La rehabilitación de mi casa en Rivas ha traído la revolución. Se ha rehabilitado (por fuera) y hemos aprovechado para cambiar suelos, pintar, hacer arreglos varios y cambiar algunos muebles y la decoración.
Total, nada. ¡No era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano! Un follón de tres pares de "yasabéisque". Llevamos un año y parece que se ve la luz del túnel. La rehabilitación está prácticamente terminada y ahora estamos con los arreglos interiores.
Pero como dijo Khalil Gibran, pintor, novelista y poeta libanés; Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Y sí, he vuelto a ver el sol, no lo digo porque hoy haya hecho un estupendo día soleado de otoño. No, no es que hayan terminado las obras de mi casa, tampoco. Simplemente es que me ha tocado comenzar la tarea que más me puede gustar. Volver a colocar los libros en las estanterías.
Estoy convencido de que si no es una enfermedad, debe ser algo muy cercano a lo patológico. Pocas cosas me hacen disfrutar tanto como volver a armar mi biblioteca. Una biblioteca normal, formada por los libros que he ido recopilando durante muchos años --ventajas de ser mayor, jóvenes abstenerse de críticas--, aquellos primeros libros comprados a plazos por los años sesenta, esos libros que he ido comprando en una librería de la Calle de Los Libreros o en el mismo rastro, en las diversas ferias del Libro, o en la Cuesta Mollano.
Es mucho el tiempo. Es tanto lo que me han dado los libros, que sólo volverlos a tener entre mis manos y buscar su sitio ordenado en la nueva estantería me produce placer. Libros que hacía tiempo que no tocaba, leído hace la pila de años. Libros que no recordaba haber comprado. Otros que me traen recuerdos de la Universidad o de otras épocas de mi vida. Simplemente eso, me han ido acompañando. Ahí, en mi biblioteca estoy yo. Borges, uno de los más grandes escritores, presumía de ser buen lector, no de ser escritor; entre otras cosas decía: Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.
Sé que explicar la emoción que siento viendo, colocando y limpiando el polvo de mis libros es difícil de explicar, pero os aseguro que pocas cosas me producen más satisfacción. Supongo que tiene una parte de fetichismo, pero qué le voy a hacer, soy así.
Tengo que comprar más estanterías, el trabajo ahora lo he dejado a medias. Pero no me importa, sé que cuando las traiga seguiré con esta placentera labor. Hace más de dos mil años, Cicerón dijo: Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma.
Sólo me preocupa que al terminar de colocarlos, queden huecos que echaré de menos. Aunque los libros que he prestado, estoy convencido de que habrán ayudado a pasar un buen rato a algún amigo.
Oigan, y no sigo que me puedo poner, además de nostálgico, cursi.
Salud y República
Las fotografías han sido tomadas por mí:
La 1ª es una pared de la habitación que será biblioteca.
La 2ª dos libros que cualquiera que haya estudiado una carrera de ciencias sociales reconocerá.
La 3ª son tres autores hispanohablantes.
La 4ª son tres libros de autores que no escriben en castellano.
22 comentarios:
Hombre, amiguete...cuánto te entiendo...un 25% de una superfurgoneta que vino con nosotros en las bodegas de un barco de la iscomar eran libros...y sentí lo mismo que tú describes al recolocarlos en las nuevas estanterías baleares.Aunque he de reconocer que no soy tan ordenado como tú, y mis libros están unos junto a otros sin demasiada relación temática.
El problema que tengo ahora es que las llené entonces, y lo que he comprado en los ultimos cuatro años está siendo apilado, más o menos anarquicamente, por rincones...
Felicidades por esta estupenda biblio, compañero...
Solo comentar, que me ha hecho cierta gracia, como en un toque de justicia poética ... un fanático antisemita como Destouches ( alias Céline, mucho mejor escritor que persona...) le toca compartir foto con Albert Cohen..., paradojas de la vida y de lo aleatorio
un abrazo, Rafa
No creo que haya sido aleatorio colocarlos juntos, Dani... Conociendo a nuestro Rafa y su espíritu conciliador... ;-)Pero también es verdad que a veces los autores por un lado y sus obras por otro merecen un trato diferente...
