Fabra, franquista inquebrantable

Aunque lo imaginábamos no lo podíamos probar. Ahora ya tenemos la prueba irrefutable. Sí señor, Fabra, es franquista y hace apología del franquismo.

Fabra, Carlos Fabra, el meón de Castellón, el imputado mayor del reino, el insultador de la oposición, el humillador de la prensa, el que tiene “tanta suerte” con la lotería, el que ha colocado a medio Castellón. El pepero ejemplar según Rajoy. Pues ese tipo impresentable, con dinero público, desde la Diputación de Castellón que preside, ha editado un libro que niega el golpe de Estado y justifica el franquismo, que él mismo prologa elogiándolo. El libro una “alhaja”, el tal Fabra una “joya”.

¿Ustedes se imaginan que en Alemania, desde una institución pública, se editara un libro que negara o justificara el holocausto y defendiera a Hitler? ¿Verdad que no? Pues oigan aquí somos diferentes. Aquí tragamos. Y ahí está, un tal José Luis Lapeña –murió el individuo hace cuatro años—, cuyo único mérito como historiador fue haber sido coronel, –y es que en este país el más tonto hace relojes-- dice mentiras como puños, en un libro que dejó escrito, llamado España sueño imposible.

Un libro, por llamarle algo, que se presentó en la feria del libro de Castellón el año pasado y que en principio pasó desapercibido. Y por decir algo del libro, no vaya a ser que les entre las ganas y lo compren, fíjense qué cosas más monas, entre otras, pone:

No hubo golpe militar sino conflicto entre dos partes con ideas irreconciliables. En la zona “nacional” –léase la golpista— prevaleció la visión del mundo de la clase media, en la republicana se intentó disimular una mercancía anarquista… con la bandera de un liberalismo burgués… que conseguiría engaña a muchos ingenuos. Así mientras la conciencia religiosa dio la razón y sentido a toda una generación de jóvenes que fueron a la muerte alegremente por su fe (los franquistas)… Miren no sigo que se me ponen los vellos de punta y no me quiero cabrear, que hoy es domingo.

Pues eso que las cosas están así, este tipo que parece tener impunidad absoluta, a quien nadie mete mano haga lo que haga, –a saber lo que guarda debajo de la saya para que todos le estén adulando-- se permite subvencionar la difusión de ideas que ofenden a la inteligencia y sobre todo a todos aquellos que lucharon por defender la legalidad y contra el fascismo, mientras él consigue zafarse de ser juzgado por nueve imputaciones distintas.

No es posible que en un estado de derecho donde hay una figura de apología del terrorismo, no se considere como tal hacer apología del franquismo, una dictadura que durante cuarenta años mató, encarceló y mantuvo una dura represión sobre la mitad de la población, que alguien me explique si eso no es Estado del terror.

Aquí, los legisladores no han actuado con demasiado fortuna, han dejado abierta la posibilidad de que tipos que se autodenominan historiadores como Cesar Vidal, Pío Moa o el coronel de este libro, junto con los que defiendes y ayudan a propagar estas ideas, como Carlos Fabra o el mismo Mayor Oreja o Manuel Fraga, campen por sus fueros –porque estos no es que no condenen el franquismo, es que lo ensalzan-- en base a una mal entendida libertad de expresión que no es sino apología del franquismo.

Salud y República