¡Vaya palo!
Un tipo duro, un juez que va de listillo y de castigador, y llega a Europa y le
dan un par de ostiones de mucho cuidado. Todo por hacer las cosas mal. Todo por
buscar venganza en vez de justicia. Así. Está dejando la imagen –eso que muchos
llaman la marca España— de este país por los suelos.
Por
cuestiones de forma –también de fondo--, le han dado un buen palo desde
Bélgica. Y es que Llarena, este juez justiciero, busca ser castigador. Tres son
las actitudes fundamentales, ante los independentistas catalanes, que le han
llevado a su rotundo fracaso: Su afán vengador, su fidelidad al PP, al que ha
pretendido sacarle las castañas del fuego, y su exacerbado chovinismo español.
Ya va
perdiendo por 0 – 2, pero la cosa puede ser más grave. Después de Alemania y
Bélgica vendrá Escocia y Suiza, y puede terminar en goleada.
Ha
demostrado una profesionalidad lamentable, unos errores de párvulo, su único
objetivo ha sido servir a la causa Mariana: castigarlos. Y, claro, se ha
olvidado de lo más importante. En España se ha convertido en el Torquemada
contra los independentistas, pero en Europa no funcional igual.
Desgraciadamente,
nuestros queridos gobiernos –todos desde que ingresamos en Europa— y los de los
demás miembros europeos se han caracterizado por buscar una unidad económica y
por mantener un reino de Taifas en todo lo demás, incluido en la Justicia,
olvidándose de la verdadera unión europea. Por ello, el juez Llaneras debería
haber pensado que no es juez ni en Bélgica, ni en Alemania y que por lo tanto
debe tener en cuenta las leyes de esos países. Pero claro, sus ojos, cegados
por la venganza, no le han dejado ver la realidad y así le ha ido a él y a
España. Un ridículo que está haciendo reír a toda Europa.
Y no
quisiera olvidar que este justiciero tiene en la cárcel a presos políticos
catalanes. Algo increíble, cuando se trata de prisión preventiva, o sea de
personas sin juzgar. Ya sabemos que otros presuntos, de primera categoría, con
imputaciones de mucho peso están en plena libertad, mientras que, por ejemplo,
dos activistas –al margen de las instituciones catalanas--, como los Jordi
–recordemos que entonces Sánchez tampoco era político institucional— están en
la cárcel, desde hace siete meses, por subirse a un coche de la Guardia Civil.
En fin,
este juez vengador debería marcharse, su acción está dejando a este país por
los suelos. Y es que su ceguera patriotera española le ha dejado inhábil para
desarrollar su trabajo. Que se vaya antes de que vuelvan a leerle la cartilla
desde Escocia y Suiza, que puede quedar poco y sería una vergüenza total.
Salud y
República
1 comentario:
Tambien el cachondeo que se trae la justicia en Europa no es nada normal...
Salud
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