Ha llegado
el momento. No se puede esperar más. ¡Ya está bien! Los jubilados hemos pagado
una alta factura durante la crisis, y quieren que la sigamos pagando. La
revalorización del 0,25% aprobada por el PP es una subida vergonzosa y una
tomadura de pelo.
Y todavía
hay que escuchar decir a los peperos que los jubilados somos unos privilegiados
y que hemos sido muy bien tratados durante la crisis. ¡Que barbaridad! Hemos
tenido que pagar el copago –repago— médico, lo que supone unos diez euros
mensuales de media por jubilado (o sea cuatro veces lo que se ha subido de
pensión) y además hemos debido ayudar a nuestros hijos y nietos para que
pudieran sobrevivir en esta crisis cruel en la que nos han metido, mientras
ellos ayudaban y ayudan a bancos, a empresas y a autopistas de peaje.
Las
pensiones no se han subido porque el PP no ha creído que era un asunto
prioritario. Han preferido seguir otro camino. ¡Que no nos engañen! Que no
vengan con historias y excusas. Es mentira que no se pueden subir, que no es el
momento, que no salen las cuentas. La
decisión de subir las pensiones es una decisión política, sólo política.
Tanto es
así, que bastaría con que el capítulo de pensiones en este país supusiera un
14,5% del PIB como ocurre en la UE, de media, y no el 10,6 actual. Para igualar
a los países de nuestro entorno hay casi cuatro puntos o sea, una posible
subida de 40.000 millones, que no sólo serviría para actualizar las pensiones,
sino para subir la pensión mínima a 1000 euros y algo más.
Pero claro,
M punto Rajoy y su gente tienen otras prioridades. Porque sí, es posible
hacerlo. Basta con obtener más ingresos y reducir o prescindir de otras
partidas, menos prioritarias. Y saben cómo, pero no quieren, por si acaso les
voy a dar algunas pistas:
·
Quitar
las ayudas que reciben las empresas, por contratar trabajadores y otras causas,
que no sirven para nada y hacen que estén pagando de media un 5% de impuestos
cuando los trabajadores pagan el 20%.
·
Suprimir
las ayudas, exenciones y subvenciones que recibe la Iglesia Católica (11.000
millones de euros anuales, según Europa Laica). Y de paso cumplir con la
anunciada aconfesionalidad que dice la Constitución.
·
Imponer
un impuesto adicional a los bancos sobre beneficios, por aquello de que les
hemos dado, a fondo perdido, más de 60.000 millones y hoy están obteniendo
plusvalías notables.
·
Aumentar
el impuesto de lujo y los impuestos a los salarios y las rentas más altas,
subiendo el IRPF a los que ingresan más de 60.000 millones al año.
·
Congelar
y disminuir en lo posible, los gastos de defensa.
Podría
seguir con algunas más, pero con estas medidas nos bastarían. El aumento del
1,5% del IPC se cubriría con creces
(unos 3.000 euros anuales) y además, se podría subir la pensión mínima y algo
más, como solucionar parte de los problemas de las pensiones de las
generaciones que vienen. Luego entonces hemos de acordar que se trata
claramente de una decisión política. Que
no digan que no pueden. Que digan la verdad: no quieren.
La
movilización de los jubilados no ha hecho sino empezar. Y eso parece que ha
puesto en jaque a los peperos. Ya empiezan a hablar de medidas –eso sí, raras e
injustas— para calmar nuestros ánimos. No queremos limosnas, no queremos
cheques, queremos una subida justa y merecida y una solución para los futuros
jubilados.
Las
movilizaciones van a seguir. Los peperos no se han dado cuenta de que con su
avaricia y arbitrariedad han despertado “a la bestia”. Ya se ha dado el
pistoletazo de salida, y vamos a llegar a la meta. Estoy convencido de que
ganaremos esta partida. El PP debe dar marcha atrás y convocar seriamente al
pacto de Toledo para solucionar el problema. Porque si no –y de esto estoy
seguro--, las pensiones serán la tumba
del PP.
Salud y
República
P.D. Por cierto, sería conveniente
que, para empezar, destituyeran a la presidenta de la Comisión del Pacto de
Toledo: la desalmada Celia Villalobos.
2 comentarios:
La caradura y desvergüenza de esta gentuza, no tienen limites, que feliz seria si los viera desaparecer, como ocurrió con UCD...
Salud
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