14 marzo 2018

¡Dejad que los senadores se acerquen a mí!


No hay más que hablar. La iglesia católica, en nuestro país, es omnipotente. Y a las pruebas me remito.

Resulta que, a pesar de existir una sentencia firme, el abad del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, se ha negado a cumplir la ley de Memoria Histórica y no permite las exhumaciones en la Capilla del Santo Sepulcro de la Basílica a pesar de que hay una sentencia firme para sacar dos cuerpos de ese cementerio público.

Con el fin de conocer las razones del abad, el Senado  le ha citado (curioso que se le cite en esta institución en vez de en el Congreso, ¿no será porque el PP tiene mayoría absolutísima en esta cámara?) y ha rehusado presentarse. Alude estar muy ocupado cumpliendo con su cargo eclesiástico. ¡Tiene huevos!

Pues bien, ahí le tienen ustedes, un señor abad con dos cataplines plantándose ante Patrimonio Nacional –institución propietaria del Valle de los Caídos--, la Justicia y una institución popular como el Senado. Imagínense ustedes que cualquiera se negara a cumplir una sentencia firme y que fuera llamado al Senado y se negase a ir, ¿qué pasaría? Pues aquí parece que no pasa nada, es más, en un acto de rendición absoluta la comisión del Senado ha accedido a una petición del abad para que sean sus componentes los que vayan al Valle de los Caídos si quieren hablar con él.

Los senadores socialistas se han negado a ir, mientras que los de Unidos Podemos se lo están pensando y los del Partido Popular están encantados de ir a ver al Abad, al que no nos extrañaría ver en las listas de las próximas elecciones como candidato pepero.

¡Inaudito! Perdónenme pero no lo entiendo. ¿Cómo es posible que un abad pueda impedir el cumplimiento de una sentencia firme y que además se niegue a ir al Senado a una comisión para que explique por qué no quiere cumplir la Ley de la Memoria Histórica? Pero, ¿qué país es éste? La contestación es muy simple: España. El único país donde el Estado se somete, en no pocas cuestiones, a una religión, producto y herencia de tiempos detestables donde el régimen asesino de Franco les confirió todo el poder.

A esa reunión no hay que ir. Sin que sirva de precedentes estoy de acuerdo con los socialistas. Ya está bien de plegarse y rendir pleitesía a una institución como es la Iglesia, que nos cuesta 11.000 euros al años (por cierto, si pagaran lo que reciben, podrían solucionar el problema de las pensiones, actual y futuro, en su totalidad) y que no hace sino poner problemas a temas candentes como es el de la Memoria Histórica, por no hablar del aborto o del matrimonio homosexual.

Y es que la Iglesia tiene mucho, pero que mucho, poder en este país. Por cierto, un Estado aconfesional según la Constitución, la ley de leyes a la que tanto aluden los peperos para ciertas cuestiones, y a la que tanto se saltan cuando les conviene.

Hay que obligar a que la Ley de la Memoria Histórica se cumpla de una vez. Sin más historias. ¿O acaso la Iglesia tiene bula para cumplir las leyes? Otro sometimiento más consentido. No hay que dar más vueltas. No termino de entender cómo pueden incumplir leyes y sentencias firmes, algo inaudito.

Por cierto, este tipejo cobra un sueldo público y no paga impuestos. ¡Hay quién dé más!

Ellos van a lo suyo, y eso que hablan de que su reino no es de este mundo. ¡Menos mal! Siempre tienen la biblia a mano para sus propios intereses. Por lo que no es de extrañar que aludiendo a unas palabras de Cristo, el abad haya tratado a los senadores como niños y en un alarde de condescendencia haya decidido reunirlos en su basílica, por aquello de: “¡Dejad que los senadores se acerquen a mí”, que para eso él es el que manda!

Salud y República

1 comentario:

Genín dijo...

Yo tampoco lo entiendo, aunque mandando los que mandan no me extraña nada...
Salud