08 enero 2008

¿Librería o frutería?

Ayer, me di cuenta de que se me había olvidado comprar un obsequio para mi ahijado. Como quiera que venía a casa por la noche, y abrían los comercios a pesar de ser fiesta, me marché al Centro H2Ocio aquí en Rivas a buscar una librería.

Suelo regalar libros. Pero normalmente me acerco a Madrid, donde puedo encontrar más a gusto lo que busco. Sin embargo, como me corría prisa decidí acercarme a este gran Centro Comercial que han abierto hace poco.

Allí encontré una librería, mediana, limpia y con buena apariencia. Al entrar y empezar a buscar me di cuenta de que a la vista sólo estaban los clásicos best-sellers y poco más. Después de un rato, me acerqué a una dependienta que estaba delante de un ordenador y le pregunté por los libros que pretendía comprar.

Primero pedí Las partículas elementales o La posibilidad de una isla de Houellebecq. No tenían nada del autor francés. Después, pregunté por El hueco que deja el diablo de Alexander Kluge, la empleada no conocía al alemán. Por último, solicité alguna obra de Paul Auster. “¿Cómo se escribe?” Me contestó. ¿? Le deletreé al autor americano y buscando en el ordenador me dijo, “bueno, sí parece que tiene libros en español, pero no, no tenemos ninguno aquí, es que Uds. piden autores muy raros”. Me quedé atónito. La miré y simplemente le dije: Pues nada, perdone por pedir autores raros, ya veo que no es éste el sitio que buscaba. Y me fue con el cabreo a otra parte.

Llegué a casa indignado, y se lo conté a Curro, quien con buen criterio me ha aconsejado no hacer demasiada sangre ya que piensa que se tratará, sin duda, de una trabajadora eventual que pudiera estar ahí, de forma casual, al igual que en Zara o en una frutería. Y tiene razón. Sí, pero… puedo entender que me haga deletrear al autor norteamericano, sin embargo ¿quién le ha dicho a esa insensata que Auster es un autor raro? ¿No se podía y debía haber callado? Y es que la ignorancia es muy atrevida y el patio está así, como la torre de Pisa, ya saben la del estudio, inclinada, casi para caerse.

Salud y República

17 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja, la cultura, esa gran incomprendida...

Freia dijo...

Pero eso cada vez es más general Rafa. Conforme van desapareciendo las librerías especializadas y se jubilan los libreros de toda la vida, es muy normal toparnos con situaciones como la que describes. Por supuesto que no se puede generalizar y hay gente joven muy preparada y que sabe y quiere su oficio. Pero lo que cuentas pasa hasta en Espasa-Calpe. Y no sólo con los libros. Ocurre con los discos, con las películas en DVD... y también con otro tipo de comercios. Parece que con los objetos de cultura nos duele más, pero la falta de profesionalidad y la calidad está por todas partes.

Anónimo dijo...

Llevo años buscando el libro "Qué me está pasando", de Peter Mayle. Es una guía que explica a los niños el proceso de cambio en su cuerpo que sufrirán camino de la adolescencia.
Hace no mucho, buscaba (con poco éxito) un par de manuales de economía de José Luis Sampedro.

Bien, pues ni el uno, ni el otro ni uno de Nieves Concostrina (que me recomendó Babeuf...). Es más, la misma sensación que tú... la chica que miraba como pensando "y ésta tía rara???"
En fin, lo que has dicho, que podían disimularlo, por lo menos...

Martine dijo...

Hola Rafa!
No quieras saber la cara que me puso una encargada de unos grandes almacenes, de corte británico, cuando le pedí un libro de Alfredo Bryce Echenique!!
Tambien fue culpa mía por ir en estos sitios,¿ A quién se le ocurre?

Tiene toda la razón Freia, es lamentable que los libreros de toda la vida se vayan jubilando, y que nadie les tome el relevo.

Un abrazo muy cariñoso Rafa!

Blanca dijo...

Está claro que no se pueden comprar libros en un centro comercial si uno no se quiere poner malito, salvo en Fnac... que los empleados miran en el ordenador y deben tener órdenes de no poner caras raras... y en general suelen conocer los libros...

Hay que ir a una librería de las de antes, que aunque quedan pocas alguna queda... o a la Cuesta Moyano, tu que vives cerca de Madrid, ahí puede uno sentir el placer de manosear y leer cualquier párrafo de cualquier libro sin tener al guardia de seguridad de turno vigilándote...

Alguna vez os conté el gran placer que supuso para mi comprar libros a la una de la madrugada en la calle Corrientes, de Buenos Aires... llena de librerías, abigarradas de libros, con un dueño y sus empleados aconsejándote y conociendo palmo a palmo sus estanterías... libreros de los de antes... parecería que han leido todo lo que tienen en sus tiendas... unas ofertas maravillosas... volvía a casa con bolsas atestadas, gangas a 6 pesos, 1,5€ al cambio... uff, cómo disfrutarías paseando durante horas por esa calle, Rafa...

