Ante los momentos cruciales y difíciles en los que nos
encontramos para la formación de un gobierno, ahí tenemos a los de toda la
vida, los amantes del bipartidismo, defendiendo sin rubor un gobierno que
permita jugar a los dos grandes partidos. Y es que deben mucho a ese modelo.
En este país se ha mantenido durante toda la democracia,
hasta las últimas elecciones, un sistema bipartidista de alternancia en el
poder entre PSOE y PP, con la colaboración inestimable de una ley electoral que
permite que un diputado de los grandes partidos venga a costar unos 60.000,
mientras que los de los pequeños partidos con implantación nacional pueden
llegar a costarles diez veces más.
Esta irregularidad democrática que les ha ayudado a detentar
el poder absoluto sin nunca hayan tenido mayoría absoluta de votos, de forma
intermitente, hoy está en peligro. Por eso acuden las viejas huestes a echar
una mano al bipartidismo, esa fórmula a la que tanto deben (pensiones de
jubilación, puertas giratorias, direcciones o consejerías de empresas pública,
etc.).
Los dos grandes popes del bipartidismos, expresidentes
González y Aznar, cuyos egos y beneficios obtenidos les hacen ser incapaces de
mantenerse al margen, vemos que están unidos a pesar de pertenecer a los dos
partidos –falsamente enfrentados— que han gobernado con alternancia este país.
Junto a ellos Corcuera, Bono, Garmendia, Salgado Zaplana, Acebes, Pastor, todos
a una, todo por la patria del bipartidismo.
Tanto tiempo disimulando que estaban enfrentados y vemos
como han jugado a alternarse en el poder para obtener los grandes beneficios
que les ha dado ese bipartidismo, hoy en peligro. Tirios y troyanos se alían
para defenderse de esta nueva gente que (de forma perversa e injustificada dicen
ellos) ha entrado en el Parlamento. La unión hace la fuerza. Viejos peperos y
viejos socialistas se ven amenazados y buscan fórmulas de unión que tapone y
oscurezca a la nueva fuerza progresista, en contra de lo que, según las
encuestas, dicen los españoles.
No les importa, ellos están por encima de los demás, por
encima de todo, por algo han sido los que han mangoneado este país durante
décadas. Se trata de continuar beneficiándose del poder. No interesa un
gobierno progresista, todos sus beneficios al sumidero. Eso no lo pueden
consentir. Tienen que luchar, influir en el Comité del PSOE, ayudar a los
barones rebeldes a que fuercen a Sánchez a apoyar por activa o pasiva al PP,
aunque ello vaya en contra de lo acordado, ¡qué más da!
Y es que Sánchez lo tiene mal, porque además de estas
presiones de la vieja guardia, está la baronía, donde vale todo –con tal de
cargarse a Sánchez-- menos unirse a Podemos. Ahí tienen a Susana Díaz en
Andalucía o a Emiliano García-Page que gobiernan gracias al apoyo pasivo de
Podemos y sin embargo no quieren que su líder nacional pacte con el partido de
Pablo Iglesias, de ninguna manera. No quieren para otros lo que tienen ellos,
¿cómo es posible?
Añadamos a esto las consignas que llegan del exterior, de
entes internacionales, y nos encontramos que la dificultad de Sánchez por
formar un gobierno de progreso con Podemos e IU no sólo viene de su actuación
dubitativa y contradictoria, sino de las fuerzas internas y externas que le
empujan a actuar en sentido contrario.
Unos, la vieja guardia, queriendo conservar los beneficios
que obtuvieron del bipartidismo, otros, los entes internacionales, con deseos
de seguir mandando desde fuera para hacer políticas de ajustes, y los últimos,
la baronía, con ansias de poder y de querer echar a Sánchez. Todos unidos
quieren evitar lo que es relativamente fácil de conseguir, un gobierno de
progreso.
No sería mala idea la
de forzar, como algunas voces socialistas han dicho, un referendo entre los
militantes del PSOE para ver lo que quieren. Esa podría ser la jugada que le
diera a Sánchez los avales que le permitan conseguir lo que los amantes de la
gran coalición y del bipartidismo quieren negarle.
¿Cuándo se dará
cuenta la vieja guardia de que su tiempo ha pasado? ¿Cuándo dejarán de tocar
las narices estos jarrones chinos ya ajados y rotos?
Salud y República
2 comentarios:
Yo se que tengo prejuicios, lo se, pero no lo puedo evitar, tengo familia y amigos venezolanos, de izquierdas, comunistas para mas señas, pero el chavismo, simplemente por ser comunistas y no pertenecer a su partido, se lo ha hecho pasar mal, muy mal, algunos se han tenido que ir para salvar el pellejo, por otro lado estoy muy bien informado de lo que realmente sucede en Venezuela y sinceramente, no creo que los de Podemos traigan progreso, no lo creo sinceramente, no me gustan sus antecedentes, no me gustan sus contradicciones, la forma en que se fueron trasformando para conseguir votos, no no me gustan, no me fío de ellos, no creo lo que dicen, muchas de sus teorias no son realistas, en fin, no me fío ni un pelo,no olvido como se portaron con IU, aunque ahora parece que dan marcha atrás, y por ser consecuente contigo lo digo claramente :)
Salud
¡Vaya vergüenza!, mira que Felipe... al final defender lo mismo que Aznar...
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