Empieza la campaña en favor de la Monarquía

Parece que ha llegado el momento. Una vez que la imagen del rey se encuentra más baja que nunca por todo lo acontecido en el último año y medio, la Casa Real ha iniciado una campaña para recuperar esa imagen de antes de estos acontecimientos negativos.

Preparémonos para que los medios de la derecha y algunos de los que se dicen de izquierda, nos bombardeen con halagos, parabienes, agasajos, lisonjas, adulaciones en favor del Jefe del Estado. Una campaña acaramelada se está preparando para combatir esos contratiempos que el monarca ha vivido últimamente.

Así es que pongámonos el caparazón, porque el rey volverá a ser el salvador del 23F, el guardián de la Constitución, el gran constructor de la Transición, el Jefe del Estado queridísimo, el hombre trabajador y sacrificado por su patria, el gran patriarca de la familia real.

Y se tratará de tapar, una vez más, que fue: impuesto por Franco, un vividor empedernido, el hombre rico que desveló Forbes, el fanático de grandes cacerías incluso en momentos delicados, el suegro de personajes de armas tomar, el marido infiel, el hombre de la agenda vacía, el único español que tiene inmunidad ante la ley, alguien al que no se le pueden pedir cuentas del dinero público que recibe, etc.

Han fijado 2013 como el año de la recuperación de la confianza y de la buena imagen del monarca, y los ciudadanos de a pie, veremos como nos pasean a su majestad entre pompa y boato, ensalzándolo hasta caer en lo empalagoso.

Hoy nos van a colar el primer episodio. Y cómo no, lo harán desde la Televisión pública –esa televisión que ha dejado de estar al servicio de los ciudadanos para estar al servidio del PP--, donde han previsto, con la excusa de su 75 cumpleaños un programa que consta de una entrevista con Jesús Hermida y con valoraciones de otros personajes famosos de la misma añada, la de 1938.

De la entrevista de Hermida ya se sabe bastante. Sólo se hablará de la bondad del monarca, del bien que ha hecho a España, de las gloriosas cotas deportivas que ha alcanzado, de su intervención vital en el 23F, de su maravilloso mundo castrense, de su reinado feliz, de su gran amor a su familia.

Por supuesto –¡faltaría más!—, no se hablará de la transparencia de sus gastos con dinero público, de su yerno Urdangarín, de su cacería de elefantes, del tiro de su nieto Froilán, de sus amoríos con la tal Corinna y lo más grave, de la crisis económica y lo mal que lo están pasando millones de ciudadanos, de los vergozosos bancos rescatados, de los desahucios, de los recortes, etc. Como pueden ver cuestiones poco importantes y a las que un Jefe de Estado no debe prestar atención.

El rey no puede estar en pequeñeces, él debe estar por encima de las cuestiones mundanas, salvo las que él elija, que para eso es rey. Los ciudadanos estamos para aplaudirle, haga lo que haga, que para eso es rey. Y los grandes partidos políticos están para defenderle y agasajarle que para eso es rey. Un rey capaz de haber sacrificado su vida por los españoles, mientras estos le pagan con críticas ácidas. Mientras no son capaces de comprender los desvelos del monarca por su pueblo. Y es que: “Qué duro debe ser, ser rey”.

Salud y República