Veo que dos meses de esfuerzo y de sudores están dando sus frutos, te está quedando preciosa esta biblioteca Rafa, la mía vendría a ser como la de Fritus... Pero me voy a poner en ello...
Un beso de novela...
La verdad es que ya iba siendo hora de que volviérais a tener la casa en orden despues de tanto tiempo de obras y cuida los libros que todavía me tendras que prestar alguno más.
Salud, República y Socialismo
Mi viejo sabio entre los sabios siempre trato de inculcarnos la lectura porque decía que el saber no ocupaba lugar. Conmigo no lo consiguio, y por eso te leo a Tí en agradecimiento a El
El Canuit
Bella entrada. No sabes cómo me identifico con ese gusto por reencontrarse con los viejos libros que comentas. Y eso que mi colección aún es pequeña. Ya irá a más.
Un abrazo
Tener obras fuera del piso y dentro puede ser mortal de necesidad, no solo el ruído, sino el polvo, los obreros arriba y abajo, parece que no se terminan nunca,supongo que habrás encontrado los libros con kilos del polvillo por encima, ese polvillo tan fino de las obras que no hay quien lo quite, es un verdadero coñazo, mis libros que no son tantos como los tuyos, los tengo en una librería cerrada con cristal, es un mueble antiguo que heredé de mis padres como todo el despacho que tengo, allí apenas cogen polvo.
Hermosa tarea sí señor.
D. Fritus Ibicencus, llegúe a tener una base de datos de todos los libros y era una gozada, pues encontraba todo a la primera. Un día, el jodío ordenador, viejo y harto, le dió por fundirsele los plomos. Total que no pude recuperarla y ahora hago lo que puedo. Un abrazo.
Hola Selma, no no ha sido aposta. Ha salido así. Ojalá sirvieran estos libros para atenuar tensiones y conciliar ánimos. Un beso.
Hola Antonio, sí que va siendo hora. Pero no creas que está en orden. Empieza a parecer algo. Nada más. Todavía queda. Un abrazo.
Gracias Canuit. Es un cumplido precioso. Pero entre tú y yo, ahora que no nos ve nadie, que son las cinco de la mañana, hay cosas mejores que leer. Un saludo.
Hola David, me alegra que hayas vuelto a pasar por aquí. Sí, encontrarse con los viejos libros es un placer único. Un abrazo.
Efectivamente, Geni, las obras son un verdadero coñazo. Y yo lo estoy sufriendo. Hay que pensar siempre en cómo va a quedar para compensarlo. Un beso.
Querida condesita, qué honor que se pasee a esas intempestivas horas por ésta, su casa, su Kabila.
Un beso.
Salud y República
En la segunda foto, el libro azul de la derecha, ¿es el inefable Sabine?
Qué extraños recuerdos evoca en mí. Trías, Álvarez Junco, Elorza...
En mi casa no hay uno, hay dos. A mí me dio clase un pollo cuyo nombre, afortunadamente he olvidado, que se pasó el curso hablando de los Hititas, según él una avanzada sociedad organizada alrededor de la institución familiar, que a su vez formaba núcleos como los municipios, y cuya relación laboral no incluía los sindicatos...pero casi. Inolvidable curso. Espero que ese tío se esté pudriendo en los infiernos.
Nada hay más placentero que colocar libros.
Por mis circunstancias personales los he tenido que colocar muchas veces y la última fue tan maravillosa como la primera. Sé que no será la última vez que los "mareo" y me juro a mí misma que esta vez sí será la que me entere de dónde está cada uno cuando quiera buscar algo... craso error, los coloco con mi método... que invariablemente cambia cada día... exactamente igual que mi propio yo...
