votarán contra su propio apellido.
Salud y República
3 comentarios:
Eso, a quitarse la, careta :)
Salud
Siguiendo el argumento Rubalcaba: Somos republicanos pero adquirimos un compromiso y lo mantenemos podría servir Soy vegetariano pero tengo un compromiso con el carnicero y me como un filete todos los días ¡Hágase omnívoro hombre de dios!
La verdad es que ser republicano suena incompatible con avalar la monarquía.
Un abrazo
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