Las
derechas y algunos grupos políticos más, no hacen sino jactarse de ser
europeos. Y nos obligan a seguir consejos, normas y pretendidos ejemplos de
líderes e instituciones europeas. Así, los mandatos de la Sra. Merkel o del
Banco Central Europeo se siguen como si de una religión se tratara, con
fanatismo.
Bajar el
déficit y la deuda, seguir las sendas económicas marcadas por la UE parecen ser
inobjetables, órdenes que hay que seguir, caiga quien caiga.
Sin
embargo, curiosamente, cuando se trata de conseguir más ingresos vía impuestos,
la UE, por medio de sus caudillos neoliberales, grita al cielo y habla de la
inconveniencia del aumento impositivo.
España
ingresa por impuestos el 37,9% del PIB, mientras que la media de la Eurozona
llega hasta el 46,2%. Lo que quiere decir que estamos a la cola, con casi nueve
puntos de diferencia a favor de la Eurozona.
Si España
ingresara ese 46,2%, contaría con unos 90.000 millones de euros más para gastan
en su presupuesto. Por lo tanto, si Europa es el espejo en el que nos tenemos
que mirarnos, qué esperamos para ponernos a su altura.
Imagínense
ustedes qué se podría hacer con 90.000 millones más. Eso sin contar con que en
el capítulo de fraude fiscal –alrededor del 4% del PIB, unos 40.000 millones--,
doblamos a la media europea. No habría
problemas para revertir lo que nos han quitado con la crisis y se podrían
pagar, sin problemas, las pensiones actualizadas al IPC, además de otras
prioridades sociales.
Y, ¿quién
creen ustedes que son los que se benefician de estos impuestos tan bajos? Como
siempre, las rentas altas, los grandes patrimonios y las grandes empresas.
Estos son los que pagan menos que sus colegas europeos, justo los que defienden
que no se suban los impuestos, ¡por algo será!
La crisis,
como ya se sabe, ha costado sangre, sudor y lágrimas a las clases media y baja,
mientras que ha perpetuado y aumentado la riqueza en las clases altas, haciendo
que hoy, exista una desigualdad que nos coloca también en la cima europea.
Es curioso
ver cómo tenemos que seguir las normas, pautas, leyes, consejos y demás
zarandajas que nos llegan de Europa y, sin embargo, cuando tratamos de
parecernos a los europeos en el cobro de impuestos, en defraudación fiscal, en
desigualdad económica, no se hace nada para conseguirlo.
Pues bien,
ya que tanto quieren nuestros padres liberales de la patria que nos parezcamos
a Europa, hagámoslo también en el caso de los impuestos. Por ejemplo, haciendo
pagar más a los que tienen más salario y más patrimonio. Y, sobre todo,
haciendo que las grandes empresas paguen de verdad, como mínimo el 15%, y no el
6%, como hacen ahora.
Además,
invirtamos en inspectores de Hacienda, para que podamos luchar de verdad contra
el gran fraude que tenemos. Somos el país que menos medios emplea para luchar
contra el fraude. Y así nos va. Mientras que en España hay un trabajador de
Hacienda cada 2000 habitantes, en Francia casi hay más de dos y en Alemania
casi tres. Bajar a la mitad el fraude, supondría unos 20.000 millones más para
las arcas públicas.
¿A qué
esperamos? Empecemos paulatinamente con un plan –por ejemplo de cinco años--,
para llegar a conseguir que los que pagan poco paguen, como lo hacen en Europa,
y los defraudadores tengan mayores dificultad para seguir delinquiendo. Y de
esa manera conseguiremos un verdadero Estado del Bienestar, hoy medio derruido
gracias al Partido Popular, siempre tan generoso con los suyos.
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