Un abrazo, amigo.
Te entiendo muy bien, hace muy poco tuve la misma movida por obras en casa. Me falta un libro, bueno uno de los que me importan, Cien años de soledad, pero lo repondré.
Uno de los placeres para mí, es abrir un libro nuevo, el olor y el tacto de sus páginas me encanta.
Un abrazo amigos.
Me relamo sólo de pensar en la herencia...
Ah, no, que es a repartir entre cinco... ¡Qué mala suerte, joder! Bueno, bueno, ¡pero qué estoy diciendo, si hay libros pa un regimiento!
Jijiji...
Niña!!!!!!
Eso no se dice... eso no se toca... Deja de j...r con la biblioteca ;-)
Preparada para el reto de las 18h de hoy? Os miraré en la sombra... en la penumbra...
Re-besos!
Vale, Selmita, rectifico, herencia en vida, herencia en viiida...
Jijiji...
¡Besos, Selmita!
Mata-Hari, bienvenido/a a Kabilapues sí es el famoso e inefable Sabine. A mi me tocó como profesor, el más hueso que había, un tal Prieto, jesuita para más señas. Un tipo raro, raro, raro. Le encantaba Maquiavelo y Marsilio de Padua. Y además, el muy imbécil, presumía leyéndonos fragmentos de "El Príncipe" en italiano, por cierto muy macarrónico. Era un estúpido de tomo y lomo. Al final del curso tenía como prurito no aprobar a más del 20% de la clase.
Hola Blanca, guapa, la intención es buena y llego a colocarlos bien. Pero, la verdad es que con el tiempo, a pesar de que intento que no ocurra, se descolocan. Un beso.
Un placer, Rosamari, yo ya he tenido que reponer alguno y no es lo mismo. Un beso.
Querida Augusta, has quedado desheredada en este momento. Que lo sepas. Ya has tenido bastante con los vinilos. En todo caso, para que no se quemen, te puedo dejar los naúticos, que te aseguro que casi son tan importantes para mí como los libros.
Selma, ¿Has visto que hija más descastasa, desalmada e interesada? En fin, correré un túpido velo. Un beso.
Salud y República
Los naúticos noooooo!!!
Mamáaaaaa!
Jajaja!
Aída...piensa en su valor en Christie's!!!!
Ahora la que se ha pasado soy yo...Un baiser, Rafa...Tu me pardonnes cette licence...Moi j'accepte tes chaussures avec plaisir, mais avec son propriétaire à l'intérieur!!!!
¿En Christie's? Mon dieu, quelle importance!
¿Podría hacer la prueba en vivo? Mira que unas pesetillas --perdón, eurillos, es que pienso en siglo XX--, nunca vienen mal.
Salud y República
Rafa dentro de tus naúticos no tienes precio ( Quien tiene un Amigo, tiene un tesoro...) , y sín ellos también...
Sería cuestión de probar de ponerlos a subasta... que nos haga de intermediaria nuestra "Augusta" Aída...Para redimirse...;-)
Creo que las sensaciones que tengo ahora mismo se puede considerar que están causadas por una sana envidia. :-)
Así se entienden muchas cosas. ;-)
Un beso
En estos momentos me encuentro reordenando mi librería y las sensaciones que experimento son exactamente las mismas que describes tú de hace dos años. Recuerdo en mi trabajo un día que nos dejaron entrar en un cuartito donde almacenaban libros que les iban regalando y nadie quería. Aquello sólo se pudo comparar con un orgasmo, literal, una subida de adrenalina tal que el corazón se iba a desbocar. Cientos de libros tirados en el suelo, descolocados en estantes, a disposición de tres locas amantes de la lectura. Al escribir esto todavía se me acelera el pulso. En fín que yo también entiendo el amor al libro tradicional y aunque me he descargado algunos libros al ordenador (lo confieso) he sido incapaz de sentir por ellos la misma complicidad que con los otros. Salud. Editívoli.
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