Estos muchachos representantes de la nueva ola política, se
están llevando un susto de aupa. Cuando todas las encuestas les daban un primer
lugar, gracias a la mísera política de cambiar decisiones, de acuerdo a los
sondeos demoscópicos, resulta que todas sus expectativas se están rebajando
gracias a ese deseo de alinearse con el PP, en casi todo, y de querer
elecciones a toda costa.
Hoy las encuestas ya no les dan los resultados milagrosos y
cada vez que se produce una nueva, se ve claramente que Ciudadanos ha iniciado
la cuesta abajo. Y es que, no podía durar mucho el engaño. Su empeño en amagar
y no dar, en el caso de la corrupción del PP, su ayuda a mantener en el
gobierno a un partido podrido, su odio ultraderechista a las comunidades con
fuerte implantación nacionalista, hoy empiezan a ser un efecto pasajero que les
dejará en una situación difícil.
Su ideología pasó de socialdemócrata, hace pocos años, a
ultraderechistas con el tema catalán, cercana a la Falange. Y ahí están que no
saben por dónde tirar. La moción de censura, que les ha hecho votar nuevamente
con el PP, les ha dejado desvencijados, al descubierto, sin saber qué camino
elegir.
Su líder, Rivera, ha estado desaparecido durante casi quince
días y ha vuelto a escena para soltar una propuesta electoral que trata de
dañar a los nacionalistas, puesto que quiere exigirles el 3% de votos en toda
España, para poder optar a entrar en el Congreso de los Diputados. Una
verdadera aberración política.
En primer lugar, porque hoy sabemos que hay partidos
independentistas que sin participar en el gobierno central, como es el caso de
la CUP, tienen una influencia decisiva en la solución del conflicto catalán.
Pero además, en ese camino desbocado que pretende cargarse las autonomías –éste
es el verdadero fin de Ciudadanos, igualando a su antecesor José Antonio en el
amor a la Unidad de España--, y hacer tabla rasa en todo el país, sin que
cuenten las diversidades culturales y sociológicas, y así cargarse a los
partidos nacionalistas o independentistas, no es sino un alarde antidemocrático
que levantaría una polvareda política de tamaño monumental, cuando no una
revolución justificada.
En fin, esperemos que este camino descendente que han
iniciado no se pare y que estos desmanes que pretenden introducir en la
política española, sean sólo el aviso de lo lamentable que podría ser que un
partido como Ciudadanos pudiera llevar a cabo alguna de sus deleznables
propuestas.
Por cierto, ahora resulta que tienen otro trabajito. Estos
chicos que tanto aman a esta España, una, grande y libre, y, como no, a ese
himno con letra que ha pretendido resucitar Marta Sánchez –otra adalid del arte
que se une a C’s, a la que le pueden ofrecer cualquier puestecito para seguir
la vía iniciada con Cantó y Felisuco— resulta que le ha salido otro competidor,
el valenciano Francisco, que canta el himno con otra letra nueva, tan mala como
la anterior. Y si Marta Sánchez está ya en las últimas de su carrera y su
cotización está a la baja, el caso de Francisco es mucho más lamentable. Debe
haber cantado el himno desde la tumba, porque si no fuera por un programucho de
televisión, estaría absolutamente desaparecido y profesionalmente muerto.
Pero es lo que tiene salir en los programas de mayor
audiencia -- ¡qué barbaridad!--, y quererse apoyar en esa débil popularidad
para soltar otra majadería carca, ultra y decadente.
Lástima que Manolo Escobar no esté vivo, podría ser el
tercero en discordia, y si no, siempre pueden hacerlo Rafael o Julio Iglesias.
Eso sí, estos botarates de C’s –que pretenden ser los
paladines de la lucha contra la corrupción y, entre sus primeras espadas,
cuentan con un defensor del franquismo (Girauta) y un tipo que tuvo una empresa
pantalla para pagar menos impuestos (Villegas) — ahora se pueden dedicar a algo
más propio de un partido-eslogan, elegir himno, algo mucho menos dañino, aunque
sea patrioterismo, que cualquiera de las medidas que proponen para hundir el
Estado de las Autonomías.
Salud y República
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