¡Vaya
ministro! Está reprobado y cada vez que abre la boca –mejor la bocaza--, la
caga sin remisión. Además, su respeto por la separación de poderes lo señalan
como un personaje lejos de Montesquieu, recordemos –y hay más pruebas— como ha
manejado o intentado manejar los hilos desde la Fiscalía del Estado y,
específicamente, desde la fiscalía anticorrupción, ante el caso Gürtel.
Pero su
historia empieza antes. Sin dudas se trata de un trepa multiusos. Su carrera
por la administración pública ha sido de lo más variada. Con Aznar, como
presidente, fue alto funcionario con Ana Pastor (Educación y, años más tarde,
Fomento), con Cristobal Montoro (Hacienda) y con Michavila (Justicia)
Durante la
larga travesía que supuso para los peperos las dos legislaturas de Zapatero,
encontró acomodo con Esperanza Aguirre, que le nombró director del Hospital
Ramón y Cajal (¿sería por su formación en derecho?). Además ha sido ponente en
bastantes ocasiones en FAES y se pasó a la actividad privada como secretario
general de CODERE S.A., (empresa líder en el sector del juego y apuestas). Con
la vuelta al poder del PP, Rajoy, en 2014, le nombra titular del Ministerio de
Justicia, sustituyendo a Gallardón.
Como puede
leerse en su currículo, es un político de lo más maleable, y a pesar de haber
tocado muchos palillos en la Administración Püblica, de lo que puede presumir
es de su facundia, de meter la pata, pisar todos los charcos por bocachancla, y
de cantar “soy el novio de la muerte” con la legión. Y, por supuesto, de una
defensa sectaria a ultranza, a menudo antidemocrática, a favor de su partido.
Un tipejo
que siempre se jacta de que hay que aceptar las decisiones judiciales
–naturalmente las que le convienen— y, sin embargo, se coloca en contra cuando
ve que hay un malestar popular y decide hacer electoralismo barato, como, en el
caso de la crítica a la sentencia a La Manada, al voto particular del juez
González.
Porque ni
él, ni nadie de su partido hizo caso a las asociaciones feministas y a partidos
de la oposición en la última reforma del Código Penal, cuando se pidió que no
hubiera posibilidad de elegir entre abuso y agresión en el caso de violación,
indicando que si no hay consentimiento es siempre una violación. Pero claro,
ahora, cuando ha visto cientos de miles de mujeres manifestándose por esa
asquerosa sentencia a La Manada --sobre todo el voto particular del juez
Ricardo González, quien ha sido capaz de ver alboroto y regocijo en una
violación masiva--, ha decidido señalar, con acusaciones sin pruebas, a ese
juez.
Es un
simple arribista, capaz de arrimarse a las causas más diversas con tal de trepar
y hacer electoralismo barato. Y ha llegado al punto de que ha formado un comité
para revisar los delitos sexuales en el Código Penal y evitar casos como el de
La Manada, y de los veinte miembros no ha propuesto a ninguna mujer. Eso es lo
que este individuo cree en las mujeres. Por cierto, gracias a la presión
popular se ha retractado y, ahora, está eligiendo mujeres como miembros de este
comité.
La
situación de este personaje no se sostiene, si el PP fuera un partido normal,
le habrían cesado. Pero, claro, ahí está Ana Pastor, Cospedal o el mismo Rajoy
para mantenerle contra viento, marea y toda la oposición. Por cierto, Ciudadanos,
a pesar de decir que está en contra de este ministro, sigue apoyando al PP. Otra
más que ya no sorprende y hace que sea la incoherencia política el arma más
efectiva de este partido parásito.
Y Catalá
hoy elevado a la categoría de tótem feminista pepero, ¡casi nada! ¡Oh país!
Salud y
República
1 comentario:
Pero si tu lo sabes de sobra, hombre, en este país no suelta el chollo nadie, aquí no dimite ni dios...
Salud
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