Mañana se
celebran elecciones en el Reino Unido. La presidenta del gobierno, Theresa May,
con la excusa del Brexit, convocó con un adelanto de tres años las elecciones
generales del Reino Unido. La verdadera razón era que el partido conservador
sacaba al partido laborista 18 puntos en los sondeos.
Hoy, la
diferencia ha pasado de los dieciocho puntos de abril a menos de dos. El
partido laborista, liderado por Jeremy Corbyn, amenaza a Theresa May quién
asustada por esos sondeos ha decidido tomar acción y, después del atentado de
hace cuatro días, viendo el daño que le podría producir este hecho en las
elecciones, ha prometido tomar medidas contundentes contra el terrorismo. Y ha
soltado un “basta ya”, como si hasta ahora no se hubiera hecho lo suficiente
para prevenirlo e impedirlo.
En unas
declaraciones incendiarias ha llegado a decir que si hay que disparar, se
disparará, y que si los derechos humanos interfirieran en las medidas punitivas
contra los potenciales terroristas, habría que cambiar las leyes. Un ejemplo
claro de una “demócrata ejemplar!.
Lo que
ocurre es que la Sra. May debe haber olvidado que ha sido ministra del Interior
durante siete años, en los que, gracias a los recortes impuestos ha disminuido
los recursos humanos --en casi 20.000 el número de policías-- y económicos,
disponibles para la lucha antiterrorista.
El líder
laborista Corbyn, apoyándose en estos hechos, ha pedido la dimisión de la
presidenta. El exceso de la Sra. May, olvidándose de su responsabilidad al
disminuir claramente las medidas antiterroristas en su periodo de gobierno, ha
sido contestado por otro exceso, puesto que pedir la dimisión a tres días de
unas elecciones generales no es sino un brindis al sol.
No sé si
los atentados han sido pensados para influir en las elecciones, pero lo que
está claro es que han echado leña al fuego electoral y la cosa está que arde.
La Sra. May ha perdido el control y promete ahora más medios para la lucha
antiterrorista –olvidándose de su actuación como ministra del Interior, donde
los disminuyó—aunque sea en contra de los derechos humanos. Y es que tiene el
miedo en el cuerpo al ver cómo se le acerca en las encuestas su adversario, y
se ha visto obligada a reaccionar, con el fin de asegurar su victoria. Lo que
ocurre es que esta reacción puede haberse vuelto en su contra, al recordarle su
pasado ministerial.
A todo
esto, hay que sumar a la Sra. May, la forma negativa en que se está
desarrollando el post-atentado. Hoy, cuatro días después, no se sabe los
nombres de los siete fallecidos, ni de muchos de los heridos. De forma
incomprensible, el tiempo empleado en el reconocimiento de los asesinados es lamentablemente
exagerado, y está llevando a las familias de los desaparecidos a una situación
límite de difícil explicación.
La famosa
policía inglesa, Scotland Yard, está quedando en evidencia. Hoy todavía, no se
sabe qué ha pasado con varios desaparecidos, entre los que hay un español:
Ignacio Echeverría, que tuvo la mala suerte de encontrarse fortuitamente en el
sitio y el momento equivocado. Lo último que recuerdan sus amigos, es que con
su patinete le vieron enfrentarse a los terroristas, y nadie sabe nada más. La
familia sigue esperando angustiada que las autoridades británicas localicen a
Ignacio, pero según parece y no se sabe por qué, tienen que seguir esperando. ¡No
hay prisas! ¡Lamentable!
2 comentarios:
Moraleja: caraduras los hay en todas partes... :(
Salud
Según leí, el español de la patineta y una chica australiana acaban de ser agregados a la lista de victimas fatales. No sé si habrá sido calculado, pero lo cierto es que datos de los terroristas que supuestamente ya se sabían, recién han sido considerados ahora, luego del atentado. Evidentemente algo ha fallado en el sistema de inteligencia.
Un abrazo
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