Soy militante de Izquierda Unida desde 1987, he tenido cargos de responsabilidad en Rivas, orgánicos e institucionales. Fui concejal y siendo coordinador local en Rivas de esta formación, ganamos por primera vez la alcaldía de la ciudad, allá en 1991.
Pero sobre todo, soy militante de base de Izquierda Unida, lo que no quiere decir que apoye todo lo que esta formación diga, ordene o haga desde las instancias superiores. Hace tiempo que decidí, siempre dentro de Izquierda Unida, quedarme en la trastienda, dejando el peso de la acción de primera fila a otros compañeros.
Dicho lo cual, quisiera hablar de esta formación a la que pertenezco desde hace veintiocho años. Y lo hago después de las elecciones que se han celebrado el pasado 25 de mayo.
Hoy, a pesar de que muchos no lo vean, en mi opinión y en la de muchos militantes, Izquierda Unida lleva un rumbo equivocado e incierto, que de no corregirse, puede acabar en su autodisolución, de hecho, podríamos calificar que ya estamos en la UCI política.
Los resultados de las elecciones últimas, por muchas vueltas que les queramos dar, sólo tienen un calificativo: desastre, salvo alguna excepción honrosa. Y si hablamos de los resultados de Madrid, habría que hablar de hecatombe.
Con una candidata en Madrid ciudad que era ya una perdedora de antemano (recordemos que en las primarias celebradas en diciembre pasado no pasó del 30% de los votos), que no tenía el aval de la dirección federal y que había sido puesta por los que mueven los hilos –Pérez y Cía— en Madrid, se ha alcanzado el 1,71% de los votos, el porcentaje más bajo de la historia, que la deja por detrás de UPyD y muy alejada de entrar en el consistorio.
Y en la Comunidad se consiguió un candidato de prestigio, conocido, como Luis García Montero. Sin embargo, a pesar de ello, no se logró entrar en la Comunidad. Un estrepitoso fracaso que no pudo evitar el candidato.
El tema Bankia, las primarias, la negativa a formar una candidatura popular, la desautorización del Federal y la ruina económica en la que se encuentra IUCM eran suficientes motivos para deshabilitar a esa dirección que nos está llevando a la ruina. Una dirección, que si tuviera vergüenza se habría ido hace tiempo, y ahora con los resultados que se han obtenido, no deberían tardar ni un minuto en largarse. Hemos aguantado ya suficiente. No nos merecemos a estos personajes.
Hoy, se puede afirmar, mirando los resultados, que las alianzas de la izquierda, las candidaturas populares han funcionado mucho mejor que los partidos, y es ahora cuando algunos empiezan a ver lo que muchos veíamos claramente. Lo importante es parar al PP y no mantener siglas y sillones.
El presente y el pasado de Izquierda Unida
Y Cayo Lara, de perfil, como si no fuera con él la cosa, no actuando y dejando que se pudriese IUCM, en manos de gente manchada por Bankia y que había desobedecido los mandatos de la dirección federal de eliminar a los responsables directos, como Ángel Pérez y Gregorio Gordo, que todavía hoy son los que parten el bacalao en IUCM, junto a personajes como Carlos Paino, que obtuvo dietas de Caja Madrid o de Libertad Martínez que mandaba abrazos de consuelo a su amigo, el corrupto Moral Santín, cuando ya se había descubierto el pastel.
Se cargaron a Mauricio Valiente y a Tania Sánchez, los ganadores de las primarias, el acto más democrático que ha realizado IUCM –eso sí, forzada por los militantes y poniendo dos urnas para intentar hacer ver que los militantes les votaban a ellos, lo que no consiguieron--, así como a otros compañeros a los que arrinconaron y les obligaron a abandonar IU, por defender candidaturas de unidad popular en diversas localidades. Una vergüenza a la que Cayo Lara hizo caso omiso y, como suele hacer Rajoy, dejó pasar el tiempo y que se pudriera lo que todavía podía salvarse.
Todo esto hace que hoy, si no se corrige el rumbo, nuestro activo más importante: Alberto Garzón –es lo que quieren algunos— pueda acabar como tantos otros, harto, desarmado y rendido ante tanta podredumbre.
Y ahora sale Cayo Lara diciendo que hay que unirse, que hay que hablar con Podemos para formar una candidatura unitaria. ¡A buenas horas mangas verdes! Llega tarde, muy tarde --habrá que recordar cuáles eran sus ideas y sus palabras antes de estas elecciones--. Pues bien, eso es lo que muchos hemos dicho hace tiempo, hoy aunque la guerra no está perdida, se ha perdido una batalla importantísima. Hay que cambiar el rumbo y desde luego, eso no lo puede hacer Cayo Lara que debe responsabilizarse de los resultados que hemos obtenido y dejarlo en manos de otros, del grupo que siempre ha defendido las candidaturas de Unidad Popular, comandado por nuestro candidato a las próximas generales: Alberto Garzón.
Cayo Lara un hombre trabajador y honesto no ha dado la talla y su posición ha perjudicado enormemente a Izquierda Unida, sobre todo en Madrid, donde ha jugado, incluso, a lo contrario que decía su presidencia federal, por ejemplo apoyando a Raquel López, algo que habían desestimado antes, sus compañeros de la dirección. Ha llegado el momento del cambio, ni un minuto más. Llegamos tarde.
Gracias o no por los servicios prestados, pero son tiempos de otros dirigentes, de los que de verdad crean en la Unidad Popular y sepan que lo importante no es mantener por encima de todo las siglas, sino una unión que sea capaz de cambiar las políticas ultraliberales que tanto daño han hecho a este país. Si jugamos a mantener siglas y sillones, lo haremos desde el anfiteatro, porque los ciudadanos nos negarán entrar en el escenario.
Salud y República