La literatura como terapia de la política (LXXXIII)

Adelante con los faroles. Sigue la terapia literaria. Ya saben, ese juego donde un fragmento de una obra es la pista para que ustedes acierten título y autor de la misma.

La última semana el autor era John Dos Passos y la novela Manhattan Transfer. Lo adivinaron Paco y Jose, siguiendo una pista que les dio el ínclito Adanero.

Y aquí está el fragmento de hoy:

En el umbral de la puerta surgió la figura enlutada del doctor, rodeada de sombras, y mientras sostenía el pomo la miraba sin asombro, sin curiosidad ni reproches –huraño y reconcentrado trataba en vano de recuperar la penumbra fétida anterior al gesto que parecía exigir una justificación. No la había ensayado porque cuanto más larga es la espera más de improviso surge la resolución: parecía que –mirando a la mujer y al cielo alternativamente-- buscaba unas razones que no había olvidado pero que no recordaba: “Oh, sí, he abierto, claro que he abierto. Qué importa a quién. Qué importa cuándo; tarde o temprano había de llegar este momento, cosa que ya sabía cuando decidí la reclusión. Ha llegado usted, aunque algo tarde.

Y hasta aquí puedo escribir. Así es que ahora el turno es de ustedes. ¡Que ustedes lo acierten bien!

Salud y República