Usted paga con sus impuestos la sanidad, incluidos los gastos farmacéuticos. Luego, le dan un sablazo y le hacen pagar un porcentaje de las medicinas que antes no pagaba si era pensionista o le suben ese porcentaje, entonces estamos ante lo que se debe llamar repago, pagar dos veces –una, vía impuestos, otra, con el porcentaje—, y si además, se atreven –lo que ya es un hecho— a cobrar por cada receta un euro, entonces habría que llamarlo requetepago o triple-pago.
Bueno, pues esto es lo que pasa en Cataluña y lo que acaban de anunciar que pasará en Madrid, a partir de 2013: El requetepago.
Otra tasa miserable que afecta a los que están enfermos y que apenas discrimina por renta, con lo que vuelve a penalizar más a los débiles física y económicamente. Otra vergüenza más de esta autonomía que, a pesar de no estar (o, quizá, sí está en la sombra), sigue las consignas de su ex-presidenta Espe Aguirre.
A la injusticia anunciada hay que sumar las razones que da el presidente González para imponer esta medida. Dice que no es una medida recaudatoria sino disuasoria. O sea, que los madrileños tenemos armarios llenos de medicinas (habla de 45 millones de medicamentos en casa, quién sabe cómo ha llegado a esa cifra) y así, si nos hace pagar un euro, nos vamos a cortar.
Este tipejo no se ha enterado de que las medicinas las receta el médico y que el ciudadano obtiene los fármacos que le prescriben, ni más ni menos. Por lo que, en todo caso, si hay abuso por recetar demasiado, debería ir contra los médicos y no contra los enfermos. ¿Acaso pretende que el enfermo le diga al médico: “Por favor, no me recete más que me salgo del presupuesto”? Además, para ese efecto disuasorio ya está el porcentaje que se paga, esa fue la razón que dieron, también, cuando lo impusieron.
Por cierto, es verdad que podemos tener restos de medicamentos que no hemos utilizado, pero para evitarlo bastaría que se expendiera –como ocurre en el Reino Unido—, la dosis justa para el tratamiento adecuado. ¿Por qué no se ajusta la cantidad de fármaco al tiempo de tratamiento? Si es: una pastilla durante 9 días, ¿por qué tener que llevarse una caja que contiene treinta unidades? Pero claro, esto sería enfrentarse a los laboratorios farmacéuticos que son quienes ganan al no ajustarse las dosis, mientras que los enfermos se ven obligados a guardar, tirar o regalar las medicinas sobrantes.
El PP madrileño ha copiado esta medida del gobierno catalán de CiU. Recordemos las críticas peperas cuando CiU en Barcelona impuso esta medida. Es más, el Gobierno central del PP interpuso un recurso de inconstitucionalidad contra ella. Esperamos que haga lo mismo con la misma medida que un gobierno de su partido político (PP) está imponiendo en Madrid. ¿Se atreverá o continuará con sus incoherencias partidistas?
A todo esto sumemos que el gobierno pretende privatizar la asistencia sanitaria en seis de los siete hospitales que se construyeron en tiempos de la lideresa, y adjudicar todos los servicios hospitalarios (cocina, limpieza, lavandería y mantenimiento) a empresas privadas.
Por último, en los presupuestos del año próximo está prevista la gestión privada del 10% de los centros de salud de la C.A.M. Con todo lo que significa, puesto que los dueños de los centros privatizados tendrán derecho a poner su propio personal con condiciones propias.
Hoy es Cataluña, dentro de dos meses Madrid, pero ojito y recordemos aquello de que cuando las barbas de otras comunidades veas pelar, echa las tuyas a remojar. Si no protestamos y no hacemos frente a este gobierno, mañana la Sanidad pública dejará de serlo y una vez desmantelada, sólo los que puedan permitírselo tendrán acceso a la sanidad privada.
Si luchas puedes perder, pero si no luchas estás perdido.
Salud y República