Puigdemont
ha tenido que frenar, a pesar de que mantenga falsamente el pie en el
acelerador. Era difícil poder ganar la batalla con esa asimetría de fuerzas. Un
Estado poderoso siempre tiene las de ganar, aunque nunca se deben olvidar
ciertos hitos históricos que desmienten esa aseveración. A corto plazo, la
cuestión está casi zanjada. No queda otra que unas nuevas elecciones en
Cataluña, bien sea porque la ruptura con la CUP le obligue a Puigdemont, o bien
porque desde Madrid se imponga el 155, y a continuación se proclamen. No veo
otra salida.
El Govern
ha sido requerido por el gobierno central para que aclare si ha declarado la
DUI. En caso de que diga que sí o que evite contestar, el gobierno tiene
previsto aplicar el 155. En caso de que diga que no, la CUP romperá con Junts
pel Sí.
Todo menos
el dialogo. Y no dirán que no se les ha ofrecido por parte de los
independentistas. Pero Rajoy, ayudado por su monaguillo Rivera –hoy más duro y
más falangista que nunca--, no quiere dialogar, no ha querido nunca. Se ha
visto en la obligación de aceptar sentarse en una mesa por el PSOE, pero estoy
convencido de que es un paripé, con el fin de aparentar lo que nunca han sido:
dialogantes.
Se pierde
una oportunidad de oro. No se pueden hacer desaparecer los valores de una parte
importante de catalanes, a la fuerza. Podrán actuar rotundamente, pero millones
de catalanes seguirán sintiéndose independentistas. No cabe otra solución que sentarse
para hablar, sin prejuicios ni barreras. De no ser así, se podrá aplastar la
rebelión con la fuerza de las instituciones, de las leyes del Estado, de las
fuerzas de orden, pero no se podrá convencer a nadie.
Hoy, justo
hoy, 12 de octubre, hace 81 años que Unamuno dijo aquello de ‘venceréis, pero
no convenceréis’. Se lo dijo a Millán Astrain, como contestación a su ‘Viva la
muerte’. Y hoy la historia se vuelve a repetir. El PP, con su filial C’s,
pretende vencer a toda costa, sin ni tan siquiera tratar de convencer. ¿Para
qué? Una vez vencidos serán sometidos, deben pensar. ¡Craso error! Los valores
y las cuestiones de conciencia no se pueden hacer desaparecer, se pueden tapar,
se pueden acallar por la fuerza, pero ahí quedan. Sólo una dictadura puede
mantener, por la fuerza y con presión –qué bien lo sabemos algunos--, ocultos
esos valores, que permanecen indemnes a la espera de un resurgimiento en otro
momento.
El Partido
Popular sólo dialogará a la fuerza, lamentablemente. No hay nada más que
escuchar a Rajoy, empecinado en el cumplimiento de la ley –podría aquí citar
una retahíla de casos donde se la ha saltado impunemente— y a sus muchachos:
Rafa Hernando el insultador, el canalla de Pablo Casado –un personaje que está
en las quinielas para sustituir a Rajoy o para ser alcaldable de Madrid y que
ha comparado el fin que tuvo Companys (fusilamiento) con lo que le puede pasar
a Puigdemont--, o el propio Rivera, al que se le ha visto el yugo y las flechas
en sus intervenciones. Y esa fuerza sólo puede venir de la oposición, el PSOE
no ha estado a la altura dando su consentimiento a un Rajoy cuyo afán de
victoria le ciega y le impide el verdadero diálogo. Ciudadanos es un caso
aparte, se ha situado a la derecha del PP en su afán de acabar aniquilando a
los independentistas. Sólo Unidos Podemos con un PSOE fuera de la triple
alianza podrían obligar a Rajoy a un diálogo veraz.
No quisiera
acabar sin hacer notar cuál ha sido, a mi modo de ver, el acelerante más
importante que ha jugado a favor del gobierno español: El hecho de que empresas
como CaixaBank, Abertis, Planeta, Colonial, Gas Natural y unas cuantas más
hayan trasladado su sede social fuera de Cataluña ha sido definitivo. Sin
menospreciar la fuerza del Estado central, estoy seguro de que el procès
hubiera continuado si estas empresas hubieran decidido quedarse en una
hipotética Cataluña independiente. ¡Poderoso caballero es Don dinero!
Hoy más que
nunca se entiende el ¡a por ellos! desde las posiciones conservadoras y más reaccionarias. Y se
equivocan. O buscan dialogando la fórmula para encontrar salida con un
referéndum pactado o el problema se irá enquistando y, aunque parezca que se ha
ganado este primer asalto, el combate seguirá en pie. ¡Al tiempo!
Salud y
República
1 comentario:
Si no fuera porque es muy triste lo que ocurre, es como para mear y no echar gota, que Rajoy tenga que preguntar al tío ese si ha declarado o no la independencia despues de toda la pretendida solemnidad para su declaración y que el president saliera con esas por la puerta de atrás, me parece de Gila, por darle importancia, que mas bien parece de gilipollas, y como diría aquel insigne que alquilaba aviones chatarra, manda cojones... :(
Salud
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