El líder,
el gran capo de la banda, no sabe qué hacer, no sabe qué pensar. Vaya diez días que lleva.
Y lo que le queda. Este año tampoco lo va a pasar muy bien. En menos de cuatro
meses se han despertado las bestias de la corrupción –los sapos que diría Espe,
la llorona— y parece que esto no va a tener fin.
Es lo que
tiene no limpiar su propia casa. Queda polvo por todos los rincones y no basta
con agua, hay que emplear lejía a fondo y cambiar los enseres y muebles que
huelen fatal. Génova 13 es un sumidero donde durante muchos años han habitado
alimañas.
Este año la
cosa empezó con la condena de la Gürtel, donde los cabecillas, incluido el ex
pepero Pablo Crespo, fueron condenados a trece años de prisión. Después vino la
condena del “autor del milagro español”, Rato, al que le han caído cuatro años
por las tarjetas black, y eso que le esperan casos judiciales mucho más serios.
Mientras,
D. Mariano, aquel que vio en la Gürtel una trama contra el PP –hay que tener
jeta--, ponía buena cara e iba saliendo como podía y con su táctica habitual:
No hacer declaraciones, sonrisa forzada, ya no son del PP y su fe en la
Justicia.
Y de paso dando consejo en el congreso de las NN.GG., donde, con todo el descaro mundial, aconsejaba a los jóvenes leones que se portaran bien. ¡Vaya huevos!
Luego,
siguió el baile. Ya sin apoyo parlamentario suficiente tuvo que tragar y
aceptar una comisión de investigación sobre la financiación del PP. A la
fuerza, con todos los grupos en contra, no le quedó más remedio.
Y llegó
abril, el mes más maldito para el gran capo. Primero ha sido la Púnica, en su
sucursal de Murcia. Allí después de aguantar lo que pudieron, Pedro Antonio
Sánchez, presidente de la comunidad murciana, con dos imputaciones, tuvo que
dimitir.
Para colmo,
la Audiencia Nacional cita a Rajoy como testigo. Algo insólito y sin
precedentes. Un presidente del gobierno en activo llamado a declarar por un juez.
Aquí perdieron los papeles los segundones abrazafarolas del gran capo, y ellos
que siempre habían tratado de mantener las formas con la Justicia, acusaron a
la misma de ser parcial. Maillo, Cospedal o Hernando, entre otros, estallaron.
Fue Rajoy, quien en un acto de hipocresía angelical despacho el hecho con
normalidad y con buenas formas.
Por último
–hasta hoy, quién sabe mañana qué pasará--, se destapó el caso Lezo, con más de
veinte imputados, con Ignacio González investigado por un desfalco continuado
que puede pasar de los cien millones de euros. Ex presidente de la C.A.M, mano
derecha de Espe Aguirre, el tal González hoy vive a la sombra en Soto del Real,
mientras que su jefa está la pobre llorando y desconsolada, porque ‘a sus
espaldas’ le han traicionado, y en la cloaca que ha gobernado no caben ya más
ranas.
Todo ello
muy aliñado con sospechas partidistas fundadas sobre el fiscal general y el
fiscal anticorrupción –ambos afines al PP— y con visitas del hermano del tal
González al número dos del ministerio del Interior para pedir árnica e
informarse de las investigaciones en curso.
En fin, un gobierno ejemplar apoyado
en un partido ejemplar que sufre y lucha por España mientras que muchos
ciudadanos, los medios de comunicación y los jueces inventan tramas mafiosas
para atacarles. Menos mal que cuentan con sus acólitos, sus votantes, capaces
de entender que también robando se hace marca España (en Suiza).
Salud y
República
P.D. Como se esperaba, rodeada de ranas y perfumada por un hedor irresistible, Espe Aguirre acaba de dimitir
1 comentario:
Si, la he visto hace un rato dimitiendo en la 6ª ha sido un momento, y no ha aceptado preguntas...
Salud
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