Sònia... no tan fiera... dijo...

Mmmmmm yo creo que no es necesario ni que sean eventuales, es una cuestión de cultura general que por desgracia mucha gente ni tiene ni quiere adquirir..

Estoy contigo: una cosa es que no sepa de qué le estás hablando, pero al menos que no salga de su boca lo de que los autores son raros...

Claro que si tenemos en cuenta que hace unos años teníamos a una ministra de incultura que no había leído a la "autora" Sara Mago...

Besos!

m.eugènia creus-piqué dijo...

A esta pobre chica la deben tener ahí por el módico sueldo de 600euros al mes,cosa impensable con un buen profesional.

Augusta II dijo...

¡¡¡Pero por el amor de las empanadillas de bonito!!! ¡si es que pedís cosas mu raras, coño! Mira que preguntar por... ¿cómo era... Auster?, ay que me se caen los dientes de oro de la risa... Qué raritos sois, josmíos, qué raritos...

Salu2!!

Antonio Rodriguez dijo...

Es que no se puedes ir provocando por la vida, Rafa, que en cuando se sale uno de los Nadales, los Planetas o la lista de los 10 más vendidos, en muchos sitios te miran como bicho raro.
Asi que ya sabes, los experimentos con gaseosa y la próxima vez madrugas y te das un paseo por el foro y no tendrás esas sorpresas.
Salud, REpública y Socialismo.

Anónimo dijo...

Mucho criticar la apertura de los centros comerciales en días festivos, y sois los primeros que váis de compras durante estos días. Además, luego váis protestando porque se esta perdiendo el comercio de barrio, y resulta que en vez de comprar estos libros en el pequeño comercio, lo realizáis en un gran centro comercial. Y no será porque tu hijo Curro no pudiera haber encargado los libros en la papelería que hay al lado de la sede de IU de Rivas.

RicardoRVM dijo...

Pero vamos a ver, don Rafael, que nadie se ha dado cuenta del delito principal:

¿¿¿Y a usted quién le manda comprar libros???

Es que manda güebos

¿Hayster, ha dicho usted?

RicardoRVM dijo...

Y si quieren un libro que no pueden encontrar, yo les recomiendo que vayan a la tienda de marcial Pons en la plaza del Conde de Valle Suchil, en madrid. Está especializada en historia, pero el jefe, un tipo alto, delgado, moreno y con bigote es un catálogo andante. Le pides cualquier libro, y sea o no se su especialidad te lo consigue.

Sota dijo...

Está claro que no se pueden comprar libros en un centro comercial si uno no se quiere poner malito, salvo en Fnac... que los empleados miran en el ordenador y deben tener órdenes de no poner caras raras...

En libros no se, que no suelo comprarlos ahí... Pero en pelis, te pueden mirar como a un marciano si les pides "Chitty Chitty Bang Bang", que a mi me lo han hecho.

Y estoy con don Ricardo, señor Almazán. La culpa es suya por comprar libros. Pero a quién se le ocurre...

Anónimo dijo...

Chitty, chitty bang, bang" ¡qué buena película! Yo la veo con mi hija pequeña y le encanta, es un clásico.

Unknown dijo...

Bueno, hay veces en que este desconocimiento total por parte del dependiente tiene su lectura positiva.

Me ocurrió estas Navidades. Me paseaba con ojos tristes por la pescadería de un Mercadona cuando vi unos percebes pequeñitos, pero que no tenían mala pinta. Como no veía puesto el precio le pregunté a la dependienta.

-A ocho euros -me respondió con un claro acento latinoamericano.
-A ocho euros el qué.
-El kilo -me dijo un tanto enfadada-.
-Vale nena, ponme dos kilos.

Salí corriendo, antes de que se diera cuenta. Y aún conservo el ticket de algo que, sin duda, estaba a 80 euros el kilo.

Me supieron a gloria.

NáN dijo...

Siento haber llegado tan tarde a esta discusión.

En estos momentos, los mejores libreros de una de las antiguamente buenas librerías están en huelga, en la calle, frente al 35 (creo) de la calle San Bernardo, tras ¡ocho años! de congelación salarial (de unos salarios ya bajos, por cierto).

Os dejo el link a la página de los huelguistas.
http://huelgafuentetaja.blogspot.com

Bernardo dijo...

¡Al menos había una librería!

En la zona por la que vivo, plagada de macrocentros comerciales, ya no queda en ninguno de ellos un sólo kiosko-libreía.

¡Se mantenían de la venta de tabaco! Y claro, cuando cambió la ley...