Sres. Diputados: ¡A jugar!

La mayoría absoluta es lo que tiene. Da tiempo para que los diputados que pertenecen a los grupos mayoritarios jueguen con los juguetitos --pagados por el contribuyente, mientras que sus gobiernos, deciden cuestiones menores, por ejemplo: la privatización de la Sanidad Pública.

Y es que cuando el diablo no tiene qué hacer –se lo hace todo su gobierno—, mata moscas con el rabo. Así ha ocurrido con dos diputados peperos de la C.A.M. que se ve que se aburrían, mientras su gobierno hacía entrega del regalito de Papa Noel a Capio: la Sanidad madrileña. Ellos --disgustados los pobres y para no pensar en lo que significa para los ciudadanos-- han decidido jugar con su iphone y su ipad (pagados por el contribuyente) para no aburrirse. Está claro que las mayorías absolutas “dan mucho juego”, para sus componentes.

Se puede generalizar con los diputados peperos, porque todavía recuerdo cuando hace años a Colomán Trabado y otros dos diputados –durante otro pleno importante de la Asamblea de Madrid--, jugaban con el ordenador, viendo una página porno.

Y hay más, en el Congreso de los Diputados tampoco es que trabajen mucho los peperos. A las pruebas me remito. Los diputados del PP han presentado nueve preguntas al gobierno (es verdad que los partidos que apoyan al gobierno preguntan menos, pero esto es un récord) y hay unos cuántos diputados populares que no han tenido ni una sola intervención y ninguna pregunta por escrito. Se les conoce su letra por la firma de sus nóminas.

Como quiera que lo único que hacen algunos parlamentarios es levantar el brazo o apretar el botón pertinente en favor de lo que su gobierno plantea, pasando desapercibidos por su inactividad durante la legislatura, propongo que les compremos unas pesas o vayan a clase de piano, de forma que ejerciten los brazos o agilicen los dedos, y que se queden en casa. Nos ahorraríamos su sueldo y nos evitaríamos tener políticos vagazos que sólo van al parlamento a decir sí bwana, o a jugar al Apalabrados.

Ya está bien la broma. Estos peperos nos recortan, nos quitan derechos, nos vacían el Estado del Bienestar, y nos mean encima y se ríen en nuestra cara. Llenan los escaños de vagos cuya única misión es decir sí a su gobierno. No dan un palo al agua y van al parlamento a pasar el rato y a jugar.

Alguna dice “que se joda a los parados”, otra dice que los parados se compran teles de plasma, otros llaman vagos a los parados o a los funcionarios. Y hay quien, mientras se vende la Sanidad Pública a entidades privadas, lo celebra jugando.

A pesar de que su partido ha mostrado su rechazo públicamente a lo que han hecho estos dos comepanes, ya verán como no les pasa nada, como seguirán en su sitio, si dar un palo al agua. Es lo que tiene pertenecer a una casta singular, que vive en una burbuja retirada del mundanal ruïdo, a la que le importa un pito lo que ocurre en la calle –salvo en la calle Génova—, porque allí están “los otros”.

Salud y República