30 abril 2015

Catalá quiere volver al “Parte”

Pues ya lo ven. Esta gente pepera no ceja en su empeño, ahora es el ministro de Justicia. Ese que lleva poco tiempo y que ya nos ha regalado una ley Mordaza y ahora amenaza con multar a los medios de comunicación si publican noticias sobre corrupción, que no le plazcan. Toca parar la libertad de información.

Catalá, en línea absolutamente pepera, demuestra su animadversión a la libertad de prensa, a la libertad de expresión y suelta una noticia bomba que no hace sino demostrar su calidad democrática.

La cosa está clara, Catalá y el gobierno en pleno están anonadados por las noticias filtradas que están saliendo, constantemente, en la prensa. A estos peperos les ha incomodado, y todavía están perplejos, el caso Rato. Y no, porque no lo supieran sino porque alguien se ha atrevido a filtrar esa vergüenzas de uno de los dioses peperos por excelencia. Y han decidido poner fin a estos dislates, aunque para ello amedranten con amenazas espurias a los medios de comunicación.

Es tremendo, precisamente este gobierno que ha tenido más influencia que nadie con los medios de comunicación, pero se ve que no es suficiente. Han hecho de las televisiones públicas, televisiones peperas, y han dado ciertas facilidades a medios que son de su cuerda para que defiendan lo indefendible a cambio de prebendas.

El Roto Censura

Y está claro que eso no es suficiente. Se trata de imponer la censura, y de ir socavando el poder judicial en favor de los otros dos que dominan totalmente, el legislativo y el ejecutivo. Así, la ley Mordaza ha convertido en faltas administrativas directas, con sus consiguientes sanciones, ciertas actuaciones que antes juzgaban los jueces. Y lo mismo pretende el ministro Catalá al tratar de censurar a los medios de comunicación, porque en el código penal está tipificada la falta que se podría incurrir si se desvelara un secreto judicial, pero está claro que este gobierno se quiere saltar ese paso, no vaya a ser que los jueces no vean que es delito.

Lo que pretenden es claro, que las noticias que se conozcan sean las que salen de su propia pluma desde las distintas instancias que dominan, o sea de los distintos ministerios, de las CC.AA. que dominan y de otros entes públicos que dirigen.

Un amigo de mi madre, recuerdo que cuando me veía y quería comentar alguna noticia de la radio o de la tele, me decía: Has visto (o has oído) el “Parte”. Sí, a eso quiere que lleguemos este ministro y este gobierno. El “Parte” era el nombre que se daba –proveniente de “partes de guerra”— en la época franquista, a las noticias en la radio, que conectaba a las horas en punto con Radio Nacional para que fuera este ente franquista quien narrara ese diario hablado particular.

Quieren que no nos enteremos de lo que pasa, y eso que estoy convencido de que vemos nada más que la punta de un iceberg que tiene mucha más mierda debajo del agua. Como si no fuera por filtraciones por lo que conocemos toda la corrupción y desmanes que han hecho. Casos como Blesa, Gürtel, Púnica, y los últimos de Rato, Trillo y Pujalte no se hubieran conocido si no hubiera sido porque alguien los ha filtrado. Quieren esconder la realidad que les ensucia, que les reconoce, que les pone frente al espejo

Son totalitarios y ya no se cortan, con sus declaraciones, ni a menos de un mes de las próximas elecciones. Están perdidos y tienen que jugar todas las bazas, incluso aquellas que les coloca en la extrema derecha, y si no, miren las declaraciones de este ministro o, por poner otro caso claro, las de la lideresa madrileña, que, para no variar, acaba de declarar que está de acuerdo en abrir el debate del control de los medios de comunicación, al que el ministro ha hecho referencia.

Pero es que además, es un mentiroso, ayer lo dijo y esta mañana dice que no. Es como si no sólo volvieran al siglo XVIII en sus manifestaciones sino también que olvidaran que en el siglo XXI hay grabadoras y cámaras de televisión que les sacan los colores con sus imperdonables e irresponsables mentiras.

Si esta gente volviera a ganar, en otros cuatro años, terminamos cantando el himno del PP y adorando a la gaviota, por ley.

Esta declaración del totalitario Catalá no ha generado debate, sino ruido. Y ha repuesto una frase clásica de todos los tiempos: “Matar al mensajero”. Cada día demuestran más que son restos de épocas anteriores que mantienen en su ADN: quistes franquistas y repulsión a la democracia.

Salud y República

1 comentario:

Genín dijo...

En el fondo, y no tan profundo, tienen añoranza por los tiempos del gallego y les encantaria mandar de aquella manera, y está claro que lo intentan a ver si cuela... :(
Salud