Dicen que estos presupuestos son, de nuevo, austeros. Ya saben ustedes que aquí se maneja la austeridad para desnudar a unos –la mayoría--, mientras que unos pocos siguen vistiendo de lujo. Y, curiosamente, los beneficiarios son los mismos de siempre.
Al margen de la Casa Real, donde siguen sin contarnos cuánto es lo que nos cuesta, puesto que el presupuesto, que dicen que disminuye, no es sino una parte de los gastos, ya que hay otras partidas importantes que están dentro de las cuentas de distintos ministerios; los grandes beneficiarios que siguen chupando del bote y de los que apenas se habla son: Ministerio de Defesa, Iglesia Católica y algunas Instituciones políticas.
En Defensa nos pretenden engañar como a chinos. Resulta que todos los años dicen que baja un poco y, sin embargo, ya saben que luego allá por la primavera piden un crédito importante que aumenta el presupuesto. Así ha sucedido durante los dos años anteriores y ya han anunciado que sucederá el próximo. Nos mienten miserablemente y pretenden decir que baja el presupuesto. Podrían empezar por hacer volver, de una puñetera vez, a todos los soldados de Afganistán y de otros países y dejar de comprar cacharritos de guerra, incluso devolver algunos aparatitos que cuestan una millonada. Pero claro eso sería ciencia-ficción, a este gobierno le va la marcha bélica.
La Iglesia sigue recibiendo privilegios que le suponen la friolera de 11.000 millones de euros al año. Y eso en un país cuya Constitución dice que es aconfesional. Por cierto, estos millones se dan de acuerdo a unos acuerdos con la Santa Sede, donde, desde hace treinta y cuatro años, se dice que la Iglesia tiene que terminar autofinanciándose. Pero claro eso no lo permitirán nuestros queridos gobernantes que recortan en todo menos en lo que dan a la Iglesia.
La reforma de la Administración es un tema pendiente que el gobierno de turno dice que hay que hacer pero que nunca lo lleva a cabo. Ahí está un Senado que no decide nada, unas Diputaciones que cumplen funciones que podrían llevar las CC.AA y desaparecer y unos cuantos entes públicos que no sirven para nada, por ejemplo el Tribunal de Cuentas. Además de los entes citados y otros hay también privilegios que deberían cortarse. Por ejemplo, en los presupuestos de 2014, suben en mayor o menor medida –digo suben, cuando las partidas sociales bajan o casi desaparecen— privilegios de los diversos gobiernos y de los partidos políticos. Así, aumenta la partida destinada a coches oficiales, aumenta el número de personal de confianza –nombrado a dedo—, mientras no se suple a los funcionarios y se les congela el sueldo, aumenta la partida destinada a los partidos políticos –con la excusa de que hay elecciones europeas, cuando habría que evitar gastos electorales y utilizar los medios públicos—, y tantos otros gastos inútiles que deberían evitarse en las distintas administraciones y que siguen produciéndose.
En fin, mientras que la Dependencia queda con un presupuesto miserable, la Sanidad y la Educación sufren otro recorte grandioso, las pensiones pierden poder adquisitivo, todavía hay intocables en los presupuestos, intocables que mientras que no se toquen vemos que existen vergonzosos privilegios, y a la vez se siguen cargando, a marchas forzadas, los derechos sociales y laborales, y el Estado de Bienestar. Pero aquí no pasa nada. ¡A tragar!
Salud y República
3 comentarios:
Tienen que tener contentos a los suyos de siempre, claro...
Salud
Mientras mantenemos a la Iglesia con 11000 millones, evitar la agonía del CSIC supondría 75 millones.
Extirpar el pensamiento crítico de la sociedad parece ser el único proyecto cultural del gobierno.
No tienen vergüenza.
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