Según la Convención de Palermo del año 2000: Una
organización criminal es un grupo estructurado de dos o más personas que existe
durante cierto tiempo y que actúa concertadamente con el propósito de cometer
uno o más delitos tipificados.
Si
analizamos esta definición podemos concluir que el Partido Popular es una
organización criminal. En primer lugar porque es un grupo estructurado, con una
jerarquía definida, sin duda nadie puede negar ya, que muchos de sus miembros
han cometido delitos graves, claramente tipificados en el código penal, que los
implicados son más de dos y que los han durante los últimos veinte años.
Por lo
tanto debemos llamar a las cosas por su nombre, basta ya de eufemismos inútiles
que tratan de esconder la verdad. Una organización donde se ha generado
constantes delitos con tramas tan importantes como: El caso Bárcenas, la trama
Gürtel, la trama Púnica, la trama Lezo, la trama del dinero negro utilizado
como pago corriente y las otras tramas que han sido descubiertas, los últimos
años, en Baleares, Valencia, Murcia y Madrid no deja lugar a ninguna duda. El
Partido Popular es una banda criminal.
Si a todo
ello añadimos que en ellas han participado además de los políticos peperos,
empresarios, y que en algunos casos se han implicado, presuntamente, miembros
del gobierno y del estamento judicial para beneficiarias, podemos concluir que
estamos ante una organización más cercana al término mafia que a la de simple
delincuencia.
Una
organización (el PP) que tiene cerca de 900 imputados (entre ellos todos sus
tesoreros nacionales de las últimas décadas), cuyos delitos cubren gran parte
del territorio español, que ha ganado elecciones con presupuestos inflados de
forma ilegal y que ha ocultado y defendido a los presuntos delincuentes hasta
el límite máximo, es más que un partido político, es una banda criminal.
El caso de
la operación Lezo es un claro ejemplo. Apenas empezado a investigar, ha dejado
claro que, presuntamente, el capo de la mima –Ignacio González, hoy en la
cárcel— se ha valido del gobierno, donde dos ministerios están directamente
implicados –presuntamente--, Interior y Justicia, además del Fiscal General del
Estado y del Fiscal Anticorrupción, con el fin de conocer pormenores de su caso
y presionar para evitar que avanzara.
Entre todas
las tramas de corrupción descubiertas –sin contar las que puedan surgir en
adelante— nos han estafado cerca de 90.000 millones de euros al año (cifra
avalada por la Cámara Nacional de Mercados y Competencia y varias
universidades). Una cifra superior a todos los recortes que hemos sufrido en
los últimos años. A cada español, la corrupción le cuesta 500 euros al año. No
es ninguna broma.
Es hora de
que paguen los traidores y devuelvan el dinero. Por cierto los traidores no son
los que quieren hacer un referéndum en Cataluña, ni los que se manifiestan y
rodean el Congreso. Tampoco lo son los que hacen huelgas para defenderse. Los
traidores tienen nombre y apellidos y muchos están o estaban (cuando han cometido
el delito, los echan o se van) en el Partido Popular. Eso sí, avalados por
millones de españoles que, a sabiendas, votan a los corruptos y se convierten
en sus acólitos, y en cómplices morales de sus delitos.
Salud y
República
2 comentarios:
Eso, que devuelvan la pasta que han robado y que seguro que unos u otros lo siguen haciendo, pero como muy bien dices, están en el poder con los votos de la gente, y como reconoció Zaplana en su dia, para medra, ni patria ni leches, estos lo único que quieren es forrarse a costa de los paganinis que somos todos...
Que vergüenza, joder... :(
Salud
muy muy bueno tu artículo
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